El arte de no decir nada
Rajoy, Pérez Llorca, Ayuso y hasta Von der Leyen: cuando todos te nombran y tú finges no saber nada
¿Qué hacen? Aunque sus nombres suenen, ellos actúan como si no pasara nada. Desde Ayuso hasta Pérez Llorca o Ursula von der Leyen, lo habitual es esquivar las preguntas, mantener la prudencia y dejar que los rumores y los medios hagan todo el trabajo.

Si algo tiene la política española es que sus protagonistas parecen expertos en no decir nada cuando más se les necesita. El último en demostrarlo ha sido Pérez Llorca, secretario general del PPCV y posible sustituto de Carlos Mazón. Preguntado sobre su futuro, se limitó a pedir "prudencia" y a insistir: "A mí me gusta hablar con rigor". Traducción: no voy a confirmar ni desmentir nada.
No es nada nuevo. De hecho, podríamos hacer un catálogo de frases célebres:
- Mariano Rajoy: cuando los nombres de ministros y sucesores salían en los medios, él solo respondía con evasivas, balones fuera o silencios estratégicos. Y aun así, algunos ya estaban en los famosos cuadernos azules de Aznar.
- Isabel Díaz Ayuso, en 2019: aseguraba que su papel era "ayudar" y que había perfiles más definidos. Sin embargo, todo el mundo sabía que su nombre sonaba fuerte en las quinielas de Casado.
- Margarita Robles: antes de asumir su cargo, escapaba a las preguntas sobre su posible nombramiento: "Lo importante es el proyecto, no los nombres".
- Nadia Calviño: evitaba hablar de candidaturas mientras estaba ocupada con sus responsabilidades.
- Ursula von der Leyen, en Europa: decía que estaría "donde la necesitaran" mientras su futuro presidía conversaciones en Bruselas.
El patrón es claro: antes de que alguien ocupe un cargo importante, todos fingen que no saben nada, aunque el nombre de la persona circule por todas partes. Es el famoso '¿cargo?, ¿qué cargo?', una especie de ritual político que mezcla misterio, estrategia y una pizca de espectáculo mediático.
Y Pérez Llorca se une a esa tradición. A estas alturas, da igual el partido o el nivel: tener tu nombre en las quinielas implica una pregunta segura, y la respuesta casi siempre es la misma: no estoy en eso ahora, estaré donde me reclamen. O, dicho de otro modo: déjenme disfrutar de la incertidumbre unos días más.
En la política española, la adivinanza sobre quién ocupará el próximo puesto clave es casi un deporte nacional. Y mientras los nombres van y vienen, los políticos perfeccionan su técnica de evasiva: siempre elegante, nunca comprometida, y con mucho estilo.
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