Gemma Files Traductora: Pilar Ramírez Tello Editorial: La Biblioteca de Carfax Año de publicación original: 2021 ¿Puede haber algo más terrorífico que pelear por tu vida contra ti mismo? ¿Puede haber un terror más atávico que el miedo a lo desconocido, a lo que se esconde allá donde la luz no llega? Gemma Files lo sabe bien. Y tiene muy claro que en este mundo moderno de mierda, nada nos puede dar más pavor (a nosotros, insignificantes personas pequeñas y alienadas) que nuestra cotidianidad se vuelva contra nosotros. 'En este infinito, nuestro final' es una colección de cuentos en los que lo inexplicable se abre paso Ganadora del prestigioso Premio Bram Stoker en 2021 y del Shirley Jackson en 2017 (los más importantes del género en Reino Unido y Estados Unidos respectivamente), la autora ha demostrado sobradamente su talento para aterrarnos. Y lo ha hecho siempre sin perder de vista la realidad que nos rodea. Asegura que cada relato surge de observar un instante de su vida y convertirlo en espeluznante. De eso va En este infinito, nuestro final. Una colección de cuentos en los que, a partir de un contexto común y lógico, lo inexplicable se abre paso, abriendo grietas en nuestra imaginación por las que se cuela el horror más inesperado. Un mundo lleno de grietasPorque esa es una de las claves de este libro y de la literatura de Files: las grietas. Pequeñas aberturas en las paredes, en los cuerpos, en los recuerdos e incluso en la literatura, por los que se cuela, primero goteando, pero después a borbotones, algo difícil de explicar, algo capaz de acabar con nosotros. En los cuentos de Gemma Files hay grietas por las que se cuela, primero goteando, pero después a borbotones, algo difícil de explicar En La iglesia de las montañas, uno de los relatos de este libro, lo que se abre es una pequeña grieta entre un recuerdo y la realidad. Y la protagonista del mismo no será capaz de asegurar si aquella escena de terror que vio en la tele de la casa de su abuela cuando era niña, la vio realmente en la tele o no. Y por ese pequeño espacio, de nuevo, lo más oscuro se abrirá paso. O en Así están las cosas, por ejemplo, el relato que abre el libro. Allí la grieta se abre en los cuerpos de todo el planeta. Escrito antes de la pandemia del Covid, llama la atención esta historia sobre un mal que separa los cuerpos de todos los habitantes de la Tierra en dos seres iguales, destinados a eliminarse el uno al otro con violencia. Un drama sin finalPara los amantes del terror, En este infinito, nuestro final es un libro imprescindible. Porque Gemma Files apunta directamente a nuestro pecho, a aterrarnos con cosas tan habituales en nuestra vida que no solemos reparar en ellas. Como la casa del otro lado de la calle, que poco a poco, día a día, se acerca cada vez más a la nuestra... o como un apartamento de Airbnb en el que dejamos algo más que nuestros propios recuerdos. Una bombilla, una madre... el dolor y lo extraño surgen de absolutamente cualquier parte y nada ni nadie está a salvo en un relato de Gemma Files. Con una prosa evocativa, generosa en descripciones, sobre todo de ambientes, esta autora canadiense es muy hábil para llevarnos de la mano a paisajes agradables que poco a poco se empiezan a torcer hasta agobiarnos e incomodarnos. Gemma Files apunta directamente a nuestro pecho, a aterrarnos con cosas tan habituales en nuestra vida que no solemos reparar en ellas Además, la mayoría de sus historias no tienen un final como tal. El drama se extiende, el horror se agranda pero no se resuelve. Se queda ahí y el cerebro de sus lectores es el encargado de procesarlo y asumirlo... pero jamás de aliviarlo. Y por si fuera poco, los relatos van salpicados con dibujos realizados por la propia autora, la mayoría tan inquietantes como sus textos. Por eso, cuando terminen el libro, no nos culpen si empieza a mirar sus paredes, sus lámparas e incluso a sus vecinos de otra manera, sospechando que puedan esconder algo en su interior capaz de acabar con usted. Avisados quedan.
