Mohammed Achraf, un marroquí de 35 años, era el líder de 'la banda del Badoo'. Sin embargo, lo que no sabía, tal y como indica José Carlos Fuertes, psiquiatra forense, "es que la Guardia Civil tenía información respecto a una pulsera telemática que él llevaba porque había sido condenado por unos presuntos malos tratos". "Este es un elemento fundamental que despreció de una forma incomprensible para ser el líder de un grupo criminal", indica.
Los agentes accedieron a los datos de rastreo de la pulsera de Mohammed el día de la desaparición de Josetxu. "Debió pensar que la pulsera no se activaba si no violaba la orden de alejamiento, debió pensar que se sentía impune porque lo había hecho varias veces y no había pasado nada. No se estaba dando cuenta de que estaba dejando un rastro de información abrumador", explica Francisco Pérez, criminólogo.
Sin embargo, "gracias a que la Guardia Civil descubrió esto, pudo reconstruir minuto a minuto desde que desapareció el informático vasco, todos y cada uno de los pasos que dio Mohammed", afirma Pérez.
El criminólogo explica que "los investigadores, en cuanto se pusieron a hacer el seguimiento de esa pulsera durante el día de la desaparición del informático vasco, de Josetxu, descubrieron que una hora antes de la llegada de Josetxu a Luceni, Mohammed salió de su casa y, casualmente, la pulsera ya le ubicó en el lugar en el que quedó con su cita Josetxu, con Angeline". "Automáticamente, la Policía ya está colocó a Mohammed y a ella en el lugar donde estaba Josetxu cuando desapareció", añade.
"Se llevaron a Josetxu a un polígono industrial donde hay una nave que parece ser que es donde él trabajaba y que era un poco su centro de operaciones. Mohammed estuvo allí durante una hora. Seguramente, llevó a Josexu allí y lo introdujo en esa nave donde pudo estar dándole una paliza o a saber", relata Francisco Pérez.
El motivo por el que decidieron retener a Josetxu fue, según Pérez, porque "debió resistirse". "Debió resistirse al punto de que no les quería dar más información, dinero, ni el pin de las tarjetas de crédito. No les quería dar esa información a la que las otras víctimas sí habían accedido por el uso de la fuerza y, por tanto, decidieron retenerlo", afirma.
Además, hubo un movimiento de Mohammed que llamó la atención de los investigadores: "Hay un movimiento que dispara todas las alarmas y que es absolutamente es significativo. Mohammed se desplazó hasta un descampado, donde no había absolutamente nada y permaneció allí durante dos horas. Volvió a la nave y de repente fue como si hubiera olvidado algo o pensara que las cosas no las había hecho bien, retornó otra vez al mismo punto, estuvo ahí otro ratito y se marchó", explica el criminólogo.
"Yo creo que básicamente para asegurarse de que lo que sea que estaba produciendo ahí había ocurrido como tenía que ocurrir y no había dejado nada tras de sí, ¿qué estuvo haciendo durante dos horas allí? Pues eso es lo que la Guardia Civil trataba de averiguar", opina Pérez.
Los agentes se desplazaron hasta el lugar donde Mohammed permaneció dos horas. Es el paraje conocido como 'Barranco del Salto del Lobo'. Allí encontraron varios indicios: las marcas de unas ruedas de neumáticos que condujeron hasta una pequeña fosa y la huella de la punta de una pala. Y bajo la tierra amontonada encontraron un cadáver, el de Josetxu.
Hemeroteca de Equipo de Investigación
Los mensajes de una mujer describiendo en 'tiempo real' el asesinato de sus vecinos: "Hay una niña gritando"
En la investigación del doble crimen de Almonte, lo único incuestionable será la conversación de una vecina de las víctimas, que escuchó cómo se cometía el asesinato de Miguel Ángel Domínguez y su hija de 8 años María.