Charles Leclerc fue el piloto que terminó el GP de Mónaco con mayor nivel de cabreo. El monegasco tomó la salida desde la primera plaza y, en una carrera en la que adelantar es prácticamente imposible salvo que pasen cosas o se cometan errores importantes, terminó fuera del podio.

Sí, fue por un error. No suyo, sino de Ferrari. El equipo sacó un 0 en la estrategia con el monegasco y podría haber sido incluso peor. Porque lo de las 'cabezas pensantes' de la 'Scuderia', en Mónaco, fue para que se estudie.

El primer gran fallo fue tardar mucho. Con Sergio Pérez habiendo puesto gomas intermedias, y volando en las calles del Principado, mandaron a Leclerc a boxes después de que Carlos Sainz les dijera 'no'. De que les dijera que directos a seco sin pasar por los neumáticos verdes.

A Leclerc sí le pararon. Al salir ya estaba por detrás de Carlos, que no había parado, y también de Sergio Pérez, que sí había parado. Lo peor, que Verstappen también le terminó por pasar.

"¡Pero qué coj*** estáis haciendo!"

Luego llegó el momento cabreo. No iba a llover más, lo sabían. Tocó volver a pasar por boxes. Primero fue Sainz, que estaba delante; luego, él.

"¡Pero qué coj*** estáis haciendo!", les gritó por radio cuando ya enfilaba la calle del pit lane.

El motivo, la doble parada de los de rojo. Tuvo que ralentizar el ritmo, y el equipo, ojo, le dijo ya cuando era tarde que se quedase fuera. Ya no podía quedarse fuera, y menos mal.

La bandera roja por el accidente de Mick Schumacher le calmó. O, más bien, le dejó resignado. Al final, por radio, se lo dejó claro a Ferrari.

"No podemos hacer esto"

"Tenemos que hablar. No podemos hacer esto. Tenemos que hablar. La temporada es muy larga, pero...", sentenció.

La distancia con Max Verstappen en la lucha por el Mundial aumenta, y la superioridad de Ferrari en Mónaco quedó en nada por las decisiones desde el box de la 'Scuderia'.