El horror que no termina
Bombardeos, hambruna y censura: dos años que muestran lo peor de la guerra en Gaza
Los detalles Este martes 7 de octubre se cumplen dos años de los ataques de Hamás a Israel, y Gaza sigue sufriendo bombardeos, hambre y desplazamiento, mientras hospitales colapsan, periodistas mueren y la comunidad internacional permanece casi indiferente.

Hace exactamente dos años, el 7 de octubre de 2023, el mundo fue testigo de la mayor matanza de judíos desde el Holocausto. Mientras los judíos se preparaban para celebrar el final de Sucot, Hamás lanzó uno de los ataques más brutales contra Israel en décadas, con más de 2.000 cohetes y 5.000 combatientes entrando territorio israelí, asesinando a 1.195 personas y secuestrando a 251. Desde entonces, lo impensable no ha parado.
Hemos visto bombardeos masivos, la mayor campaña de la historia reciente, con Israel disparando contra civiles que pedían comida. Hemos visto matanza indiscriminada, miles de personas asesinadas y quienes sobrevivían obligados a huir de sus casas mientras las masacraban. Hemos visto hambruna provocada deliberadamente, hospitales como objetivos de ataque y un sistema sanitario colapsado donde 700.000 personas dependen de lo mínimo para sobrevivir.
Hemos visto 250 periodistas asesinados, informando sobre lo que ocurría mientras el mundo parecía mirar hacia otro lado. Hemos visto la parálisis de la ONU y de la Unión Europea, y el mamporrerismo de Trump, avalando la impunidad de Israel mientras se burlaba del sufrimiento en Gaza. Hemos visto cómo los ricos se reparten el terreno de los muertos, cómo partidos políticos usan el genocidio para sus propios fines, cómo políticos niegan la masacre, y cómo manifestarse por la paz se convierte en ofensa, acusando a cualquiera de apoyar a Hamás, hasta figuras como Ada Colau.
Hemos visto el desplazamiento forzoso, las ciudades convertidas en ruinas, los hospitales sin medicinas ni oxígeno, los niños y las familias atrapados entre bombas y escombros. Los números son estremecedores: 67.000 muertos, cerca de 20.000 niños, 50 millones de toneladas de escombros, 240 rehenes, y millones viviendo en miedo y desesperanza.
Dos años después, seguimos viendo lo que parecía imposible: hambre, bombardeos, matanza, masacres, desplazamiento forzoso, periodistas asesinados, intereses ocultos, indiferencia internacional y censura. Lo impensable se ha hecho rutina, y el mundo aún sigue mirando.
Estos dos años nos han mostrado que el horror no tiene límites cuando la política y los intereses se imponen sobre la vida. Y aún estamos contando. Porque mirar hacia otro lado ya no es una opción.
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