Bajo la 'ley de vagos y maleantes', la justicia franquista perseguía a los homosexuales, a los que incluso encerró en campos de concentración como el de Tefía, en Fuerteventura: "No había muros, no les hacía falta porque es un desierto y cualquiera se escapaba de allí", afirma Antoni Ruiz, presidente de la Asociación de Expresos Sociales, que conoció a algunos de los presos que pasaron por ese campo de concentración, que funcionó hasta 1966. Uno de ellos era Octavio García, que explicaba que "hombres que llegaban allí con 80 kilos se quedaban con 45 o 50, las palizas que yo vi allí".

La represión no paró ni siquiera cuando el dictador murió. En 1976, Antoni pasó tres meses en cárceles como la que vuelve a visitar junto a laSexta Columna en el vídeo sobre estas líneas. Su delito fue ser homosexual: "Yo conté que era homosexual a mi madre, a los diecisiete años. En un momento determinado ella se lo cuenta una hermana y ella se lo contó a una monja, que me denunció a la Brigada Criminal de Valencia", explica.

Este hombre además asegura que "el policía que estaba de guardia, un gris, metió a un preso en mi calabozo y le dijo 'con este puedes hacer lo que quieras, que es maricón' y ahí fue donde sufrí la primera violación, la primera noche".