Hasta 25 científicos de un laboratorio de I+D buscan, a contrarreloj, sustitutivos de los 350 millones de litros de aceite de girasol que utiliza, cada año, la industria alimentaria. Muchas industrias descartan el aceite de oliva por su sabor o por su elevado coste y necesitan urgentemente otras alternativas.
"Como alternativa al girasol con lo que más se está trabajando, dependiendo el cliente, es con la colza, la soja y el maíz", señala Eduardo González, director de operaciones de una refinería, quien afirma que la colza es la alternativa que más le están pidiendo. Se trata de un aceite que "tiene muy mala prensa en España", ya que, tal y como recuerda González, "hubo una intoxicación en 1981 por un aceite que había sido tratado para usos industriales".
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Además, "también tenemos aceites de coco, que son aceites más saturados, más sólidos y que se utilizan, por ejemplo, para los helados", indica el director de operaciones de una refinería, a lo que añade que también trabajan con "aceite de palma sostenible, que tiene una serie de garantías en cuanto al origen, al procesado y es sostenible".