No es casualidad
Entre la Justicia, la política y salvar su imagen: las tres razones por las que Koldo y Ábalos habrían roto su silencio
Los detalles Hablan ahora porque quieren protegerse políticamente dentro del PSOE, dejar claro que no fueron los cabecillas, limpiar su imagen ante la sociedad y, de paso, mover ficha frente a la Justicia para intentar minimizar riesgos y asegurar su futuro profesional y personal.

"Entre 100.000 y un millón de euros, y todo para ella", asegura Koldo García. La frase suena a bomba: habla de pagos a la esposa del presidente del Gobierno por su "buen trato" y deja claro que del presidente, Pedro Sánchez, no oyó nada.
Koldo no se guarda nada. Dice que estuvo muchas veces en la casa del responsable de Air Europa y que escuchó cómo se debatía la compensación. Según él, la conversación era seria, clara y sin rodeos, y él no quiso estar, pero fue testigo directo.
Su abogada confirma que Koldo quiere colaborar con la Justicia cuando tenga acceso a las copias de los dispositivos que le incautaron. Ábalos, probablemente, no tenga ninguna. Entonces surge la pregunta: ¿Por qué hablar ahora y ante los medios? ¿Hay estrategia judicial detrás del chantaje?
El momento no es casual. Tras el ingreso en prisión, la sensación de que "ya no hay vuelta atrás" se ha instalado. En lo judicial, la estrategia parece clara: casos como el de Aldama muestran que declarar voluntariamente y confesar puede rebajar condenas, pero para Ábalos, el propio magistrado dijo que lo que pueda aportar ahora es "poco relevante", porque el procedimiento ya está muy avanzado.
Si Ábalos hubiera logrado un acuerdo con Anticorrupción, como intentó inicialmente, todo podría haber cambiado, pero no lo consiguió.
Tres motivos detrás del chantaje
- Compensar el daño político: Koldo perdió su cargo político cuando Ábalos salió del Gobierno hace cuatro años. Ahora, el PSOE lo mantiene apartado y cada referencia al caso se escuda en que fue apartado hace 22 meses. Para Koldo, hablar y mostrar pruebas sirve para demostrar que fue un colaborador, no el cabecilla, desplazando responsabilidades hacia superiores o terceros.
- Reparar la imagen pública: cuando las pruebas son abrumadoras, guardar silencio puede ser peor que hablar. Una confesión o colaboración permite pasar de ser símbolo de un escándalo a alguien que asume sus responsabilidades. Ábalos lo intentó: al salir del Congreso decía sentir respaldo popular, pero últimamente se le ha visto solo y fugaz por los pasillos, mostrando que su imagen necesita limpieza.
- Interés personal y profesional: más allá de lo político y judicial, hablar puede salvar su futuro. Limpiar la imagen, asumir responsabilidades y colaborar con la Justicia podría ser la vía para reconstruir su vida, la de su entorno y su futuro profesional, sobre todo después de perder protección dentro del PSOE.
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