Equipo de Investigación muestra uno de los últimos que mandó Esther López antes de desaparecer el 12 de enero. "Ey amigo. Estoy bien, aquí en casa esperando a Luisillo. A ver si viene y vamos a ver el partido", envió la joven a un amigo. Siete horas después, el rastro de la joven, de 35 años, se perderá para siempre.
"Su amigo Luisón va a buscarla a su casa porque han quedado para ir a ver el partido de fútbol de la Supercopa de España. Jugaban el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona en un pub. Como el Real Madrid gana, van a celebrarlo a casa de Luisón", señala Francisco Pérez, criminólogo y profesor de la UCJC, a Equipo de Investigación.
Una hora después, Esther recibe un mensaje de WhatsApp de su amigo Carolo preguntándole si sabía dónde podía "pillar un 'pollo'". "Ni idea, tía, yo ahora me voy a ir a mi casa, y cada uno se va a ir a la suya", respondió la joven.
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El joven reconoce estar "arrepentido" de lo que había hecho. "No podía controlar qué se hacía con esos datos, los había vendido", explica, destacando que lo hizo por una "especie de rabia o venganza contra un juez".