El ministro de Asuntos Exteriores de Tuvalu, una isla que ve cómo el nivel del mar no deja de subir, lanzó un claro mensaje al mundo para que frenemos el cambio climático. El político intervino en la Cumbre del Clima con el agua por la cintura.
Esta llamada de atención pone el foco sobre una situación real en la que las islas se llevan la peor parte.
Por ejemplo, en Fiji hay zonas donde ya no se puede vivir por el aumento del nivel del mar. De hecho, la situación ha obligado a pueblos nuevos en zonas más elevadas, en lugares más alejados de la costa.
En Islas Maldivas la situación también es delicada. Casi todas sus islas, y tienen 1.200, están a menos de un metro sobre el mar. Llevan años denunciando la situación y ya en 2009, su Gobierno hizo una reunión bajo el mar para captar el interés internacional. Además, han puesto en marcha una radical solución: han hecho una isla artificial al completo con capacidad para 400.000 habitantes.
Otro ejemplo es Kiribati, allí no tienen espacio ni capacidad para construir otra isla. Han comprado terrenos fuera de su país por si desaparece.
Quedarse sin suelo no es el único problema al que se enfrentan estos países insulares, en las Islas Marshall se están quedando sin agua potable. Esto ocurre porque el aumento del nivel del mar contamina los pozos subterráneos de agua dulce de los que dependen.
Todos estos ejemplos son del océano Pacífico, sin embargo, en EEUU también se notan los efectos. En concreto, se prevé que los 450habitantes de la isla de Tangier (EEUU) se conviertan en los primeros refugiados climáticos del país norteamericano. Desde que hay registros han perdido más de un 60% de superficie. Le queda un tercio del territorio original y en 20 años podría quedar inhabitable.
El problema no lo tienen solo las islas, pero tienen la mala suerte de ser más vulnerables
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