Ruptura en directo

Cronología de un divorcio anunciado: Trump y Musk, del idilio a una guerra pública de insultos, acusaciones y amenazas

El contexto La alianza entre los dos magnates ha saltado por los aires, y de forma no precisamente discreta. En las últimas horas, Musk ha sacado la artillería pesada, vinculando al presidente con Epstein.

Elon Musk y Donald Trump este martes en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
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El romance entre Donald Trump y Elon Musk ha saltado definitivamente por los aires, y de qué manera. La insólita alianza que se fraguó entre ambos magnates, unidos por sus postulados ultras, ha degenerado en un ir y venir de insultos, amenazas y reproches tremendamente públicos. El último golpe de efecto lo daba el millonario sudafricano este jueves, cuando soltaba "la gran bomba" en su red social, X, vinculando al presidente de Estados Unidos con Jeffrey Epstein. Pero la cosa venía de antes.

Trump, no obstante, ha restado importancia en las últimas horas a un enfrentamiento que ha ido agravándose hasta estallar del todo. Lo ha hecho en declaraciones a 'Politico', que a su vez avanzaba que sus asesores han organizado una llamada entre el mandatario republicano y Musk este mismo viernes para intentar poner algo de paz. Posteriormente, una fuente de la Casa Blanca citada por Reuters lo ha negado.

Y es que las cosas entre ambos se han puesto muy feas en los últimos días, después de que Musk, decepcionado con el proyecto de Trump, dijera adiós a su etapa en el Gobierno. La piedra de toque ha sido la política fiscal del republicano, contra la que el dueño de Tesla estallaba. A través de una avalancha de tuits, Musk, a quien Trump designó en su día para emprender recortes en la Administración, tachó la medida de "abominación repugnante"y advirtió de que dispararía la deuda pública.

Y sus palabras no gustaron ni un pelo a Trump, que admitió, en declaraciones a la prensa desde el Despacho Oval -y con el canciller alemán, Friedrich Merz, como involuntario testigo-, que estaba "muy decepcionado" con el que fuera su más fiel aliado.

Comenzaba entonces una escalada en toda regla a través de las redes sociales, el medio preferido por ambos para lanzar declaraciones -y amenazas- públicas. Así, el presidente lanzaba una nada velada advertencia en su plataforma, Truth Social: la mejor forma de ahorrar, dijo, es acabar con "las subvenciones y contratos gubernamentales de Elon". "Estaba 'agotándose', le pedí que se fuera", abundaba Trump, asegurando que el empresario "se volvió loco" porque eliminó una medida para impulsar el vehículo eléctrico.

Musk, entretanto, seguía con sus críticas en 'X', donde incluso apoyó la idea de someter al presidente a un 'impeachment'. Una andanada de ataques que culminaba soltando lo que el mismo ha llamado "la gran bomba": que la lista de Epstein, condenado por explotación sexual de menores, no ha salido a la luz porque Trump está en ella. Y junto con esa estocada final, le lanzaba un malicioso recado: "¡Que tengas un buen día!".

Del 'bromance' a la enemistad

En sus buenos tiempos, la relación entre Trump, un presidente en el cargo, y Musk, un magnate tecnológico metido de repente de lleno en el corazón de la Casa Blanca, no tenía precedentes en Washington. Musk se gastó millones y millones de dólares en apoyar la campaña electoral del republicano, quien, a su vez, le puso al frente del departamento encargado de reducir el gasto de la Administración, que llamó DOGEen honor a una criptomoneda.

Un encargo que Musk aceptó gustoso, empuñando la motosierra -de forma literal y figurada- para llevar a cabo unos recortes con los que prometía ahorrar miles de millones a la Administración. La sintonía entre ambos parecía total. Entre bambalinas, Musk influía en las políticas públicas y, de cara a la galería, proclamaba sus bondades a los cuatro vientos en su red social. Pero las cosas empezaron a torcerse.

Las primeras discrepancias, al menos en público, llegaron por la guerra de aranceles. Unos gravámenes que se cernían también sobre grandes fortunas... como la de Musk. En abril, el dueño de Space X habría pedido directamente a Trump en privado que diera marcha atrás, sin éxito. Musk emprendió entonces una cruzada particular contra el asesor comercial del presidente, Peter Navarro, a quien llegó a rebautizar como "Peter Retarrdo". Por entonces, la Casa Blanca lo reducía todo a "cosas de chicos".

Pero la ruptura definitiva que ahora ha tenido lugar venía cociéndose desde hace semanas. Fuentes de la Casa Blanca citadas por Reuters señalan como punto de inflexión a la decisión de Trump de retirar la nominación de Jared Isaacman, aliado de Musk, como jefe de la NASA, algo que no hizo ninguna gracia al propietario de Space X.

Un movimiento que, según la misma agencia, dentro de la Administración se vio como un desaire directo contra Musk, cuya influencia y autoridad ya se estaba viendo minada en decisiones presupuestarias y de personal. A principios de marzo, el propio Trump habría trasladado a su gabinete que eran sus secretarios, y no Musk, quienes tenían la última palabra. Paralelamente, el magnate sudafricano empezaba a dejar caer que se iría y a mostrarse frustrado por no poder hacer los recortes que le gustaría.

Las cosas se han precipitado en los últimos días. Ahora, Musk y Trump parecen haber dinamitado todos los puentes y alejado la posibilidad de una reconciliación... O puede que esta no sea la última página de su tormentoso idilio.