Ambos llevan en su piel aún los tatuajes que les hicieron y por los que se arrepienten una y otra vez. Los dibujos que querían hacerse no tienen nada que ver con los que les han tatuado: "Me salió demasiado caro", explica Patricia, una de las víctimas.

Carlos Becks, el tatuador, citó a ella y a su pareja, Adrián, "en una vivienda que se supone que tenía como un estudio". Allí fue donde les hizo los desastrosos tatuajes: "No hay por dónde cogerlo. Si digo que lo ha hecho mi hija cuando tenía cinco años, cuela mejor", lamenta Adrián, mientras que Patricia recuerda que se sintieron "fatal" tras ver el resultado de sus tatuajes. "Estuve todo el fin de semana llorando", confiesa.

Este tatuador ya tiene una página de afectados, a pesar de seguir trabajando con los tatuajes. Esta pareja quiso denunciar, pero no pudo: "Fuimos a la Policía, pero no pudimos recoger esa denuncia porque nos dijeron que nos habíamos tatuado porque habíamos querido", señala Patricia en este vídeo.

El tatuaje "más curioso" borrado con láser