No es fácil abordar una entrevista con un asunto tan íntimo en el centro. La muerte del padre de Aura García-Junco articula su último libro, Dios fulmine a la que escriba sobre mí. Una obra escrita alrededor de los más de 10.000 libros que su progenitor le dejó en herencia. Nada más saludarla tras la pantalla se lo confieso: siento que me voy a meter en su intimidad más íntima, a la que quizá no me ha dado acceso. Y la primera pregunta es obligada: PREGUNTA. No quiero ni imaginar cómo debe ser transitar el duelo por la muerte de un padre. Pero sí me gustaría saber cómo ha sido para ti este proceso de encarar su muerte en un bellísimo ejercicio literario. RESPUESTA. Los diez primeros meses de escritura, en los que escribí el 98% del libro, fueron duros. Empecé devastada, no podía escribir sin deshacerme en lágrimas. Gran parte no llegó al libro de lo horrible que era, todo muy visceral, y qué bueno que no llegó porque no tenía ningún valor literario, tenía puro valor catártico. Pasados esos diez meses me sentí muy diferente. No es que no sintiera tristeza, pero sí creo que muchas cosas cambiaron. Entre ellas, sentir una cercanía mucho más grande con mi papá. Obviamente es imposible no sentir cercanía en cierto sentido con un padre, pero la diferencia sí que era para mí muy notoria. Comencé a sentir que lo entendía más y que me importaba menos lo que había hecho bien o mal. Evidentemente, siempre habrá cosas que te hubiera encantado que fueran distinto, pero ya no pesaban como pesaban al inicio. P. De tus palabras entiendo que la escritura fue terapéutica. R. Es muy loco porque me lo he preguntado mucho, con esa palabra. Al principio yo siempre decía que fue como diez años de terapia concentrados en diez meses. Esa manera de relacionarte con la historia así, como un géiser, saliendo todo a la vez, tenía algo catártico. "Empecé devastada, no podía escribir sin deshacerme en lágrimas" Pero luego, por otro lado, recuerdo lo que dice Rosa Montero, que somos narración y que es el fundamento de muchas formas de terapia. Siento que la escritura, que siempre ha existido, incluso previa a que la terapia fuera una entidad popularizada y extendida, ha tenido en muchos momentos esa vocación. Pienso en los tratados de la antigüedad, pienso en Cicerón escribiendo sobre la amistad y creo que siempre ha habido esa dimensión que precede la terapia en la escritura. P. Una cita ya anticipaba ese proceso curativo: "A veces pienso, porque lo siento en mí, que la escritura puede romperte. Pero para que lo haga necesita una herida lista para infectarse". ¿Cómo fue ahondar en esa herida? R. Tiene una doble resonancia porque implica abrir algo de ti sin importar si es ficción, y en este caso, siendo no ficción, mucho más. ¿Cómo haces que no se desborde? He visto que en la escritura hay dos dimensiones: por un lado estás tú en la intimidad de la escritura, que es una dimensión muy poderosa y muy dura; y luego, por otro, está el mundo entrando a tu escritura, que es lo que viene después de publicar y es también otra forma de penetrar esa herida que es bien diferente por tener algo íntimo afuera. Y sí, es muy difícil compaginar esas dos cosas porque te das cuenta de que esa primera parte tan rebosante de emociones solo va a ir precedida por otra que sea igual de fuerte pero en otra dirección. P. Uno de los puntos fuertes del libro es precisamente ese equilibrio que logras entre lo autobiográfico y la (buena) narrativa de no ficción. No sé si ha sido fácil lograr ese balance para que los propios sentimientos y emociones no acaparen el relato como lo hacen tan acertadamente, por ejemplo, Annie Ernaux o Vivian Gornick cuando nos hablan de sus propias vidas. R. Es de lo más difícil cuando escribes narrativa personal, porque el primer impulso cuando narras tu propia historia es que la historia ya existe, el mundo y los personajes ya existen. Y creo que a mí una de las cosas que me enseñó leer a Vivan Gornick es que nada de eso existe en realidad. Tú tienes una situación pero no tienes una historia. Como dice ella, la historia es algo artificial porque es la manera en la que