Solo apto para unos pocos
Equipo de Investigación destapa el negocio que promete la inmortalidad, en el que se invierten miles de euros buscando la eterna juventud
Los detalles Hablamos con varios biohackers, cuyas vidas giran en torno a la búsqueda de la eterna juventud y a alagar la vida. Sin embargo, un investigador alerta sobre los métodos que promocionan y con los que hacen caja.

Resumen IA supervisado
Fran Cuesta, un biohacker conocido como 'Longevihacker', busca alargar su vida a través de prácticas diarias y un enfoque en la reprogramación corporal. Su rutina incluye beber agua con sal del Himalaya, aplicar agua ácida en el rostro y saltar en ayunas. Además, alterna entre calor y frío extremo y consume zumo de apio o café Bulletproof. Cuesta, quien antes pesaba 100 kilos, ha invertido más de 10.000 euros en su búsqueda de la eterna juventud, convirtiendo su método en un negocio seguido por 200.000 personas. Sin embargo, expertos como Salvador Macip cuestionan estas prácticas, argumentando que la ciencia requiere rigurosos experimentos para validar tales afirmaciones. El biohacking se expande en España, con figuras como Josep María Mainat y Marcos Llorente invirtiendo en longevidad. El doctor Hernández Poveda ofrece tratamientos personalizados en su clínica de Palma, prometiendo décadas adicionales de vida por un precio medio de 5.000 euros, aunque sin evidencia comprobada de éxito.
* Resumen supervisado por periodistas.
Equipo de Investigación habla con Fran Cuesta, un biohacker cuyo cuerpo es un laboratorio y que tiene como objetivo arañar años de vida. El hombre cuenta que su rutina cada mañana pasa por beberse "un vaso de agua con sal del Himalaya para recuperar los electrolitos" que ha "perdido a lo largo de la noche". Además, se moja "la cara con agua ácida para que la piel se suavice", y da 100 saltos en ayunas, ya que, según dice, "activan el sistema linfático".
Cuesta también repite el mismo ritual tres veces por semana, en el que pasa del calor extremo al frío helado, y cada mañana, dos horas después de levantase, se toma "un zumo de apio o un café Bulletproof, que acelera el metabolismo". Todo está pensado para depurar, activar y alargar la vida y su cocina, tal y como se puede ver en el vídeo que hay bajo estas líneas, está llena de suplementos.

Fran es lo que se conoce como biohacker, alguien que intenta reprogramar su cuerpo. El hombre llegó a pesar 100 kilos, fumaba y bebía, pero cambió su vida para buscar la eterna juventud, algo en lo que ha invertido más de 10.000 euros. De esta forma, lo que empezó como una rutina se ha convertido en una forma de vida, y también en un negocio, ya que cerca de 200.000 personas siguen sus consejos en redes sociales, donde se presenta como el 'Longevihacker'. "He creado una metodología de 90 días para frenar el envejecimiento", asegura, tras lo que señala que el precio es de "alrededor de 1.000 euros".
Sin embargo, sus referencias no son médicos, sino gurús, como Bryan Johnson, un multimillonario estadounidense que asegura haber frenado su envejecimiento. Millones de personas siguen al hombre que se autoproclama líder del movimiento 'Don't Die', quien gasta dos millones de dólares al año en vencer al envejecimiento.

Frente a estos biohackers está Salvador Macip, investigador de la Fundació Pasqual Maragall, quien desmonta en Equipo de Investigación las creencias de quienes prometen la inmortalidad y la juventud eterna, como Cuesta o Johnson: "La ciencia no funciona así, sino que requiere años y años de experimentos muy bien diseñados para estar seguro de que el resultado que ves no es una coincidencia".
Pero el movimiento no se detiene. Bryan Johnson ha llegado incluso a crear las 'Olimpiadas de la Longevidad', una competición mundial por tener la edad biológica más baja. Para participar, hay que hacerse, al menos, tres análisis de sangre en dos años, en los que se miden más de 75 parámetros biológicos. Johnson vende esos test por más de 400 euros cada uno. Asimismo, el biohacker ha creado su propia marca, con la que vende merchandising, suplementos y un producto que conocemos muy bien: aceite de oliva virgen extra por casi 30 euros la botella.
El biohacking ya no es solo cosa de Silicon Valley, ya que en España también hay famosos dispuestos a pagar por ganarle tiempo al tiempo. A sus 79 años, el productor de televisión Josep María Mainat ha invertido más de 200.000 euros en un plan personal para vencer al envejecimiento y el futbolista Marcos Llorente también lo intenta todo para alargar su vida.

Lo cierto es que el negocio de la eterna juventud ya opera en España y detrás de él está el doctor Hernández Poveda, un neurocirujano que promete alargar la vida y aplazar la muerte. Hernández Poveda acaba de abrir su clínica de longevidad en Palma y en poco tiempo dice superar el centenar de pacientes. El 90% de ellos no llega a los 60 años y están sanos, pero buscan algo más.
El precio del tratamiento medio ronda los 5.000 euros e incluye un chequeo completo y un plan de longevidad personalizado, con el que promete una década más de vida o quizás dos, aunque nadie ha vivido para comprobarlo.

*Ya puedes ver el programa completo de Equipo de Investigación en Atresplayer.
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