El Deportivo Alavés ha dejado encarrilada la eliminatoria de los octavos de final de la Copa del Rey al derrotar 1-3 a la Sociedad Deportiva Formentera con dos goles del internacional bosnio Sub-21 Ermedin Demirovic, que debutaba con el primer equipo albiazul, y otro del hispano-marroquí Munir El Haddadi.
El Alavés reaccionó con prontitud después de que el Formentera marcara el gol del empate (1-1) en la primera parte, a través de Javi Rosa, que igualaba el anotado por Demirovic, y sentenció en el tramo final del partido. El 1-3 pone la eliminatoria muy cuesta arriba para el conjunto de Tito García Sanjuán, que ve roto su sueño de llegar con opciones al partido de vuelta en Mendizorroza.
El equipo formenterense saltó a su campo, de césped artificial, con la lección muy aprendida y que sus esforzados futbolistas, jornaleros del balón, repiten de memoria. Se trata de mantener el orden defensivo, no venirse abajo si encajan un gol en los primeros minutos, y esperar su oportunidad.
Así le plantearon serios problemas al Sevilla de Sampaoli hace un año, y de la misma manera, eliminaron al Athletic en los dieciseisavos del torneo con un gol en el minuto 95 que enmudeció San Mamés.
El Formentera se mantuvo en el partido
Esta vez, enfrente estaba el renacido Alavés del "Pitu" Abelardo, subcampeón de la Copa, y que como dijo el técnico local Tito García Sanjuán en la víspera del partido, venía con la lección aprendida y sin fiarse, para nada, de las dos categoría de diferencia que separan a ambos conjuntos.
Al Formentera le costó un mundo enlazar dos o tres pases seguidos y no solo por la presión asfixiante de su rival en todas las zonas del campo, sino que también porque el juego técnico y preciosista no está en los genes de un equipo que hace historia única y exclusivamente de la mano de la épica.
Si a eso se le añade que las lesiones le restaron, aún más, capacidad para hacer frente a todo un Primera, a los isleños no les quedó otra opción que ceñirse de manera exhaustiva al libreto: pelear por todos los balones y mantener el 0-0 en el marcador todo el tiempo que fuera posible.
Al Alavés se le vio dominador en todas las facetas del juego. Nombres con pedigree en el fútbol tuvieron que arremangarse y bajar al lodo de un campo de dimensiones reducidas y de hierba artificial. No es que se sintieran incómodos, pero aunque dominaban de forma amplia, se les notaba a la distancia que no estaban en su hábitat natural, con estadios gigantescos, repletos de aficionados y un césped bien cuidado.
Munir marcó un gol que puede valer unos cuartos
Desde el campo los integrantes del equipo de Vitoria veían gradas las supletorias que albergaban a esos casi 3.000 formenterenses, un tercio del censo de habitantes de la isla, y las instalaciones modestas de un rival que este año por primera vez milita en Segunda B. Once contra once, a ratos esa diferencia de un "grande" ante un modesto pasó desapercibida, pero el reloj, inclemente, tenía que poner a cada uno en su sitio.
Al final la cuerda se corto por el lado más débil (min. 35). El bosnio Ermendin Demirovic firmaba su debut en el primer equipo albiazul con un testarazo imparable al ángulo. Un golazo. Pero pronto respondió el Formentera con otro gran cabezazo (min. 42) de Gabri que se estrelló en el palo. Fue un aviso para el conjunto vitoriano en la segunda parte.
Y pudo comprobarlo muy pronto (min. 56) con el gol del empate local marcado por Javi Rosa, también de cabeza, a la salida de un córner. Cuando peor lo pasaba el Alavés volvió a aparecer el bosnio Demirovic. Y lo hizo (min. 64) mostrando hechuras de gran delantero al marcar el segundo gol de su equipo con un sutil golpe de tacón.
Fue un mazazo para el Formentera, al que le tocó remar de nuevo. Arriesgó en busca del empate pero dejó muchos espacios, y los aprovechó a las mil maravillas Munir, otro depredador del área que no suele perdonar y que marcó el 1-3, marcador que deja la eliminatoria muy favorable para el conjunto vasco.