acomodas esa situación a una serie de posibilidades para un lector o lectora. En este libro, en algún punto, me hice muy consciente de eso. Empecé a pensarlo como una obra literaria y a partir de ese momento comencé a pensar en una estructura, un arco (que ya veía que se perfilaba), cómo acomodarlo... Y empecé a hacer de esto algo que no sólo me dijera cosas a mí, sino que dijera algo a quien lo pudiera leer, con todo el artificio que eso necesita. Pasa mucho con Annie Ernaux también, sí, que la magia es que el relato parece espontáneo, parece que es alguien que ha pensado mucho en su historia y te la está contando de primer aliento. Pero todos estos libros para mí tienen mucho oficio, muchas escrituras, muchas formas de buscar que esa historia que para ti es ya dada, para la otra persona sea también un mundo que descubrir y una serie de personajes que que conocer. P. En el libro escribes textualmente: "Te voy a hacer un juramento: voy a tratar de entenderte". ¿Crees que has logrado entender quién fue tu padre con sus claroscuros y que, en consecuencia, has trazado un perfil fiel a la realidad? R. Quién sabe. Lo que me ha revelado el libro es que cada quien lee como puede. Hay veces que me dicen cosas y yo pienso: di en el clavo, este era mi papá. Lo más significativo fue cuando me habló mi tío y me dijo un poco entre risa y llanto: ese era tu papá, ese que está ahí, ese era él. Eso para mí fue superespecial. Fue como decir: claro, ese fue mi trabajo, lo pinté desde los dos lados. Lo pinté no solamente como una persona idealista sino también difícil, alegre y generoso. "Somos también quienes hemos sido para el resto de la gente" Creo que sí que intenté tener una visión muy poliédrica de quién era, que no incluyera solamente momentos en particular sino momentos de otras personas. Una frase que me gusta muchísimo dice que somos también quienes hemos sido para el resto de la gente. Intenté un poco incorporarla aún sabiendo que este libro era desde mi punto de vista. P. Has conseguido amortajar el recuerdo de tu padre y a la vez darle "el funeral que no tuvo". ¿Te ha servido para reconciliarte con él? R. Me encanta la idea de amortajar el recuerdo. Es una imagen muy viva, sí. Yo sinceramente lo creo, porque incluso cuando había cosas que yo ya intuía me encontraba con que estaban envueltas en tantas emociones que necesitaba irlas despejando una por una. Necesitaba ir pelando las capas de una persona y de una relación, solamente así podía llegar a una especie de disección del personaje, como lo haría con un personaje de ficción. Pero sucede que este personaje no es ficticio. Yo lo vuelvo un personaje de ficción, pero para mí, mientras escribía, era amortajar el recuerdo tal cual. Era como darle un peso, que cayera desde diferentes partes y que pudiera enseñar todos estos ángulos. Me hizo mucho bien verlo por escrito. P. El hecho de que tu padre fuera también escritor os unió y separó a partes iguales, al punto de que de adolescente dejaste de escribir ante una de sus críticas feroces. R. Él siempre estaba 'tallereando', siempre poniéndole peros a todo. Era un tallerista incansable de la vida en general, incluyendo de mi cuerpo en la adolescencia, de todas esas cosas que eran muy dolorosas, pero al mismo tiempo era una persona capaz de un gran cariño y generosidad. Voy a expresarlo fríamente, pero es muy interesante trabajar con un personaje así, es un privilegio poder ver desde todos los ángulos. Creo que encaja mucho con los personajes de los que me gusta leer y escribir. Personajes que tienen ese lado glorioso y terrible y que no hay manera de separar porque ambos lados nacen de la misma semilla. P. Tu libro es un libro de libros. Un novenario, como esos ancestrales rituales de luto que duraban nueve días, enraizado en nueve capítulos que giran en torno a una obra literaria. R. Cuando intenté escribir sobre mi papá tras su muerte no lo logré. Quería pensar cómo hacerlo y nunca encontré la respuesta hasta que me topé de manera literal con los libros. Hay una anécdota que cuento mucho. Llegué a mi