Un muro a la política social
Cuando PP, Vox y Junts dicen "no", ninguna medida social logra salir adelante: un historial de bloqueos implacables
Los detalles Desde la reducción de la jornada laboral hasta reformas en pensiones, vivienda, sanidad o impuestos, el trío PP-Vox-Junts ha demostrado que su coordinación es casi absoluta.

PP, VOX y Junts han vuelto a dejar claro quién manda cuando se trata de decir "no". Esta vez la víctima ha sido la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, una medida pensada para mejorar la conciliación y la calidad de vida de los trabajadores. Pero la terna de las derechas, cada uno con su estilo, volvió a aliarse para bloquearla.
El PP habla de números y formalidades: "Congelación de salarios y menos contrataciones. No estamos en contra de la reducción, sino de la forma". Vox opta por el dramatismo: "Esto destruirá empleos y precarizará el trabajo, además de afectar a las pequeñas empresas, que son el 90% del tejido económico". Junts, por su parte, apunta al bolsillo de los ciudadanos: "Pone en peligro a la clase media trabajadora. Trabajar menos horas no les va a ayudar a pagar la hipoteca".
Tres argumentos distintos, un mismo resultado: un "no" rotundo que evidencia la fuerza de este trío. Y no es un caso aislado. Su 'historial de vetos' ya es largo:
- Enero: juntos tumban el decreto Omnibus, que incluía subidas de pensiones,ayudas al transporte y apoyo a afectados por la DANA y el volcán de La Palma.
- Ese mismo bloque también dice "no" al impuesto a las energéticas, a la regulación de alquileres temporales y a la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública.
- Más tarde, el trío bloquea el decreto antiapagones, el reparto obligatorio de menores migrantes y el fin del comercio de armas con Israel.
Junts puede cambiar de opinión en el último momento, el PP matiza y negocia, y Vox grita más fuerte, pero cuando el trío decide aliarse, pocas medidas sociales sobreviven. Su estrategia es clara: decir "no", y si pueden decir "no" a varias cosas a la vez, mejor.
La coordinación de estas tres fuerzas demuestra que, más allá de discursos distintos, comparten un objetivo común: frenar avances sociales y marcar la agenda desde la oposición. Su 'historial de vetos' es un recordatorio de que donde coinciden, el Gobierno y los ciudadanos se topan con un muro sólido, casi impenetrable.
La terna de las derechas no deja escapar oportunidades para bloquear medidas, y cada veto refuerza su reputación: expertos en decir "no", y hacerlo con eficacia, sin importar cuántas iniciativas sociales se crucen en su camino.