Feminismo de fachada
Del "tengo madre" de Abascal al "promuevo mujeres" de Ábalos: el uso del feminismo como escudo por políticos que no respetan realmente a las mujeres
¿Por qué es importante? Decir que se respeta a las mujeres no sustituye la coherencia: el verdadero compromiso con la igualdad exige acciones que reflejen las palabras, algo que estos políticos no muestran.

José Luis Ábalos se ha proclamado feminista. En 'OkDiario', el exministro ha asegurado que "nunca ha tenido ningún cuestionamiento de mi trato ni de mi respeto a las mujeres" y ha presumido de haber impulsado a mujeres a "puestos de responsabilidad" en el Ministerio de Transportes y en empresas públicas.
Hasta aquí, todo parece coherente. Hasta que aparecen las grabaciones que muestran otra cosa: Ábalos y otros implicados recurriendo a la prostitución, repartiendo mujeres a dedo y comentando sus atributos de manera explícita. Nombraban a "la Ariatna, la Ainara, la colombiana o la Carlota", y rechazaban a quienes ya conocían para "probar con alguna nueva". Esa es la misma persona que ahora asegura haber respetado a las mujeres siempre.
Este contraste ejemplifica lo que muchos llaman feminismo malentendido, esa versión que algunos políticos utilizan para proteger su reputación mientras mantienen actitudes machistas.
Es el tipo de feminismo que se reduce a frases cómodas y vacías: "soy feminista porque tengo madre", como repite Santiago Abascal, o "soy feminista porque he promovido a mujeres a puestos de responsabilidad", como asegura Ábalos. Son justificaciones que, aunque suenan convincentes, no cambian ni la conducta privada ni las políticas públicas que afectan a las mujeres.
La confusión no se limita a declaraciones personales. A lo largo de los años, la política española ha mostrado numerosos ejemplos de este feminismo de fachada. Algunos líderes han tratado de justificar que las mujeres no participaran en huelgas del 8M alegando que "tienen que cuidar", invisibilizando la lucha feminista y reforzando roles tradicionales.
Otros han tergiversado la igualdad usando conceptos de libertad para justificar retrocesos en derechos reproductivos; Alberto Ruiz-Gallardón llegó a afirmar que "la maternidad libre es lo que hace a las mujeres auténticamente mujeres".
Incluso dentro de la izquierda se han dado visiones limitadas o simbólicas del feminismo, como las manifestaciones del Partido Comunista con lemas de "barriendo al patriarcado" y mujeres con escobas, que muchos criticaron por trivializar la lucha contra la desigualdad estructural.
Todos estos ejemplos muestran un patrón claro: muchos políticos confunden la promoción profesional de mujeres con el respeto real hacia sus derechos y dignidad. Se autoproclaman defensores de la igualdad, pero en la práctica adoptan comportamientos o apoyan políticas que refuerzan roles tradicionales, invisibilizan la violencia machista o toleran la explotación.