Jordi Évole ha hablado con el doble campeón olímpico Gervasio Deferr quien, tras conseguir dos oros y una plata olímpicos en tres Juegos Olímpicos consecutivos, cayó en el pozo de las adicciones y la

depresión. Así, el periodista ha entrevistado al deportista para conocer en profundidad su trayectoria vital, que le llevó de la gloria deportiva al abismo.

"Después del gran salto llegó la gran caída" es la frase que puede resumir la historia del gimnasta, quien ha hablado con Jordi Évole de la difícil combinación de una vida diseñada para ganar

competiciones deportivas con una vida personal en la que casi lo pierde todo. Évole ha repasado con él el tortuoso camino que todo deportista olímpico debe atravesar para conseguir brillar unos segundos cada cuatro años en unos Juegos Olímpicos.

Así reaccionó a la plata de Pekín

'Gervi' ha revivido con Jordi Évole los saltos en el potro de los juegos de Sídney 2000 y Atenas 2004, en los que logró el oro, y el ejercicio de suelo en Pekín 2008, que le valió una medalla

de plata. "Os van a doler las manos de tanto aplaudirme", pensó, antes de saltar. Peroya en plena competición, aparecían también los demonios.

La autoexigencia de Deferr era tan grande que, en Atenas, a pesar de haber conseguido una medalla de oro y revalidar su título olímpico, se fue pensando que había fracasado porque falló en el ejercicio de suelo. "Yo sabía que era bueno y no poder demostrarlo me mataba", ha expresado en 'Lo de Évole'. Y bebía.

Confiesa cómo ganó el oro olímpico tras una noche de borrachera

De hecho, el gimnasta ha confesado en 'Lo de Évole' haber competido en aquella final de 2004 después de una noche de borrachera. "No me acuerdo cómo me fui a dormir", ha reconocido. Y ya antes de esos juegos, ha contado que pidió no pasar controles antidoping por miedo a dar positivo por cocaína.

Se sincera sobre su consumo de drogas y alcohol

El positivo por cannabis en 2002 y el rechazo hacía él de todo su entorno que vino después y, sobre todo, el vacío que vio ante él al retirarse en 2011, forman parte también de esa otra cara, la más oscura, de la historia de Deferr. Tras la retirada "no tenía objetivos", lo que le hizo caer en una espiral autodestructiva de drogas y, sobre todo, alcohol, que le llevaron al extremo: "No encontraba la razón de nada; la única manera de parar mi cabeza era bebiendo; sabía que me podía matar e iba de cabeza", ha contado a Évole.

Sin embargo, en 2017 entró en un centro de desintoxicación. "Me dijeron que era politoxicómano", ha recordado. Finalmente, Gervasio logró salir del pozo y se puso a entrenar a chicos y chicas en un gimnasio en el popular barrio de La Mina, en Sant Adriá de Besós, en Barcelona. "Me dan la vida", ha expresado en el programa de laSexta.

Dura experiencia con el coronavirus

Además, Gervasio Deferr ha contado a Évole la dura experiencia que vivió con el coronavirus. Tanto es así que ha recordado cómo "pensaba que no lo superaba" llegado el cuarto día de enfermedad: ""Estuve muy enfermo, pensaba que el cuarto día no lo superaba". Sin embargo, hubo un momento en el que olvidó todo ese sufrimiento: cuando volvió al gimnasio con sus alumnos y alumnas. "He encontrado mi sitio, por la esencia y lo que hacemos", ha afirmado Deferr, que ahora solo quiere disfrutar de los suyos.