Mamdani y la resistencia
Alcaldes contra presidentes: la historia de los líderes locales que se atrevieron a desafiar al poder
¿Por qué es importante? Desde Nueva York hasta Estambul o Londres, estos alcaldes han demostrado que, aunque no sean presidentes, pueden desafiar al poder central, proteger a su gente y marcar la agenda política. No siempre es fácil, pero sus acciones dejan huella y visibilidad.

Imagina que eres alcalde de una ciudad y te enfrentas a un presidente poderoso con políticas que consideras injustas. ¿Qué harías? Para muchos, la respuesta sería "no puedo hacer nada". Pero algunos alcaldes han demostrado que sí se puede.
La alcaldesa de Santiago de Compostela lo tiene claro: escribió al nuevo alcalde de Nueva York, Mamdani, ofreciéndole su ayuda frente a quienes, según ella, no buscan "un mundo más justo e igualitario". No es solo un gesto amable: es un guiño a un fenómeno que se repite en todo el mundo.
Mamdani no es un alcalde cualquiera. Es la antítesis de Trump y su victoria lo ha convertido en un símbolo de resistencia. Y su ejemplo nos hace preguntarnos algo: ¿puede un alcalde realmente plantarse frente a un líder nacional poderoso? La respuesta es sí, y la historia lo demuestra.
Ciudades que dicen "no"
Nueva York no está sola. Durante el primer mandato de Trump, ciudades como Los Ángeles o Chicago se convirtieron en puntos de resistencia. Sus alcaldes se negaron a colaborar con planes de deportación y pusieron en marcha políticas locales que contrarrestaban decisiones federales.
Aunque un alcalde no puede cambiar leyes nacionales, sí puede proteger a su gente, marcar la agenda pública y hacer que la resistencia sea visible. Esa visibilidad importa: manda un mensaje claro al resto del país y al mundo.
Ejemplos internacionales
Turquía: el alcalde de Estambul se convirtió en el principal rival de Erdogan. Ganó las elecciones de 2019, Erdogan intentó anularlas… y volvió a ganar con más margen. En 2024 anunció que se presentaría a las elecciones generales, pero fue detenido y está en prisión provisional desde marzo. Su caso muestra que un alcalde puede ser tan incómodo para un gobierno central que éste hará todo lo posible por frenarlo.
Reino Unido: durante los años de Margaret Thatcher, el Consejo del Gran Londres, liderado por Ken Livingstone, fue un verdadero dolor de cabeza para el gobierno central. Livingstone impulsó políticas opuestas a la austeridad y defendió servicios públicos que Thatcher quería recortar. Tanto molestó que Thatcher quitó competencias al ayuntamiento, concentrando el poder en el gobierno central. Aun así, Livingstone se convirtió en 2000 en el primer alcalde electo de Londres.
Estos ejemplos muestran que los alcaldes pueden ser más que gestores de la ciudad: pueden ser líderes políticos con capacidad de influencia, visibilidad y legitimidad democrática.
Mamdani y la nueva generación
Hoy, Mamdani se suma a esta tradición de alcaldes que usan sus ciudades como puntos de resistencia. Desde Nueva York hasta Santiago de Compostela, pasando por Estambul o Londres, los ayuntamientos pueden desafiar políticas nacionales que consideran injustas, proteger derechos y dar esperanza a la ciudadanía.
No tienen el poder de un presidente, pero tienen algo igual de importante: cercanía con la gente, capacidad de hacer políticas concretas en su territorio y de inspirar movimientos de resistencia.
En otras palabras, un alcalde sí puede ser un contrapoder real, y la historia demuestra que, aunque limitado, su impacto puede ser enorme.
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