Un yihadista en Nueva York

De guerrillero y líder de Al Qaeda a caminar entre diplomáticos en la ONU: la desconcertante historia de Ahmed al-Sharaa

El contexto Con su milicia puso fin al régimen de Bashar al-Assad y transformó su figura de enemigo público a aliado estratégico de Occidente; hoy debate reconstrucción, paz y política internacional en la Asamblea General de la ONU.

De guerrillero y líder de Al Qaeda a caminar entre diplomáticos en la ONU: la desconcertante historia de Ahmed al-Sharaa

Hace apenas unos años, su nombre era sinónimo de miedo: Al Jolani, líder de Al Qaeda en Siria, con una recompensa de diez millones de dólares por su captura. Hoy, ese mismo hombre camina por las calles de Nueva York, se sienta en la Asamblea General de la ONU y se reúne con políticos occidentales como si nada. Ahora se llama Ahmed al-Sharaa, y su transformación es tan radical como desconcertante.

El cambio empezó cuando su milicia derrocó al régimen de Bashar al Assad, poniendo fin a 54 años de gobierno familiar en Siria. De repente, Estados Unidos vio en él a alguien útil: un aliado capaz de distanciar a Siria del islamismo radical y de la influencia de Irán, y de estabilizar, aunque fuera mínimamente, una región devastada por la guerra.

Su primer gesto fue claro: tender la mano a Occidente, pacificar la relación con Israel y anunciar que Siria dejaría de ser un súbdito de Teherán. Por ese camino, Estados Unidos levantó sanciones y lo convirtió, de enemigo público número uno, en un actor aceptado en la política internacional.

El cambio no solo ha sido político. Ahmed al-Sharaa dejó atrás el uniforme militar, se recortó la barba, abandonó su nombre de guerra y adoptó un estilo occidental. El guerrillero que sembraba el terror ahora viste traje, se sienta en salas diplomáticas y habla en foros internacionales como jefe de Estado "normal".

Su pasado, sin embargo, sigue ahí: a los 20 años colaboraba con grupos antiestadounidenses en Irak, participó en masacres y fue detenido en 2005 mientras colocaba bombas en carreteras. Años después, lideró Al Qaeda en Siria, hasta que su estrategia para derrocar a Bashar al Assad lo catapultó al poder.

El primer año de su gobierno no ha sido fácil. Más de 10.000 personas han muerto en enfrentamientos sectarios, y la oposición acusa a su administración de complicidad en matanzas. Aun así, Ahmed al-Sharaa camina por Nueva York y se reúne con Ursula von der Leyen, Marco Rubio y otros líderes internacionales, recibiendo un trato que hace apenas unos años habría sido impensable.

De terrorista buscado por Estados Unidos a líder reconocido en la ONU, Ahmed al-Sharaa encarna la paradoja más extrema de la política internacional: un hombre que una vez sembró el miedo ahora se sienta a debatir el futuro de su país frente al mundo. Y mientras recorre Nueva York, muchos se preguntan: ¿cómo pasa alguien de colocar bombas a codearse con diplomáticos sin que nada rompa esa fachada de normalidad?