Según la ONU
Sí, es un genocidio: estos son los cuatro requisitos que Israel está perpetrando en la Franja de Gaza
El contexto Para llegar a la conclusión de que un país está cometiendo un genocidio, deben cumplirse cinco actos. Israel ha ejecutado cuatro: matar; causar graves daños corporales o mentales; infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción total o parcial de los palestinos; e imponer medidas destinadas a impedir nacimientos.

Resumen IA supervisado
Desde hace 23 meses, Israel ha intensificado su ofensiva en Gaza, resultando en la muerte de aproximadamente 65.000 palestinos, de los cuales al menos 425 fallecieron por hambre. Según la Convención sobre el Genocidio de 1948, el genocidio es un crimen con la intención de destruir total o parcialmente a grupos étnicos, raciales o religiosos. Israel ha cumplido cuatro de los cinco actos genocidas: asesinato, daño corporal o mental, condiciones de vida destructivas e impedir nacimientos. Un informe de la ONU, respaldado por expertos como Navi Pillay, Chris Sidoti y Miloon Kothari, concluye que estas acciones constituyen genocidio. La esperanza de vida en Gaza ha disminuido drásticamente, reflejando la severidad de la crisis humanitaria.
* Resumen supervisado por periodistas.
Desde hace meses, Israel no distingue entre combatientes y civiles. Mata de hambre a los gazatíes y destroza sus hospitales. Solo hay que ver los datos: desde que comenzó el genocidio hace 23 meses, Israel ha asesinado a cerca de 65.000 palestinos. De entre ellos, al menos 425 murieron por hambre.
Primer requisito
Por ello, lo que está cometiendo Israel en Gaza sí es un genocidio. Según la Convención sobre el Genocidio de 1948 -creada a raíz del asesinato en masa de judíos por la Alemania nazi- el genocidio es un crimen cometido "con la intención de destruir, total o parcialmente, grupos étnicos, raciales o religiosos como tales".
Para llegar a esta conclusión deben cumplirse cinco actos, de los que Israel ha ejecutado cuatro: matar; causar graves daños corporales o mentales; infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción total o parcial de los palestinos; e imponer medidas destinadas a impedir nacimientos.
El primero requisito es el asesinato. Israel lo cumple al haber asesinado a 64.900 gazatíes. Eso sí, podrían ser muchos más. La relatora de la ONU sobre Palestina, Francesca Albanese, sostuvo este lunes que el número real puede ser de diez veces mayor con al menos 680.000 fallecidos. Sería casi un tercio de los gazatíes que vivían en la franja, muertos.
Segundo requisito
El segundo requisito para un genocidio es causar graves daños corporales o mentales. Los gazatíes llevan soportando ya casi dos años de bombardeos sistemáticos. No hay tregua ni zonas seguras. Los ciudadanos han visto sus calles totalmente arrasadas y tras los múltiples bombardeos a los que han sido sometidos, muchos de ellos han decidido marcharse y huir al sur.
Según los cálculos de Defensa Civil de la Franja de Gaza, alrededor de 75.000 personas se han quedado sin hogar en la capital desde que el Ejército israelí intensificó hace diez días sus ataques. Además, Defensa Civil calcula que 150.000 personas han tenido que huir hacia el sur del enclave desde que Israel aprobó su plan para tomar la ciudad.
Tercer requisito
El tercer requisito del genocidio que está cometiendo Israel en Gaza es someterlos a condiciones para su destrucción física. La aniquilación de sus ciudades es evidente. También ese desplazamiento forzoso a zonas que supuestamente no son objetivo y acaban siendo atacadas. Y por supuesto, la gravísima hambruna, el bloqueo de la ayuda humanitaria.
En la ofensiva terrestre, el Gobierno del país liderado por Benjamín Netanyahu ha decidido estos últimos días destruir todos los edificios altos de Ciudad de Gaza. Según el ritmo al que caen las bombas, ya son 50 infraestructuras las que resultan aniquiladas cada día.
De esta manera, el Ejército israelí ha dejado a miles de personas sin refugio ni un lugar en el que pasar la noche. Las bombas caen cada diez minutos sobre territorio gazatí y deja poco margen para que los vecinos evacúen las calles.
La realidad es que Israel sigue matando de hambre a Gaza. Ya hay al menos 425 muertos por hambre. La mayoría de estas muertes se han producido este verano por culpa del bloqueo de Israel a la entrada de suministros para la población civil. Fue el pasado 22 de agosto cuando, tras dos años después del inicio del conflicto, las Naciones Unidas habló por primera vez de hambruna en la Franja de Gaza.
Cuarto requisito
El cuarto requisito es impedir los nacimientos. Basta con ver los ataques sistemáticos contra hospitales, donde no hay electricidad ni para las incubadoras. Sin ir más lejos, Israel destruyó una clínica de fertilidad, 4.000 embriones, 1.000 muestras de esperma y huevos sin fertilizar que almacenaba.
Quinto requisito
Solo hay una de las cinco condiciones que la ONU no cree que se esté dando en Gaza: el traslado forzoso de niños.
Estos cuatro de los cinco actos genocidas se han recogido en un informe que ha realizado una comisión de investigación de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha concluido que Israel comete un genocidio en Gaza. En este sentido, el informe recoge el gran número de asesinatos, los bloqueos de entrada de ayuda humanitaria, los desplazamientos forzados, así como la destrucción de una clínica de fertilidad.
Este informe lo firman, tras meses de investigaciones, tres personas: la jurista sudafricana Navi Pillay, que ya formó parte del Tribunal que juzgó los crímenes de Ruanda. También el jurista australiano Chris Sidoti, que documentó los abusos cometidos contra la rohingyas en Myanmar y Miloon Kothari, especializado en derechos humanos y vivienda digna.
Ellos son los que sostienen que lo que está haciendo Israel en la Franja es un genocidio. A través de entrevistas a víctimas, testigos y médicos, y documentos verificados, los investigadores han confirmado que la esperanza de vida ha caído prácticamente a la mitad en Gaza, desde los 75,5 años cuando empezó el conflicto a 40,5 años un año después y a 34,9 año más recientemente. Unas cifras que ni siquiera tienen en cuenta la malnutrición o la imposibilidad de recibir atención médica, por lo que en realidad sería aún más baja en la actualidad.