Tres mujeres de Cornellà hablan con Jordi Évole en Salvados sobre cómo han sido sus vidas. Una de las vecinas recuerda su matrimonio: "Él protestaba por todo. Cuando me quedé sorda cuando empezaba a protestar me quitaba el sonotone para no oírlo y nuestros hijos se partían de risa".
Aunque puede parecer una anécdota divertida, la mujer confiesa que aunque sea "duro" decirlo, no echa de menos a su marido: "Sí, era buena gente, porque no era malo, pero era muy gruñón. Yo todo lo hacía mal, todo".
"Estaba desde los 16 años enamoradita, pero enamorada de verdad. Hasta que cumplió los 50 y me despreciaba mucho. Si le iba a dar un beso, me empujaba. Sí, todo eso lo he vivido y no se lo he dicho a nadie. Se me quitaron los amores, fue un desengaño muy grande", recuerda.
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Valencia, día uno
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