El 'pelota' de Trump

Servilismo extremo en la OTAN: cómo Rutte ha hecho del peloteo a Trump su estrategia oficial

Los detalles Llamarle "papi", apoyar sus planes más polémicos y felicitarlo por cualquier movimiento, incluso militar, se ha convertido en la forma que tiene Mark Rutte de mantener a Estados Unidos comprometido con la OTAN.

Servilismo extremo en la OTAN: cómo Rutte ha hecho del peloteo a Trump su estrategia oficial

Donald Trump no deja de señalar a España como el "patito feo" de la OTAN. Según él, es el único país que se niega a gastar el 5% de su PIB en defensa, algo que, en su visión, significa no "jugar en equipo". Las críticas no son nuevas: desde la cumbre de la OTAN en La Haya el pasado verano, Washington no ha parado de presionar a Madrid.

En su último encuentro en el Despacho Oval, Trump estuvo acompañado por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a quien le dijo sin rodeos que "va a tener que hablar con España". Eso sí, confía en que Rutte pueda convencer a Madrid fácilmente.

Y aquí es donde empieza el espectáculo: Rutte no solo respalda a Trump, sino que se ha convertido prácticamente en su sombra. No es la primera vez que se muestra sumamente complaciente: ha llamado "papi" al presidente estadounidense, ha defendido públicamente ataques a Irán y no ha cuestionado acercamientos controvertidos a Rusia o decisiones polémicas sobre Groenlandia.

Durante la cumbre de La Haya, Rutte envió a Trump un mensaje por una aplicación de máxima seguridad lleno de elogios y halagos: "Europa pagará a lo grande, y será tu victoria", "lograrás algo que ningún presidente estadounidense ha conseguido en décadas" o "vuelas hacia otro gran éxito. Trump, encantado, lo publicó en X. La intención de Rutte es clara: solo con peloteo consigue que Trump haga caso a sus sugerencias y mantenga el compromiso de EEUU con la OTAN.

Lo curioso es que Rutte no siempre fue así. Cuando lideraba Países Bajos, se oponía a que los países europeos se endeudaran y a gastar demasiado en defensa. Ahora, exige lo contrario: que todos aumenten sus presupuestos militares al máximo.

Sus defensores aseguran que esta estrategia funciona: gracias al halago constante, mantiene a Trump dentro de la OTAN y logra sus objetivos. Pero lo cierto es que su papel se parece más al de un secretario particular del presidente estadounidense que al de un líder neutral de la Alianza.

Rutte ha convertido el servilismo en política oficial, y el peloteo extremo a Trump parece ser, hoy por hoy, su marca registrada.

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