La realidad golpea
Del respaldo absoluto al fiscal a la realidad judicial: el fallo que deja al PSOE expuesto y sin excusas
¿Qué pasó? El fiscal general, defendido por Pedro Sánchez y todo el Gobierno durante meses como "inocente", ha sido condenado. Ese respaldo absoluto se estrella contra la realidad judicial, dejando al PSOE expuesto y obligando a explicar cómo todo su blindaje político terminó convirtiéndose en un boomerang.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha recibido un mazazo judicial que ha dejado al PSOE con la boca abierta. Durante meses, el Gobierno blindó su figura, defendió su inocencia a capa y espada y lanzó contra la oposición acusaciones de bulos y desinformación. Hoy, ese blindaje se vuelve contra ellos y evidencia todo lo que decían durante meses: un respaldo absoluto que se topa con la realidad.
Hace 11 meses, Pedro Sánchez se preguntaba alto y claro: "Y la pregunta es: ¿quién va a pedir disculpas? ¿Quién va a pedir perdón al FGE? ¿Quién lo va a hacer? Mucha gente ha exigido su dimisión, sin pruebas, con falsas acusaciones, con bulos y desinformación."
Era la línea política del PSOE: defender al fiscal general y desacreditar a quien dudara de él. Hoy, esa frase se convierte en un boomerang político que golpea de lleno al Gobierno. Patxi López, portavoz del PSOE, no podía ser más rotundo tras conocerse el procesamiento: "Es una absoluta vergüenza. No hay por dónde cogerla. ¿Dónde están sus pruebas?" Sus palabras reflejaban la indignación del PSOE y su defensa cerrada del fiscal, pero hoy suenan fuera de tiempo, casi desafinadas frente a la condena.
El respaldo de Sánchez no se quedaba en palabras. En pleno verano, durante la reunión con el Rey en Marivent, el presidente quiso dejar claro su apoyo total al fiscal: "Respaldamos la acción del fiscal general del Estado. Creemos en su inocencia. Y, por lo tanto, cuenta con el aval y el apoyo del Gobierno." Era un blindaje institucional completo, que se sumaba a la narrativa que repetían ministros y dirigentes socialistas.
Ese apoyo se mezclaba con la confianza personal. Ana Redondo, compañera de carrera universitaria del fiscal, le mostró respaldo directo tras ser procesado: "Todo lo que necesites". Incluso le propuso una cena, un gesto que luego tuvo que explicar en el Congreso: "Entre un fiscal general del Estado que persigue delincuentes y un delincuente presunto confeso… yo prefiero cenar con el fiscal que los persigue".
Durante meses, el mensaje era claro y constante: el fiscal era inocente. Pedro Sánchez insistía una y otra vez: "El fiscal general es inocente" y que "la verdad se acabará imponiendo". Félix Bolaños hablaba de "confianza plena en el fiscal", Pilar Alegría aseguraba que "este Gobierno mantiene la confianza plena en el fiscal" y Margarita Robles repetía: "Todos somos inocentes hasta que haya una sentencia." Todo formaba parte de un blindaje político y mediático total.
Ahora, la condena al fiscal no es solo un golpe judicial. Es un varapalo político, estratégico y mediático. La hemeroteca, con todas estas declaraciones y gestos, vuelve a colocar al PSOE contra las cuerdas. Todo ese apoyo que sonaba firme ahora parece exceso de confianza y cegueras políticas.
Y la pregunta que Pedro Sánchez lanzó hace casi un año vuelve, pero esta vez con los papeles cambiados: "¿Quién va a pedir perdón… dentro del PSOE?" Porque si antes se exigían disculpas a otros, hoy toca mirar hacia adentro.
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