El Gran Premio de Estados Unidos empezó muy mal para Max Verstappen. A pesar de conseguir la pole, Lewis Hamilton salió mejor que el neerlandés y le adelantó en la primera curva. Desde ese instante, el joven piloto de Red Bull y la escudería de las bebidas energéticas comenzaron a carburar un plan para adelantar al británico en boxes.
Varios giros después, 'undercut' de libro y Verstappen se ponía por delante. La misma situación continuaría hasta el final de carrera, momento en el que se vería si Hamilton era capaz de cazar a 'Mad Max' con gomas más nuevas.
A falta de dos vueltas para el final, y con el heptacampeón recortando medio segundo por giro al neerlandés, Verstappen se topó con Mick Schumacher, al que debía doblar.
El hijo de Michael cerró a Max en el primer sector, por lo que desde el muro de Red Bull ya veían a Lewis cazando a su piloto. Sin embargo, Verstappen aprovechó la zona DRS de la recta principal para superar al de Haas y así ganar ese punto de velocidad extra para coger distancia con Hamilton.
Al final, el líder del Mundial se llevó la victoria, pero desde su escudería aún no olvidan lo que se vivió durante las últimas vueltas. "Es muy difícil tener en cuenta en tu estrategia a los doblados. Perdimos mucho tiempo detrás de Yuki Tsunoda y luego Mick Schumacher nos costó bastante en las últimas vueltas. Pensé que eso nos iba a arruinar la victoria, porque entorpeció a Max durante todo el último sector", ha señalado Christian Horner, jefe de la escudería.
"Pero, por suerte, activamos el DRS en la recta de meta, lo que al menos dio a Max un poco de espacio para respirar hasta la primera curva. Pero sí, eso aumentó el estrés en el muro de boxes", ha añadido.
Mick Schumacher, por su parte, se ha defendido de las críticas: "No me podía evaporar. Estaba haciendo mi carrera. Intenté ser rápido y no estar en medio de nadie. Cualquiera se habría comportado de la misma manera".
La FIFA lo hace oficial
Oficial: el Mundial 2030 se disputará en España, Portugal y Marruecos
Triunfa la candidaturaEspaña volverá a organizar un campeonato del mundo de fútbol 48 años después. La FIFA ha ratificado la propuesta, que será la más repartida de la historia con sedes en hasta seis países.