En papel y en pasillos
Las dos realidades de la gestión privada de los cinco hospitales públicos: el modelo que Ayuso vende y que nadie entiende
Los detalles La Comunidad de Madrid presume de bajar las listas de espera y vender el modelo como un éxito, pero el Ministerio alerta de más de un millón de personas pendientes, y pacientes, sindicatos y médicos denuncian precariedad, sobrecostes y decisiones pensadas más para "hacer caja" que para cuidar.

"Ha sido un muy buen año hasta la fecha", decía el ya ex CEO de Ribera Salud hace apenas unos días. Hablaba de mercado, inversiones y análisis de riesgos… pero ni una palabra de pacientes, enfermos o cuidados. Y lo hacía solo cinco días después de pedir que alargasen las listas de espera en el Hospital de Torrejónpara "hacer caja".
Hoy, desde la empresa dicen que el directivo ha pedido desvincularse del hospital de Torrejón. Pero sigue siendo el consejero delegado y director financiero de un grupo que gestiona 16 hospitales, 14 centros de atención primaria y 60 clínicas. Y no es un detalle menor: hace apenas unos días se supo que cuatro directivos fueron despedidos por oponerse a sus directrices.
Mientras tanto, Isabel Díaz Ayuso ha hecho 'mutis' por el foro en la Asamblea de Madrid: llegó, escuchó a su consejera de Sanidad y se marchó sin participar en el debate sobre el escándalo de Torrejón. La Comunidad asegura que han ido al hospital y no han detectado incumplimientos. Pero pacientes, sindicatos, médicos y la oposición cuentan otra cosa.
Un modelo, dos versiones
El modelo de gestión privada en Madrid tiene dos caras muy diferentes. Para la Comunidad, es un ejemplo de eficiencia: según la consejera de Economía, desde que llegó Ayuso, las listas de espera habrían bajado de 59 a 49 días, las más bajas de toda España.
Pero según el Ministerio de Sanidad, el número de personas en listas de espera se ha duplicado, con más de un millón de madrileños esperando atención. La ministra ha pedido por carta a Ayuso investigar a fondo este modelo, que también incluye al grupo Quirón.
Consecuencias para pacientes y trabajadores
Los sindicatos advierten que los indicadores que usa la Comunidad no reflejan la realidad: listas quirúrgicas, consultas y llamadas del call center son baremos demasiado laxos para evaluar si un hospital funciona bien o mal. Además, denuncian contratos precarios y renuncias forzadas.
La oposición critica que este sistema convierte a los pacientes en "clientes rentables o no rentables", y lejos de aumentar la eficiencia, genera sobrecostes millonarios. Según la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, Ribera Salud se queja de no ganar suficiente, mientras Ayuso paga a Quirón el doble de lo presupuestado, porque "nunca es suficiente para estos vampiros de la salud".
Incluso Vox discrepa sobre la reducción de listas de espera y calcula que han aumentado un 64%, aunque culpan de ello a los migrantes, siguiendo su narrativa habitual.
El modelo madrileño de hospitales públicos gestionados por empresas privadas tiene dos versiones: la oficial, que presume de eficiencia y listas de espera bajas; y la real, denunciada por pacientes, sindicatos y oposición, con riesgos para los usuarios, precariedad laboral y sobrecostes para la sanidad pública.
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