Escándalo sanitario

De la "elasticidad" a los "cápita" y "no cápita": el lenguaje del CEO de Ribera para maximizar los beneficios en el hospital de Torrejón

¿Qué ha pasado? El ya ex gestor del centro sanitario pedía alargar las listas de espera para lograr así un mayor dinero, poniendo dicho asunto por encima de la salud.

Pablo Gallart
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"Elasticidad". Esa es la palabra clave de las frases expresadas por Pablo Gallart. De las que le han llevado a apartarse de la gestión del hospital de Torrejón de Ardoz después de que se haya conocido que el CEO del grupo Ribera Salud pedía alargar intencionadamente las listas de espera de los pacientes para ganar más dinero. Para obtener un mayor beneficio económico. Para aplicar lo que el propio Gallart pedía a sus trabajadores.

Porque la prioridad, según se sonsaca de sus audios, era la de aumentar sus beneficios. Era poner dicho asunto por encima de la salud. "Todos sabéis que la elasticidad de la cuenta de resultados a la lista de espera es directa", se escucha decir al CEO del grupo.

Y 'elasticidad' es, básicamente, ser elásticos. Ser flexibles para aumentar las listas de espera para así ganar más dinero.

Gallart, en ese sentido, distingue a dos tipos de paciente para hospitales privatizados. A los primeros los llama "cápita", y son a los que asignan por territorio y a los que se les cobra un dinero fijo vayan o no al hospital. Los segundos son los "no cápita", y llegan a través de la libre elección de centro. Cuanto más pacientes de este tipo atienden más beneficios generan.

¿Qué pedía Gallart? Alargar la lista de espera de los primeros. "Seguro que sois capaces de identificar qué procesos no son contributivos. Te hablo de cápita", se le escucha decir en los mensajes.

Todo, con la complicidad del Gobierno de Ayuso. Con una sin la que no sería posible lo que el grupo Ribera Salud ha aplicado en Torrejón. Entienden que "el modelo de la Comunidad de Madrid permite esa lógica", explica Rafael Bengoa, experto y asesor en salud pública. Una lógica que una que en Galicia llevan años denunciando.

En la Generalitat Valenciana, por su parte, afirman que hay mecanismos de control y hablan de "vigilancia constante y permanente", cuenta Miguel Barranchina, consejero de Agricultura, pero en el PSOE y en Compromís han exigido revertir los contratos en vigor con el grupo Ribera.

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