Final agónico de Ferrari en el GP de Austria. Primero, Carlos Sainz abandonaba la carrera después de que su monoplaza ardiera por una rotura de motor. Después, unas vueltas más tarde, Leclerc empezaba a reportar problemas en el pedal de aceleración.

Cuando Ferrari se había quedado con solo un piloto, Leclerc tenía un importante contratiempo con su monoplaza. El pedal de aceleración no volvía correctamente y eso provocaba que no pudiera frenar bien ya que, cuando ocurre eso, el motor se corta. Tampoco podía reducir las marchas.

Leclerc tenía que bajar el ritmo para mantener el coche sobre el circuito y Verstappen, avisado por radio de los problemas del monegasco, intentaba acercarse para arrebatarle la primera posición.

Tan agónico fue el final que, Mattia Binotto, jefe de equipo de Ferrari, no quiso ver el final. "He dejado de ver la carrera en ese momento. No estaba ni siquiera mirando las pantallas, miraba alrededor", ha confesado para 'SkySports F1'.

Cuando le han preguntado sobre qué ha fallado, el jefe no ha sabido responder: "Miramos los datos, pero tenemos que esperar al coche. Debemos encontrar qué era, tal vez un fallo mecánico". En cuanto a los problemas de Sainz, Binotto dice lo mismo, tendrán que "analizar los datos y las piezas".

"Estoy preocupado por la falta de fiabilidad, son dos victorias seguidas y deberíamos disfrutar de que tenemos un coche muy competitivo. Es un campeonato largo y tenemos que trabajar", ha asegurado.