casa y mi compañero de piso de ese momento había agarrado uno de los libros del librero y le había quitado el plástico. Era Voces de Chernóbil de Svetlana Alexiévich. Me acuerdo perfectamente que enloquecí, le dije: los iba a vender, ¿cómo te atreves a quitarle el plástico sin preguntarme? Se quedó pasmado y le dio una limpiadita. La reacción fue exagerada, simplemente le había quitado el plástico y lo estaba leyendo. "Empezó poco a poco a fraguarse la idea de que los libros eran ese lugar donde sentía que estaba mi padre" Y ahí pensé: claro, aquí hay una clave. No estoy vendiendo los libros, no los estoy leyendo, no estoy dejando que nadie los toque. Aquí hay algo que está viviendo, que está teniendo su propia historia. Y a partir de ahí empezó poco a poco a fraguarse la idea de que los libros eran ese lugar donde yo sentía que él estaba. Porque era su herencia, porque era su vida, porque era un enfermo de la literatura, como diría Vila-Matas. Y porque simplemente en nuestra historia no podía no ser protagónica la literatura. Al final fue el descubrimiento más grande, y además me posibilitó el sueño de toda persona enamorada de los libros: escribir un libro sobre libros. P. Ya nos sorprendiste con un formato novedoso con tu anterior libro, El día que aprendí que no sé amar, tachando algunos párrafos del Ars Amatoria de Ovidio para actualizarlos. En este vuelves a hacer algo distinto: cada capítulo es como un estante de librería con su correspondiente ficha bibliográfica. R. Eso fue superrico, superinteresante. En algún momento le dije al editor que las fichas bibliográficas podían ser fichas reales, que las escribiera a mano. Luego se veían horribles y no lo hice. Todos los libros que he escrito en El día que aprendí que no sé amar también tiene esto de las citas de Ovidio tachadas. Quería tachonear todo el Arte amatoria y que fuera una sección del libro. Luego vi que era larguísimo y pensé: esto es una estupidez, no tiene sentido, y lo descarté un poco. Y cuando ya estaba terminando la redacción de todo el libro me volví a encontrar con eso, fue divertidísimo. Realmente me lo pasé superbien tachando todo y encontrando la cita perfecta para cada capítulo. Siempre hay algo del juego con la forma que me gusta mucho. Y en este caso los libros como que me posibilitaron ese detalle, entre los libros y las notas al pie de página fue lo más divertido. P. El libro está repleto de notas al pie, de definiciones llenas de destellos. Por poner un ejemplo: "Sentimientos: a veces pequeños insectos arrebolados cuya única función es comerte el pecho por dentro. Otras, obsidianas que refractan la luz". R. Las notas al pie de página tampoco estaban en el plan inicial de la escritura. Nació de manera muy orgánica. Mientras escribía el libro ponía una definición que quedaba metida en el medio, pensaba que no iba en línea con el texto, que rompía la cadencia. La primera fue la del dolor, que la bajé a nota al pie para decidir después qué hacer con ella. Y dije: un momento, ¡ya hice lo que tenía que hacer! Y al bajar todas las definiciones a notas pensé que era increíble, porque me permitía escribir pequeñas digresiones de toda índole. Hay desde citas a Calderón de la Barca o poemas de mi papá, hasta definiciones poéticas de felicidad. Realmente fue muy bonito tener ese espacio para poder salirme no ya de la rigidez, porque es un libro muy plástico, pero sí de lo que estaba narrando y poder resaltar las emociones, impresiones y chistes, todo lo que se ofreciera. P. En este libro vuelve a haber una apuesta consciente por el lenguaje inclusivo con fórmulas como nosotres o ellxs. R. Intenté utilizar al máximo el género neutro. Fue dificilísimo, creo que le dediqué tanto tiempo de edición a neutralizar como a evitar rimas internas. Realmente fue una cosa muy exhaustiva, quería transitar algo que no he logrado hacer cuando escribo ficción, que es preocuparme por que la sonoridad también esté presente. Algunas palabras que sentí que ya están un poco más utilizadas como todes o hijes las puse con 'e' o con 'x'. Los dos