Su cara más misógina

Insultos, humillaciones y sexualización: el historial del machismo presidencial de Trump

La otra cara Comentarios sobre su propia hija, insultos a concursantes de belleza y ataques constantes a mujeres en cargos de poder muestran cómo la objetificación y humillación forman parte de su forma de ejercer la presidencia.

Insultos, humillaciones y sexualización: el historial del machismo presidencial de Trump

Se han filtrado más detalles sobre el infame álbum de cumpleaños de Jeffrey Epstein, y lo que aparece es, cuanto menos, inquietante. Entre las páginas hay cartas de amigos y personalidades conocidas: el expresidente Bill Clinton elogia la "curiosidad infantil" de Epstein, mientras que una carta atribuida a Donald Trump está escrita sobre la silueta de una mujer desnuda, con su firma bien visible.

Desde la Casa Blanca aseguran que no es de Trump, aunque él sigue dejando titulares polémicos: su última joya ha sido criticar que se incluyan en las estadísticas de criminalidad, lo que él llama "las pequeñas peleas de un hombre con su esposa".

Este episodio recuerda algo que muchos ya saben: Trump lleva décadas mostrando desprecio hacia las mujeres. Él mismo ha dicho que son objetos, ha hecho comentarios degradantes, despectivos y ha insultado a mujeres en público y privado. Su historial es largo y escandaloso: desde humillar a concursantes de concursos de belleza hasta atacar a periodistas y opositoras políticas.

No hay que olvidar que Trump fue condenado por abuso sexual, y aun así es presidente de Estados Unidos. Durante años ha hecho comentarios ordinarios y ofensivos sobre mujeres, justificando incluso agresiones sexuales en el ejército, con tuits como: "¿Qué esperaban estos genios al poner a hombres y mujeres juntos?"

Su desprecio hacia las mujeres no tiene límites: ha hablado de su hija Ivanka de manera sexualizada frente a colaboradores, ha humillado a concursantes de belleza obligándolas a hacer ejercicio frente a cámaras, y ha usado argumentos machistas para desacreditar a periodistas.

A sus rivales políticas las ha llamado "lunáticas", "asquerosas" o "locas", e incluso llegó a decir que si Hillary Clinton no podía satisfacer a su marido, tampoco podría satisfacer a Estados Unidos.

El álbum de Epstein vuelve a poner en evidencia no solo la red de contactos de personajes poderosos, sino también cómo Trump ha normalizado durante décadas un comportamiento misógino, ofensivo y preocupante, dejando una huella que sigue dando titulares y escándalos.