En el terreno de las redes sociales y los influencers, los vientres más planos, los labios más grandes y las pieles más tersas están a la orden del día. Un terreno donde, todo hay que decirlo, hay poca, muy poca realidad. Porque muchas de las imágenes o vídeos que vemos diariamente en las aplicaciones más visitadas de nuestros teléfonos tienen algún tipo de filtro que distorsionan la apariencia real de una persona.

Noruega ya les ha puesto límite: se ha convertido en el primer país donde los influencers deberán declarar el uso de retoques. Es decir, con un mensaje aclaratorio, estas personalidades que tendrán que incluir una notificación avisando si modifican su cuerpo, cara o cualquier otro aspecto físico: "Los estándares que muchas veces tienen que cumplir son en muchos casos inalcanzables incluso para ellas".

El motivo es precisamente ese: el abuso del uso de redes sociales afecta a la percepción de nosotros mismos y a nuestra autoestima. Por eso, a veces es difícil saber qué es real y qué no a la hora de ver la foto de otra persona. Algo que se ha agravado especialmente con la pandemia. Los trastornos alimentarios entre los jóvenes menores de 18 años se han disparado.

"Se está excesivamente preocupado por la imagen, por el peso y por la apariencia", explica a laSexta Fernando Fernández-Aranda, especialista en psicología clínica e investigador de TCA. Esto, unido a una mayor incertidumbre, estrés. "En el periodo de confinamiento se ha estado más pendiente de las redes sociales", ha apuntado Fernández-Aranda. También, por una falta de herramientas adecuadas a nivel personal para manejarlo.

Esa es una de las claves, según indican los expertos. "Entrenar a las personas para que sepan gestionar su estrés y sus emociones que doparlos con psicofármacos", ha expuesto Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Aumentan también los juegos on line, el ghosting o el ciberbullying. Pero las redes sociales no son el inicio de este problema.

"Habría que distinguir claramente entre un aumento de uso y un abuso. Muchas veces, Internet y las redes sociales han sido el único punto de encuentro que han tenido con compañeros", ha explicado Manuel Machimbarrena, experto en psicología clínica y de la salud de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). El foco pasa por convertir a Internet en un aliado. "Internet está para quedarse, por lo que no podemos convertirlo en el enemigo porque es una batalla que vamos a perder", ha declarado Machimbarrena.