Lewis Hamilton quiso rendirse antes de tiempo en el GP de España. El inglés, acostumbrado a ganar, a ganar y a seguir ganando, vio cómo en la primera vuelta perdía prácticamente todas sus opciones en Montmeló tras un toque con Kevin Magnussen que hizo que tuviera que pasar por boxes por un pinchazo.

Al volver, el de Mercedes lo vio todo imposible. Tan imposible que ni quería seguir corriendo. Tanto fue así que, por radio, dijo muy sutilmente que quería retirarse.

"Chicos, quiero salvar este motor...", expuso por radio a Mercedes. Su equipo le dijo que no, que podían entrar en los puntos. Y menos mal que Lewis no se vino abajo... porque qué razón tenían en su equipo.

El ritmo de su coche, por fin, parece propio de un monoplaza listo para pelear contra los mejores. George Russell, de hecho, llegó a liderar la carrera en España, y mantuvo tras él a Max Verstappen durante bastantes vueltas para volver a poner a Mercedes en el podio con un tercer puesto.

Mientras, desde abajo, Hamilton comenzó a remontar. A ganar posiciones. A exhibir un ritmo imparable incluso para el Ferrari de Carlos Sainz. En ese momento luchó por la cuarta plaza. Por una cuarta plaza que ya era suya.

Sin embargo, problemas en el coche con el tema de la gasolina. Por ello tuvo que aflojar cuando quedaban pocas vueltas, y fue cuando el madrileño de Ferrari le superó.

Pero, por fin, Mercedes tiene un coche para pelear por ganar. Para volver a meterse en la lucha y para, cuidado, lograr la victoria en un Gran Premio.

Su ritmo en España ha sido extraordinario, y qué razón tenían para no dejar que Hamilton se retirase a pesar de que él, como dijo, quería "salvar el motor".