Una fractura sin precedentes

¿Quién controla la seguridad nacional de Estados Unidos? No es el gobierno de Trump, es Elon Musk

¿Por qué es importante? El choque entre Trump y Musk va más allá del espectáculo mediático: revela cómo EEUU entregó defensa, espacio y comunicaciones a un solo empresario con poder suficiente para paralizar al país si corta la colaboración.

¿Quién controla la seguridad nacional de Estados Unidos? No es el gobierno de Trump, es Elon Musk

Lo que parecía una relación de conveniencia entre dos de los hombres más poderosos de Estados Unidos ha estallado en 1.000 pedazos. Elon Musk y Donald Trump han pasado del abrazo público a un cruce de acusaciones incendiarias, amenazas económicas y posibles consecuencias para la seguridad nacional de EEUU.

Todo comenzó con las duras críticas de Musk a la nueva política arancelaria de Trump, a la que calificó de "abominación repugnante" tras perder más de 30.000 millones de dólares en valoración bursátil. El republicano respondió con una amenaza directa: cancelar todos los contratos públicos con las empresas de Musk, lo que supondría un golpe de hasta 70.000 millones de dólares para el empresario.

Pero el conflicto ha ido mucho más allá del terreno económico.

Acusaciones explosivas y vídeo con Epstein

Elon Musk incendió las redes este miércoles al acusar públicamente a Trump de figurar en las listas de Jeffrey Epstein, el financiero condenado por tráfico sexual de menores. Musk acompañó su acusación con un vídeo inédito en el que se ve a Trump interactuando con Epstein en una fiesta en la década de los 90. "Este es el motivo por el que esas listas no se han hecho públicas", escribió Musk, desatando un terremoto político y mediático.

La Casa Blanca no ha emitido una declaración oficial, pero fuentes del entorno de Trump aseguran que el presidente está "furioso" y dispuesto a iniciar una guerra legal y mediática sin cuartel contra el magnate.

Un 'divorcio' con consecuencias

La ruptura no es solo personal ni empresarial: podría tener implicaciones directas para la seguridad nacional de Estados Unidos. Las [[LINK:INTERNO|||Article|||67f1503dfb6ab0e4191f3849|||compañías de Elon Musk —principalmente SpaceX]]— no solo controlan gran parte de la infraestructura satelital militar estadounidense, sino que también son la única vía actual para enviar y traer astronautas desde la Estación Espacial Internacional (EEI).

Si Musk cumple su amenaza de romper sus contratos con el gobierno estadounidense, la NASA se vería obligada a recurrir a Rusia para repatriar a los tres astronautas estadounidenses actualmente en la EEI. Las otras compañías espaciales norteamericanas han fracasado en construir una nave operativa capaz de reemplazar a la Crew Dragon de SpaceX.

Además, Musk tiene firmado un contrato crucial para la "jubilación" de la EEI en 2030: una operación delicada para llevar la estación a la atmósfera terrestre y desintegrarla de forma controlada. Sin esa intervención, una estructura de 455 toneladas podría quedar a la deriva en el espacio, lo que muchos científicos consideran un escenario extremadamente peligroso.

Musk controla mucho

El control de Musk sobre infraestructuras estratégicas se extiende más allá del espacio. A través de Starlink, SpaceX proporciona conexión de alta velocidad al ejército estadounidense en zonas de conflicto. Además, firmó un contrato con la FAA para rediseñar las redes que controlan el espacio aéreo nacional, una pieza clave de la defensa y logística del país.

Y como si fuera poco, durante sus meses como asesor de Trump, Musk lideró la elaboración de un informe con datos sensibles sobre millones de ciudadanos estadounidenses: historial fiscal, médico, y otros elementos de carácter confidencial. Algunos expertos ya alertan de que el empresario podría llevarse esa información consigo si la ruptura se agrava.

Lo que está en juego no es solo una batalla entre egos. Es la estabilidad de un delicado equilibrio en el que un Estado delegó funciones críticas en un empresario visionario y ahora enfrenta el costo de esa decisión. Si Trump y Musk no logran una tregua, Estados Unidos podría entrar en una era de inestabilidad tecnológica y geopolítica sin precedentes.