IU lanzó la oferta de confluencia desde el día siguiente de las elecciones municipales y autonómicas y después de constatar los buenos resultados obtenidos por candidaturas de unidad en ciudades como Barcelona, Madrid o Zaragoza, donde incluso han conseguido hacerse con las Alcaldías.

Garzón ha repetido en numerosas ocasiones que quiere que Podemos participe de esa candidatura de consenso, que a su juicio debería construirse desde las bases, sin la hegemonía de ningún partido y bajo unas siglas comunes para que ninguna formación actúe de "paraguas" de los demás participantes.

Este planteamiento choca con las tesis de Podemos, que garantiza que se presentará a las elecciones generales con su marca y su logo, y se erige asimismo como la "herramienta" necesaria para conseguir la unidad popular sin "sumas de siglas" ni coaliciones de partidos. Podemos también argumenta que "el cambio" no se conseguirá configurando un "frente de izquierdas".

El secretario general la formación morada llegó a avisar a IU, tras lanzar Garzón su oferta, de que Podemos tiene intención de ser la "balsa de salvamento de nadie". "La apuesta por el cambio y por la unidad popular no tiene nada que ver con acuerdos entre partidos, y mucho menos con lo que podríamos llamar una balsa de salvamento para nadie", aseguró durante la rueda de prensa en la que valoró los resultados electorales.

Pese al rechazo, Garzón ha dicho que mantendrá la mano tendida a Podemos "hasta el último minuto" y confía en que el partido de Pablo Iglesias sea consciente de que "sumar multiplica" y la unidad es la única forma de romper la tradicional hegemonía del bipartidismo en el Congreso de los Diputados.

En este esfuerzo de sumar fuerzas, Garzón ya se ha reunido con el coportavoz de Equo Juan López de Uralde y ha mantenido una intensa agenda de encuentros durante una visita de tres días a Galicia, donde, entre otros, ha tenido oportunidad de conocer la posición de las mareas gallegas.