El patrón del abandono
Cada vez que el PP se levanta de la mesa o da un plantón, millones de españoles pagan el precio
Más allá del enfado Se paralizan acuerdos en sanidad, educación, justicia, infancia y finanzas; se retrasan partidas y programas que afectan directamente a la vida de la gente; y lo que debería avanzar, se queda bloqueado mientras ellos hacen política en lugar de gobernar.

Ha vuelto a pasar. Los consejeros de Sanidad de las comunidades gobernadas por el Partido Popular se levantaron y abandonaron el Consejo Interterritorial de Salud. Uno a uno, dejaron la sala mientras se debatían asuntos fundamentales para la sanidad española. La ministra lo resumió con una sola palabra: "Vergüenza".
Pero esto no es un simple gesto de enfado. Cada vez que el PP se levanta de una mesa, las consecuencias se sienten de inmediato: sin su presencia, no pueden aprobarse acuerdos ni votaciones, y los puntos del día que requieren consenso quedan paralizados. Eran diez. Ente ellos, se quedaron en el aire partidas y proyectos esenciales:
- Dos millones de euros para la atención y vigilancia del cáncer.
- Ampliación de cribados neonatales y de cáncer de colon hasta los 74 años.
- Certificación de patologías para personas expuestas al amianto.
- Atención a la enfermedad de Huntington, una patología neurodegenerativa rara.
- Creación de un centro de referencia de neumología y cirugía torácica.
- Estrategias de ciberseguridad e inteligencia artificial del Sistema Nacional de Salud.
Es decir, hoy no solo se bloquea dinero para la lucha contra el cáncer; también se frenan avances en otras enfermedades, proyectos de innovación tecnológica y estrategias que afectan al conjunto del sistema sanitario.
Y no es un hecho aislado. Esta dinámica se ha repetido en varias ocasiones:
- En febrero, los consejeros de Hacienda del PP abandonaron un Consejo Interterritorial de Política Fiscal y Financiera.
- En julio, el consejero de Sanidad de Castilla y León dejó otra reunión interterritorial a medias.
- En otras ocasiones, simplemente no se han presentado a reuniones clave, como la Sectorial de Justicia en abril o la de Infancia y Adolescencia, donde se debía tratar el reparto de menores migrantes no acompañados.
El momento elegido por los consejeros para marcharse también es clave: según la ministra, lo hicieron justo cuando ella iba a recordar la obligación de compartir los datos sobre los cribados oncológicos, que las comunidades deben facilitar para garantizar transparencia. Con este gesto, no solo bloquean decisiones: también evitan mostrar información que podría resultar incómoda para sus autonomías, especialmente en un contexto delicado como la crisis de Andalucía.
La consecuencia es clara: cada vez que el PP se levanta de la mesa, lo pagamos todos. No solo se paralizan partidas económicas, sino proyectos de salud que necesitan consenso, se limita la transparencia y se erosiona la confianza de los ciudadanos. Este viernes, levantarse no solo fue un gesto: fue un plantón con efectos reales sobre la sanidad y los derechos de millones de españoles.
En la práctica, "levantarse" significa detener proyectos, retrasar avances, esquivar responsabilidades y poner a la política por encima de la salud pública. Y eso, en un país donde cada decisión sanitaria tiene impacto directo en la vida de millones de personas, no es un detalle menor.
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