Carrera lunar
De 'Apolo 17' a 'Artemis II': medio siglo después, Estados Unidos vuelve a mirar a la Luna con ambición y tensión
¿Por qué es importante? Hace 50 años, la Luna quedó como recuerdo lejano; ahora, la NASA regresa con ciencia, estrategia y un claro objetivo: demostrar que Estados Unidos sigue siendo capaz de liderar la exploración espacial mientras China avanza y los conspiranoicos cuestionan cada paso.

Hace 50 años, tres astronautas del 'Apolo 17' dieron sus últimos pasos sobre la luna. Era 1972, y aquel viaje puso punto final a una era de exploración espacial en la que Estados Unidos había enviado 17 misiones tripuladas en solo seis años. El programa se canceló por los altos costes y la falta de interés público, y la Luna, quedó, por décadas, como un recuerdo lejano de la carrera espacial.
Ahora, medio siglo después, la NASA ha iniciado la cuenta atrás. La Luna vuelve a ser prioridad. Pero esta vez no es solo por curiosidad científica: es una carrera de liderazgo global. China avanza a paso firme, planeando enviar astronautas antes de 2030, y Estados Unidos no quiere repetir la historia y quedarse atrás. 'Artemis II', la nueva misión lunar, es más que un viaje: es un mensaje al mundo, una demostración de tecnología y estrategia, y un primer paso hacia Marte.
En esta nueva aventura, la NASA rompe moldes históricos. Por primera vez, el equipo de astronautas seleccionados tiene más mujeres que hombres. Alguna de ellas podría dar "un pequeño paso para la mujer y un gran paso para la humanidad", recordando aquel mítico momento de 1969, pero con un símbolo de igualdad y diversidad que refleja los tiempos modernos.
El desafío, sin embargo, no es solo técnico ni humano. También es cultural: los conspiranoicos siguen cuestionando los viajes lunares, poniendo en duda fotos, banderas y huellas. La ciencia ha respondido cada argumento: la bandera parecía ondear porque estaba sostenida por una barra rígida; las estrellas no aparecen por la exposición de las cámaras; y las huellas se conservan en el regolito, el polvo lunar que cubre la superficie. Aun así, la teoría del montaje sigue viva para quienes no confían en el Gobierno ni en la ciencia.
Dentro de la NASA, el ambiente es de tensión y emoción. Los ingenieros ajustan cada detalle de los cohetes, los astronautas entrenan bajo condiciones extremas, y cada decisión tiene un peso histórico. Regresar a la Luna no es solo ciencia ni tecnología: es política, estrategia y orgullo nacional. Es demostrar que Estados Unidos sigue siendo capaz de liderar la exploración espacial en un mundo donde otros jugadores, como China, quieren tomar la delantera.
En pocas semanas, la cuenta atrás comenzará oficialmente. La Luna, silenciosa testigo de la historia, está lista para recibir a la nueva generación de astronautas. Medio siglo después, Estados Unidos vuelve a mirar hacia ella, dispuesto a escribir un capítulo que combine ciencia, audacia y un recordatorio de que la exploración del espacio sigue siendo uno de los mayores símbolos de poder, ingenio y ambición de la humanidad.