El primer safety car del Gran premio de China marcó por completo el devenir de la carrera. Uno de los que vio más comprometida su prueba fue Fernando Alonso. El asturiano entró a boxes para hacer su segunda para y montar los blandos, viéndose obligado a realizar una nueva parada más adelante.

Antes de este paso por boxes, Alonso estaba por delante de Carlos Sainz y George Russell. Con los blandos trató de alargar lo máximo posible, hasta que acabó parando a falta de algo más de diez vueltas para montar los medios, remontando después hasta la 7ª plaza, quedando justo detrás de Russell y Sainz.

La estrategia no estuvo mal tirada, aunque la decisión del resto de pilotos de montar los duros durante el coche de seguridad e ir hasta el final acabó siendo la correcta. Es por ello por lo que sorprendió ver a Aston Martin montarle los blandos Fernando cuando aún quedaba más de la mitad de carrera por delante.

"No teníamos más neumáticos duros. Teníamos uno blando y otro medio y con 35 vueltas por delante, según nuestros cálculos, no era posible llegar al final. Obviamente, hubo muchas vueltas de coche de seguridad para retirar el Sauber y una vez que entró el coche de seguridad, más vueltas de safety car porque otros chocaron", reveló Alonso.

"Pensamos que probablemente sería mejor usarlo, porque nos quedaba un nuevo blando. Era correr un pequeño riesgo, obviamente. Y luego, cuando llegó el coche de seguridad, o dicho de otro modo, ese período de seguridad prolongado, no se pudo utilizar el blando durante ese tiempo. Y luego, por así decirlo, se trató de limitar daños", admitió Mike Krack, jefe de Aston Martin.

Krack señaló que, sin el coche de seguridad, Fernando podría haber mantenido la 6ª plaza, aunque insistió que no quedaba otra posibilidad: "No hay más estrategia cuando tienes un coche que no es lo suficientemente rápido en carrera. Porque necesitas circunstancias o tener la posición en la pista como en Mónaco. Pero si tienes un circuito donde se puede adelantar y te falta ritmo, es difícil".