Isabel Preysler

Editorial: Espasa

Año de publicación original: 2025

Este libro quiere ser una declaración de guerra contra rumores, medias verdades y cotilleos. Isabel Preysler, la mujer que durante medio siglo ha vivido entre alfombras rojas y revistas del corazón toma la palabra para decir "ahora me toca a mí".

El libro recorre su vida desde la infancia en Filipinas hasta el actual trono mediático que ocupa casi por inercia

Y lo hace con la serenidad de quien sabe que ya nada puede dañarla y, al mismo tiempo, con la teatralidad de quien entiende que en su vida el escenario nunca se apaga. Mi verdadera historia no es tanto una confesión como una traca final: la puesta en escena de su propio mito, dirigida por ella misma.

De Filipinas a Vargas Llosa

El libro recorre su vida desde la infancia en Filipinas hasta el actual trono mediático que ocupa casi por inercia. Están los romances célebres —Julio Iglesias, Carlos Falcó, Miguel Boyer, Mario Vargas Llosa—, las mansiones, los retratos familiares, las fiestas a las que todo el mundo hubiese querido ir... Preysler promete por fin contar la verdad.

Una verdad que se carga de anécdotas y pasajes de su vida. Como por ejemplo, cuando se enteró de que iba a ser madre de su primer hijo. Todavía no se había casado con Julio Iglesias y claro, en aquella época, lo de 'casarse de penalti' estaba fatal visto. Así que lo llevó en secreto con el cantante y con una mujer de confianza que fue la que puso su nombre en las analíticas para que no se supiera que la que estaba embarazada era la Preysler. También les tocó adelantar la boda para acallar cualquier especulación. Una boda en la que, como ella misma confiesa, fue "la novia que más lloró" porque nada salió como había planeado.

Este libro contiene un capítulo dedicado en exclusiva a la nariz de Isabel Preysler

Y por si pensáis que no quiere mojarse en detalles comentados por todo el mundo, este libro contiene un capítulo dedicado en exclusiva a su nariz. Sí. No se esconde. Ha pasado por el quirófano tantas veces para intentar dejarla como a ella le gustaría que han tenido que usar cartílago de sus orejas y hasta el hueso de una costilla para reconstruirla.

Todo empezó cuando de pequeña la operaron de las amígdalas. Le dejaron la nariz en un estado que nunca le gustó. Luego sus hijos se la rompieron jugando hace años. A pesar de haberlo intentado todo, nunca pudo devolverla a su estado original. La propia Preysler reconoce en este libro que "se ha rendido" con su nariz. Ya le da igual.

En mi verdadera historia, Isabel Preysler se presenta como una mujer consciente de su condición de icono y, a la vez, un poco prisionera de su reflejo. Su estilo es el de alguien que no escribe. Es alguien que dicta, que recuerda, que posa. Hay frases que parecen, directamente, el titular de una revista del corazón, otras que respiran sinceridad, y muchas que mezclan ambas cosas en una especie de confesión iluminada por los focos de una alfombra roja.

No se puede negar que lo que aquí se nos cuenta tiene gancho. Esa mezcla de elegancia natural y cierta ironía no consciente, convierte cada página en una escena perfectamente encuadrada de la que no se puede apartar la vista.

¿Personaje o persona?

El problema —por llamarlo de alguna forma— es que el intento por desmentir todos esos clichés que se han ido montando alrededor de la figura de la Presyler los acaba confirmando. Quiere mostrarse frágil, pero el control que ejerce sobre sus memorias es total. Quiere hablar del amor, pero siempre desde el decorado que ha montado.

El problema es que el intento por desmentir todos esos clichés los acaba confirmando

Quiere ser una mujer moderna pero se describe según los códigos de la vieja feminidad: discreta, abnegada, divina.

Hay pasajes interesantes, sobre todo cuando asoma el contraste entre la mujer privada y el icono público. Ella misma reconoce, entre líneas, lo caro que se paga la perfección, lo cansado que es sostenerla cada día. Esos momentos valen oro porque rompen, aunque sea por unos instantes, la coraza del personaje.

Una vitrina liberadora

El libro se lee con la facilidad de una conversación larga y educada con unos conocidos durante una sobremesa. Es entretenida, a ratos brillante, a ratos cómplice, a ratos impostada. Preysler demuestra que tiene instinto narrativo y que entiende perfectamente el poder que atesora: el poder del mito.

Preysler demuestra que tiene instinto narrativo y que entiende perfectamente el poder del mito

Quizá por eso no se atreve del todo a desarmar ese poder. Hay algo fascinante en verla tomar la palabra. Porque aunque el relato sea más vitrina que confesión, es su vitrina. Y eso, en una vida tan narrada por otros, ya es en sí misma una forma de liberación.

Mi verdadera historia no revelará secretos incendiarios ni derribará estatuas, pero ofrece un relato nítido de una mujer que entendió mejor que nadie que en España el silencio también puede ser una estrategia de poder.

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