A lo 'El Padrino'
Entre amenazas, filtraciones y 'cabezas de caballo', Ábalos construye su propia estrategia de defensa
El contexto Durante meses, el exministro ha lanzado advertencias públicas, filtrado mensajes de WhatsApp con Pedro Sánchez y apuntado a Cerdán y al Puerto de Valencia, demostrando que, aunque teme la cárcel, sabe mover ficha y usar sus amenazas como escudo.

Este jueves, José Luis Ábalos se sienta ante el Tribunal Supremo, y lo hace con miedo. Sí, miedo a entrar en prisión. Lo ha confesado sin rodeos en una breve charla con la prensa: "Pues como todo lo afronto", ha respondido al ser preguntado sobre la vistilla, y cuando le han insistido sobre su temor a la cárcel, Ábalos ha admitido: "Sí".
Ese miedo no le ha impedido mover ficha. Justo un día antes de que el Supremo decida su posible ingreso en prisión, Ábalos ha reconocido en su cuenta de 'X' que sí existió la reunión entre el presidente, Santos Cerdán y Arnaldo Otegui para "negociar la moción de censura contra Rajoy", según le contaron "fuentes presenciales". Lo ha hecho con la misma naturalidad con la que en otras ocasiones ha lanzado advertencias veladas al PSOE.
Porque Ábalos no se limita a palabras: ha desplegado un armamento simbólico al estilo 'El Padrino', con cabezas de caballo, filtraciones y amenazas. El día que se despidió del grupo socialista, en una comparecencia en el Congreso donde contó que estaba solo, sin coche, ni secretaria, dejó entrever la primera de sus advertencias.
Una semana después amenazó con denunciar a Santos Cerdán por haber difundido datos de su expediente de expulsión y más tarde cuestionó a Óscar Puente por encargar una auditoría sobre su gestión. Hace apenas unos días, volvió a la carga pidiendo explicaciones por presuntos "amaños" y dietas irregulares en el Puerto de Valencia. Incluso lo dejó claro en un tuit: "He registrado dos preguntas escritas al Gobierno: una sobre presuntas irregularidades en el entorno de la Autoridad Portuaria de Valencia".
Este patrón de advertencias y filtraciones no es nuevo. A principios de año, Ábalos se presentó como "el cortafuegos del PSOE", avisando de que su caso acabaría saliendo a la luz. Poco después aparecieron en medios mensajes de WhatsApp con Pedro Sánchez, autorizados por él, para demostrar que mantenía contacto directo con el presidente. En entrevistas posteriores aseguró incluso tener conversaciones guardadas desde 2016, listo para usarlas si hacía falta.
Y no está solo. Koldo García, exasesor de él, ha utilizado el mismo método de filtrar fotos, audios y mensajes como advertencia. Hace menos de un mes, Pedro Sánchez lo mencionaba en la comisión de investigación, señalando cómo estas filtraciones aparecían en los medios justo al día siguiente de sus declaraciones. En particular, se difundieron fotos de Koldo con Sánchez, tomadas de su álbum personal, un día antes de que empezara a actuar públicamente contra Ábalos.
Hoy, Ábalos, Koldo y Cerdán forman un trío que combina filtraciones, advertencias y simbolismo, dejando entrever una amenaza velada al PSOE. Algunos incluso apuntan a la "carpeta roja" que Cerdán llevaba consigo tras salir de prisión como prueba de esta estrategia.
Mañana, la vistilla en el Supremo podría cambiarlo todo, pero mientras tanto, Ábalos sigue mostrando su mezcla de confesiones, advertencias y símbolos: miedo a la cárcel, sí… pero sin miedo a mover ficha.
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