50 años después

Uri Geller y la magia de la televisión: cómo España creyó que las cucharas se doblaban solas

Los detalles 20 millones de españoles creyeron presenciar magia real en 'Directísimo'; hoy en laSexta Clave reproducimos el truco y descubrimos cómo la fricción y la concentración engañaban a toda una audiencia.

Uri Geller y la magia de la televisión: cómo España creyó que las cucharas se doblaban solas

Corría el año 1975. España estaba frente al televisor, y algo extraordinario ocurría en 'Directísimo', el programa de José María Íñigo: Uri Geller, el famoso "mago de la mente", doblaba cucharas… y prometía arreglar relojes rotos por todo el país. 20 millones de personas vieron aquel momento histórico. La pregunta que todos se hacían era simple: ¿cómo lo hacía?

Geller siempre defendió que sus trucos no eran trucos: aseguraba tener psicoquinesia, radiestesia y telepatía, y que su mente podía doblar el metal y reparar relojes con pura concentración. "El metal se hace maleable con la fuerza de tu voluntad", explicaba en sus actuaciones. Pero, como suele pasar, la ciencia tiene otra versión: calor y fricción aplicada con precisión.

Mientras todos miraban sus ojos y la cuchara, Geller sujetaba el metal entre los dedos, lo frotaba en los puntos más delgados y aplicaba calor con movimientos sutiles. La cuchara cedía lentamente, como si obedeciera a su mente. Y España lo creyó.

El fenómeno fue más allá del entretenimiento: espectadores llamaban sin parar a 'TVE', 'ABC' y 'La Vanguardia'. Algunos acudieron a los estudios con cucharas y relojes rotos, convencidos de que Geller podía arreglarlos en directo. 'ABC' habló de "psicosis colectiva". Medio país estaba seguro de haber presenciado un milagro.

Pero no todos se lo creyeron. Investigadores del Instituto de Química Orgánica —hoy CSIC— publicaron una carta contra Geller y el programa, denunciando "engaño colectivo" y "repertorio de irracionalidades". Los parapsicólogos tampoco lo respaldaban: lo veían como un gran comerciante que supo aprovechar la curiosidad y la ansiedad de la gente, y el azar de que algunos relojes funcionaran tras sus trucos. Los relojeros profesionales coincidían: algunos relojes arrancan temporalmente con golpes o movimientos, pero ningún truco mental los repara.

En laSexta Clave, hemos querido revivir aquel momento. Tres cucharas sobre la mesa. Elegimos una. Está rígida, intacta… pero va a cambiar. Concentración máxima. Acumulamos fuerza mental. Movemos los dedos sutilmente. Sabemos cómo funciona, pero aun así, mirar fijamente la cuchara, esperar… sigue dando sensación de magia.

Porque eso es lo que hizo especial aquel momento: no solo un truco de magia, sino un país entero dispuesto a creer en lo imposible. Y aunque hoy sepamos que era calor y fricción, por unos minutos, España creyó en la magia de la mente de Uri Geller.