"Una idea interesante"

Donald Trump, Vladímir Putin y un túnel submarino: la estrategia rusa para acercar posturas y hacer negocios

Los detalles Se trata de un túnel submarino de 112 km entre Rusia y Estados Unidos para mover materias primas en tren. Y lo más curioso: entrarías un jueves en Rusia y saldrías casi al mismo momento… ¡pero miércoles!

Donald Trump, Vladímir Putin y un túnel submarino: la estrategia rusa para acercar posturas y hacer negocios

Puede sonar a ciencia ficción, pero la idea está sobre la mesa: un túnel submarino que uniría Alaska y Chukotka, conectando Estados Unidos con Rusia de manera directa. La propuesta ya tiene nombre informal: el túnel Putin-Trump. Y no, no es una broma.

Todo empezó con la diplomacia. La Unión Europea, inspirada en el plan de paz de Donald Trump en Gaza, ha elaborado un plan de 12 puntos para negociar la paz en Ucrania, y la supervisión recaería en… sí, Trump. La buena relación actual entre Putin y Trump ha servido de trampolín para soñar con proyectos que antes parecían imposibles.

El túnel sería submarino, de 112 kilómetros, y funcionaría como vía ferroviaria para intercambiar materias primas entre ambos países. No es una idea nueva: en los años 60, Kennedy y Kruschev ya la valoraron, e incluso pensaron en ponerle sus nombres.

Entonces, ¿por qué se reactiva ahora un proyecto de hace 60 años? La respuesta es doble. Primero, Rusia busca crear un clima positivo de cara a una posible reunión entre Putin y Trump, mostrando proyectos conjuntos que generen confianza. Segundo, fortalecer la relación económica con Trump —acuerdos sobre tierras raras, exploración espacial, negocios inmobiliarios e incluso un partido de hockey conjunto— ayuda a que el expresidente tenga intereses en común con Moscú, reduciendo la posibilidad de que apoye armamento a Ucrania.

El otro gran protagonista es Elon Musk. Sus tuneladoras autónomas podrían hacer posible el proyecto sin necesidad de trabajadores humanos dentro del túnel, reduciendo el presupuesto a unos 8.000 millones de dólares, ocho veces menos que con métodos tradicionales.

Si se construye, sería histórico: uniría dos continentes por primera vez por vía subterránea. Además, los curiosos efectos del meridiano de cambio de día harían que quien entre en el túnel por Rusia un jueves, salga en Alaska y sea casi la misma hora… pero del miércoles.

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