En el vídeo promocional del nuevo libro de Ken Follett podemos ver al escritor de 76 años gateando por la galería de una mina neolítica. Y no es que el autor de Los pilares de la Tierra haya cambiado radicalmente de profesión sino que, para el novelista, cualquier oportunidad es buena para meterse hasta el fondo de las historias que quiere contar.

"Uno de los factores principales de la construcción de Stonehenge es la fascinación"

En El círculo de los días, su nueva novela, viaja hasta el neolítico. Un viaje a la Edad de Piedra con el que remonta a sus protagonistas unos 5.000 años en el pasado para contar de primera mano cómo se construyó uno de los mayores monumentos megalíticos del mundo: Stonehenge.

Sin un porqué ni un cómo

Los arqueólogos no terminan de ponerse de acuerdo ni del cómo se construyó ni para qué servía. "Uno de los factores principales de su construcción es la fascinación", explica Follett.

Para el autor, aquel lugar debía de tener una función religiosa, de punto de encuentro y, quizás incluso, función de calendario. La disposición de sus rocas y los eventos solares y lunares podrían estar relacionados con ese 'para qué' que llevan rumiando varios siglos los historiadores.

Hasta 300 kilómetros tuvieron sus responsables que desplazar sus enormes rocas. Una tarea que resultaría imposible dados los medios de los que disponían los hombres del neolítico. El escritor aprovecha precisamente esa dificultad para presentarnos a los dos protagonistas de su novela.

Dos personajes frente a todo

Joia, una sacerdotisa idealista y con la capacidad de convencimiento como para movilizar y unir a las tribus de la Gran Llanura, y Seft, un ingeniero cuyos conocimientos serán fundamentales a la hora de emprender la obra. La visión de ella se convertirá en el elemento vertebrador de esta historia.

"Tuvo que ser un movimiento social", incide el novelista, y añade: "Para organizar a quienes participasen en la construcción tendría que haber habido un líder, uno carismático además". El galés mezcla la construcción del monumento megalítico con el desarrollo de las primeras rutas comerciales y el advenimiento de la minería de sílex para la elaboración de utensilios.

"Para organizar a quienes participasen en la construcción tendría que haber habido un líder"

Este mineral se convirtió en una moneda de cambio habitual, creando con sus piedras cabezas de herramientas como lanzas, hachas o martillos. Incapaces de alimentarse a través de su extracción, los hombres de la Edad de Piedra tuvieron que comerciar con ellas para intercambiarlas por otros bienes.

El escritor afirma que otra de las hipótesis posibles sobre la vida que atrajo dicho monumento era la de generar mercados y trueque a su alrededor. Como en cualquier proceso de documentación, el escritor se sumerge en investigaciones y entrevistas para poder dar con un suelo fértil y firme desde el que escribir ficción: "Me sorprendió especialmente leer acerca de estas minas, no solemos pensar en este periodo histórico cuando hablamos de minería".

Manosear la historia

A Ken Follett le podríamos atribuir gran parte del ímpetu que la novela histórica ha adquirido desde que publicó sus archiconocidos Los Pilares de la Tierra a finales de la década de los 80. Nueve años antes, la estadounidense Jean M Auel se estrenó con El clan del oso cavernario, una novela ambientada precisamente en la Prehistoria.

"Como escritor tienes que estar en paz con la idea de que todo el mundo te olvidará cuando te mueras"

Desde entonces, el interés por el género ha aumentado exponencialmente, convirtiéndose en uno de los más leídos en nuestro país. Aún así, el autor se muestra preocupado con su propio tiempo y por quienes manejan las palabras que lo definen: "El abuso de las palabras es un síntoma de tiranía", explica en relación al postulado de Trump al Nobel de la Paz.

También se refiere a la hipocresía de quienes tratan de ocultar su historia: "No nos gusta decir cómo muchas grandes familias británicas amasaron sus fortunas gracias a la esclavitud", y añade que quienes lo hacen a menudo son tildados de "antipatrióticos": "No es cierto, solo decimos la verdad".

"No nos gusta decir cómo muchas grandes familias británicas amasaron sus fortunas gracias a la esclavitud"

Aún así, Follett demuestra un estado de ánimo y trabajo a la altura de los mismos retos que se propone. Cuando le preguntamos por su visión de su propia literatura, si se parece a las piedras de Stonehenge que nos seguirán mirando desde el pasado, es mucho más pragmático en su respuesta y dice con una sonrisa: "Como escritor tienes que estar en paz con la idea de que todo el mundo te olvidará cuando te mueras".

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