Max Verstappen se acababa de convertir en campeón del mundo de Fórmula 1 tras una última vuelta de escándalo en la que adelantó a Lewis Hamilton. Y la locura en el box de Red Bull, claro, fue total.
Abrazos e incluso lágrimas entre los mecánicos. Christian Horner, jefe de Red Bull, también se emocionó junto a Helmut Marko y el padre de Max Verstappen, Jos Verstappen.
"Que Max haya ganado el campeonato mundial no se trata sólo de lo que pasó aquí, se trata de un año entero. Y debo otorgar todo el crédito del mundo a Lewis, que ha sido un fenomenal adversario durante todo el año", declaró Horner.
La cara era muy diferente en el box de Mercedes. "¡No, Micky, no! ¡Eso no está bien! ¿Qué fue eso?", repetía Toto Wolff en la radio. El austriaco estaba muy enfadado. Mercedes puso hasta dos reclamaciones que fueron desestimadas por la FIA durante la tarde del domingo.
El jefe de Mercedes se quitó los cascos muy enfadado y volvió a sentarse en su silla sin hacer ningún tipo de gesto. Caras largas y silencio en el box de las flechas de plata, que sí conquistaron el mundial de constructores.
Wolff no se ha manifestado públicamente tras todo lo ocurrido en Abu Dabi. Ni el jefe de Mercedes ni Hamilton hablaron en la rueda de prensa posterior. El inglés sí contestó a las preguntas en el podio.
Considerado "parte activa"
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El contexto Según el informe de la UCO al que ha tenido acceso laSexta, los investigadores atribuyen al exjugador un papel más relevante del que se creía en la adjudicación del contrato de la Supercopa de España.