Cero empatía, crisis sanitaria
De negar los errores a culpar a las víctimas: así gestiona Andalucía una crisis sanitaria con total falta de tacto
¿Por qué es importante? Las mujeres afectadas por los cribados de mama ven cómo desaparecen sus mamografías, cambian sus resultados y se retrasan diagnósticos de cáncer mientras el consejero de Sanidad, en vez de actuar o disculparse, las culpa de exagerar y protege la imagen de la Junta.

"Quien va a tener que dar explicaciones de la desaparición van a ser quienes denunciaban". Con esa frase, el consejero de Sanidad andaluz, Antonio Sanz, ha resumido en apenas una línea lo que lleva días demostrando con hechos: una absoluta falta de tacto ante una crisis sanitaria que tiene nombre, apellidos y diagnósticos de cáncer detrás.
Las mujeres afectadas por los fallos en los cribados de mama en Andalucía se han encontrado con lo que ya califican como "el primer fallo informático de la historia que cambia un diagnóstico de cáncer". Y no es una metáfora. En las últimas horas, algunas han visto cómo sus mamografías desaparecían del sistema, los nombres de los radiólogos dejaban de aparecer o incluso cómo sus resultados pasaban de "inconcluyente" a "posiblemente benigno".
Y mientras todo eso ocurría, el consejero negaba cualquier borrado de pruebas y aseguraba que todo se debía a una simple caída del sistema, "como la que tuvo Amazon este lunes".
De negar los hechos a culpar a las víctimas
El problema no es solo el fallo informático. Es cómo lo han gestionado. Porque, cuando lo más humano habría sido empatizar, pedir disculpas y ponerse del lado de las afectadas, Sanz ha decidido ponerse enfrente. Primero las tachó de mentirosas. Después, de alarmistas. Y cuando ya no pudo negar los fallos, siguió atacando: "lanzan infundios", dijo, o "intentan desprestigiar al SAS"por acudir a la Fiscalía.
No es la primera vez que ocurre. Hace año y medio, las mismas mujeres se reunieron con la entonces consejera de Salud, Rocío Hernández Cobo, para advertir de retrasos y fallos en los cribados. Les dieron largas. Cuando lo denunciaron públicamente, la Junta habló de "manipulación" y de "cuatro casos aislados". Hasta que ya no pudieron sostenerlo: eran más de 2.000 afectadas. Rocío Hernández acabó cesada. Pero el tono, el desprecio y la falta de empatía no han cambiado.
"¿Qué pretende, una fotito?"
Las asociaciones de pacientes están cansadas. Muy cansadas.La presidenta de Amama, Claverol, lo resume sin rodeos: "¿Qué pretende? ¿Qué vayamos otra vez a que se rían de nosotras? ¿Qué sigamos exponiendo a las mujeres al dolor que tienen? ¿Pero qué pretende, una fotito?"
Las afectadas no quieren reunirse con el consejero "hasta que haga algo de verdad". "¿Cómo me voy a sentar con alguien que no ha hecho nada todavía?", se pregunta Claverol. "¿Cómo pueden dormir por la noche sabiendo que hay mujeres con cáncer avanzado y muertes constatadas?".
Y lanza otra frase que retrata el hartazgo: "Hay un reloj que sigue diciendo 'tic-tac', 'tic-tac', y aún no has hecho ninguna prueba".
Cuatro consejeros, cero tacto
En los últimos siete años, la Consejería de Sanidad andaluza ha tenido cuatro responsables distintos. Cuatro intentos de arreglar un sistema que, lejos de mejorar, se atasca en los mismos errores.
Porque si algo ha demostrado esta crisis es que la tecnología puede fallar, pero la falta de humanidad no tiene arreglo fácil. Las mujeres afectadas no solo han perdido tiempo y confianza en el sistema: también han tenido que escuchar cómo los responsables de ese sistema ponían en duda su palabra y su dolor.
Y, al final, la pregunta no es cuántos informes se borraron. La pregunta es cómo puede seguir borrándose el tacto, una y otra vez, de la gestión sanitaria andaluza.
*Sigue a laSexta en Google. Toda la actualidad y el mejor contenido aquí.