libros (El día que aprendí que no sé amar y Dios fulmine a la que escriba sobre mí) están escritos desde convicciones políticas. Creo que son libros con una visión muy feminista del mundo. Aunque yo no me denomine feminista a mí misma, sí creo que es una herramienta crucial para entender la vida. Y especialmente para una historia como esta, que tenía tantos matices de cómo el feminismo fue algo que se habló mucho con mi papá y que causó muchos desencuentros. Lo que me pareció más duro es que, en el fondo, él sí creía profundamente en esa igualdad, pero era un hombre de su generación. Y una de las vocaciones de este libro era también tener un poco más de comprensión con esta realidad. Cómo poder no juzgarlo tanto por haber sido quién fue cuando no podía haber sido otra persona. A veces pienso qué va a pasar con mi generación cuando envejezcamos, si vamos a seguir entendiendo tan bien como creemos entender el mundo. P. Me llama la atención que acabas de afirmar que no te denominas feminista. Etiquetas aparte, tu literatura destila perspectiva de género. R. Yo ya lo había pensado, luego lo leí en Bell Hooks y lo entendí. Decía que para ella ponerse una etiqueta así no funciona, que funciona ver el mundo a través de una herramienta. "Aunque yo no me denomino feminista a mí misma, sí que creo que es una herramienta crucial para entender la vida" Lo que no me gusta es esta idea de que tu identidad sea el feminismo, me parece encajonante. A veces incluso no te permite salir de ciertas ideas que se vuelven dogmas, y para pensar con libertad y para seguir pensando el mundo conforme va cambiando, no viene bien. Lo cual no quiere decir que no sea una herramienta esencial para entender el mundo contemporáneo y que no la utilice todo el tiempo. La prueba está en mis libros. Pero eso de autodenominarse feminista como si fuera lo más importante de mi identidad, a mí, en lo personal, no me sirve. P. Hablemos del feminismo en México. En un viaje reciente a la capital escuché repetidas críticas a las acciones del movimiento feminista interviniendo monumentos con pintadas. Era una descalificación generalizada sobre todo entre hombres ¿Cómo lo vivís desde dentro? R. El movimiento feminista cada vez crece más, pero la respuesta es igualmente potente, hay mucha resistencia. De pronto la ultraderecha crece, crece y crece en todo el mundo, es superpreocupante, es horrible. Porque conforme va creciendo la idea de igualdad y de emancipación de las mujeres, hay gente que se empieza a enojar. Además, estamos en una sociedad cada vez más cruelmente capitalista en la que la gente vive superprecarizada y de pronto encuentra lugares muy extraños para encaminar sus frustraciones. Es más fácil decir "estas pinches viejas están rayando los monumentos" en vez de reconocer que hay un problema de machismo tan grande que está derivado en una sociedad brutalmente violenta. Están asesinando a 10 - 11 mujeres al día. Es muy fuerte ver que la gente prefiere enojarse con las feministas antes que ser conscientes del enorme problema que hay, y una cosa es más fácil que la otra. P. El hecho de que una mujer, Claudia Sheinbaum, vaya a ser presidenta de un país con una alta tasa de feminicidios (3 por cada 100.000 mujeres), no sé si se vive como algo esperanzador. R. No sé cómo se está viviendo fuera, pero si es la presidenta más votada de la historia hay algo ahí. Sí tiene mucho que ver con el efecto de López Obrador y muchas cosas. A mí también, simbólicamente, me parece muy poderoso. Me molesta muchísimo que el tema de la militarización siga ahí. Todo apunta a que Sheinbaum va a continuar con la militarización del país, no creo que ella vaya a poner un alto. Pero bueno, creo que hay que darle un voto de esperanza, un voto de fe, al menos. "A veces pienso qué va a pasar con mi generación cuando envejezcamos, si vamos a seguir entendiendo tan bien como creemos entender el mundo" Al final, para mí Sheinbaum es un enigma, no sé qué tanto es ella y qué tanto es López Obrador sobre su hombro. Hasta que no esté gobernando no sabremos exactamente