Sesenta años después del nacimiento del Tribunal de Orden Público, laSexta Columna se acerca al barrio obrero de Carabanchel para colocar, en el chaflán que ahora ocupa una frutería, una placa en honor del primer condenado por este instrumento de represión franquista: Timoteo Buendía.

Este hombre fue un obrero de Carabanchel que en 1963, mientras se relajaba después de una jornada de trabajo en un bar, y después de algunas rondas, se encendió al ver al dictador en la televisión y repitió en varias ocasiones "me cago en Franco". Un año después, el Tribunal de Orden Público le condenó a diez años de cárcel por un delito de injurias graves al Jefe del Estado. En el vídeo sobre estas líneas, el programa pregunta a los vecinos si conocieron a Buendía. "Mi padre estuvo en la cárcel por no hacer nada así que ya me contarás, por decir esto te podían cortar hasta el cuello", comenta uno de ellos, mientras otro sostiene que "esa frase no se debe decir ni antes ni ahora".

Timoteo Buendía se comió tres años de prisión por aquellas cuatro palabras, porque la dictadura tuvo al menos la 'cortesía' de perdonarle los siete años que le quedaban. Hoy en día, esas mismas palabras se pueden decir, pero con matices, pues como apunta el abogado Juan José del Águila, "este delito se mantiene en la legislación, pero con distinta formulación en el Código Penal".