Tensiones diplomáticas

Humillaciones, encerronas y apretones de manos interminables: el riesgo que corren los líderes mundiales al visitar a Trump en la Casa Blanca

Las causas Donald Trump parece que disfruta haciendo sentir incómodos a sus invitados, incluso cuando son aliados, y no duda en demostrar que es él quien manda. En alguna ocasión hasta se ha acercado al conflicto diplomático.

Trump ha llevado a cabo emboscadas diplomáticas a líderes políticos como Carney o Zelenski.
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Donal Trump ha conseguido que visitar el Despacho Oval se convierta en un deporte de riesgo para los líderes mundiales. El presidente estadounidense ha demostrado que no es el mejor anfitrión. Lleva menos de un año como residente de la Casa Blanca y ya hemos visto allí humillaciones, encerronas, mentiras y apretones de manos interminables que han causado estupefacción por todo el mundo.

Una de las visitas más memorables, y no precisamente para bien, fue la de Volodímir Zelenski el pasado marzo. El presidente ucraniano acudió al Despacho Oval sin saber que Trump le había preparado una encerrona.

Él y su vicepresidente, JD Vance, le criticaron ante la prensa por no ser "agradecido" con la ayuda de EEUU en la guerra contra Rusia y le dijeron que no estaba en situación de pedir. Hasta le afearon la vestimenta cuando un periodista le preguntó por qué no llevaba traje.

Pese a no dejarle hablar, Zelenski aguantó el tipo mientras Trump y Vance le humillaban en público, terminando con las normas básicas de diplomacia. El enfrentamiento fue tan fuerte que se canceló el almuerzo y la rueda de prensa posterior.

Trump también ha vivido momentos de tensión con Emmanuel Macron. En una ocasión, el presidente de Estados Unidos dijo que Europa no daba dinero a Ucrania, se lo prestaba. En ese momento, Macron le cortó para dejarle claro delante de la prensa que eso era mentira. Trump aguantó el tipo, pero terminó vengándose con un largo y fuerte apretón de manos.

Sus apretones de manos siempre dan que hablar, ya que suele tirar con fuerza de la otra persona como una muestra de poder. Los expertos en lenguaje no verbal afirman que con ese gesto busca demostrar que él es quien manda.

Otra víctima de esos apretones fue el ahora ex primer ministro de Japón, Shinzō Abe, a quien agarró la mano con fuerza durante casi 20 segundos, ante la evidente incomodidad del mandatario nipón.

Ni siquiera los amigos de Trump están a salvo en la Casa Blanca. Al comenzar una reunión con Recep Tayyip Erdogan, Trump comentó, sin pudor, que el presidente turco sabe mucho de elecciones amañadas. Erdogan se limitó a poner cara de póker y mirar hacia otro lado, pero con ello, Trump demostró que no le importa atacar a sus aliados más cercanos.

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, también sufrió una encerrona cuando Trump comenzó a enseñar a la prensa fotos de asesinatos a campesinos blancos en el país africano. Aseguró que en Sudáfrica se estaba cometiendo un genocidio contra los blancos y culminó su emboscada diplomática con un vídeo.

No solo la información era un completo bulo, sino que más tarde se supo que las fotos que mostró eran de crímenes cometidos en el Congo.

También vivió un momento muy incómodo el primer ministro canadiense, Mark Carney. Dio igual que dijese que Canadá no está en venta, Canadá no está en venta, Trump le dejó claro que quiere que sea el estado número 51 y provocó, una vez más, una importante tensión en un momento que debía ser de cortesía.

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