Muchos de los jueces de la década de los 60 eran 'hombres de orden', ultracatólicos y 'un poco' franquistas, así que cuando la dictadura de Francoestrenó el Tribunal de Orden Público, integró a 'lo mejor de cada casa judicial'. "Muchos de ellos fueron antes represores en órganos militares o en las jurisdicciones especiales que hubo de responsabilidades políticas y de comunismo y masonería", explica el abogado Juan José del Águila.
Muy cercano a Franco ideológicamente, Enrique Amat fue el primer presidente del TOP. Se había hecho un nombre en el juzgado de Vagos y Maleantes, donde aplicaba una ley republicana que el franquismo modificó para poder represaliar la homosexualidad. "Es Franco el que, modificando la Ley de Vagos y Maleantes, introduce el estado de peligrosidad de homosexualidad en 1954", explica Guillermo Portilla, que ha investigado la represión judicial de la dictadura, donde había juzgados y delitos de todo tipo con expedientes en los que se leían cosas como "salvo su homosexualismo no presenta psicopatía alguna, invertidos, pervertidos, pederastas", comenta Portilla.
Desde los juzgados de Vagos y Maleantes perseguían a esos potenciales 'malhechores' deteniéndolos a priori, sin cometer ningún delito. "Es lo que llamamos en derecho penal derecho penal de autor, castigamos a las personas por lo que son, no por lo que hacen", apunta Portilla.