quién es. Me gustan algunas cosas que ha hecho, algunas secretarías nuevas que ha puesto y algunas personas que ha puesto al mando. También otros son viejos putrefactos políticos, pero hay un balance muy interesante y siempre es mucho mejor que llegue una mujer de izquierdas a que llegue un señor o una señora de derechas al poder. No soy esa persona turboentusiasta por sí misma, pero sí me siento esperanzada. P. También en vuestro país vecino está Kamala Harris en la carrera presidencial, ¿es doblemente esperanzador? R. Pues sí, ojalá. También creo que, como siempre, ante una figura poderosa femenina hay una reacción machista de gran proporción. En el caso de Sheinbaum al final sabemos que el voto fue propiciado en gran medida porque Andrés Manuel López Obrador estaba detrás, entonces es como la figura del papá posicionando a su sucesora. Pasito a pasito. P. Volvamos al libro para terminar, y a los libros que lo inspiraron. El título viene de una frase de J. M. Barrie que contenía uno de esos tomos que heredaste de tu padre. La frase es contundente ¿Qué pensaría tu padre? ¿Pediría a Dios que "fulmine a la que escriba sobre ti"? R. Me preguntan un chingo eso. La verdad es que es el mundo de la especulación y no tengo ni la menor idea. Si algo he aprendido con este libro es que la gente nunca reacciona de la manera en la que hubiese esperado para bien y para mal, así que ni idea, la respuesta es ni idea. P. Hace poco reseñamos el libro póstumo del periodista Ramón Lobo. Él hace también un ejercicio literario de reconciliarse con su padre, que estaba en sus antípodas ideológicas. Lobo cuenta que estaba satisfecho de la persona que era, y un amigo le dijo: "Se lo debes a tu padre. Eres exactamente lo contrario de lo que él esperaba. Pero si no hubiese existido él, si no hubiese sido tan severo, hoy serías otro, y no necesariamente mejor". ¿Compartes que le debes a tu padre (y a vuestras diferencias) ser quien eres? R. Qué maravilla, me resuena mucho. Es muy fuerte, y me ha tocado mucho en clubes de lectura, por ejemplo, platicar con gente que me dice: el libro me resonó mucho pero mi papá es super de derechas, todo lo contrario. Es un tema universal. Cómo te construyes con respecto a quién fue tu padre. En el libro cito El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince, que es un ejemplo de una relación que se siente por cómo está narrada sin fisuras. Mientras que hay otras que son mucho más turbulentas y que se construyen desde la diferencia. A mí me parece curioso cómo con mi papá, por ejemplo, lo fundamental lo construimos desde lo igual. Pero las cosas que eran diferentes, por más pequeñas que fueran, eran suficientes para hacer que todo estuviera dinamitado. También es muy curioso cómo elegimos con qué pelearnos de nuestros padres, aunque sea algo irracional.
En Ahoraqueleo.com enfrentamos a muchos libros cada mes, pero solo unos pocos nos fascinan como para pensar en esas listas de final de año. Hasta ahora apuntábamos los títulos y en diciembre teníamos que hacer memoria para recordar por qué nos gustaron tanto. A partir de ahora todo esto va a cambiar. A la espera de los grandes lanzamientos comerciales que están por venir (ya han publicado libro Julia Navarro y Carmen Mola, y pronto lo harán Juan Gómez-Jurado, Arturo Pérez-Reverte y Dolores Redondo), hemos decidido empezar la lista lo antes posible e ir actualizándola durante el año. Así que lo mejor de este artículo, y es algo que nos motiva muchísimo, siempre está por llegar. Esperamos sorprenderte cada poco tiempo con nuevos títulos, con nuevas historias que vayan construyendo la lista definitiva de los mejores libros de este 2024. 'Golpe de gracia', de Dennis LehaneEditorial: Salamandra Páginas: 352 Boston, 1974. Para acabar con la segregación racial, un juez ha ordenado que parte de los estudiantes blancos del barrio de Southie estudien en un instituto de negros, y viceversa. Una decisión polémica -y real- que provoca disturbios y una oleada de violencia. En medio de un ambiente caldeado, un joven negro muere en circunstancias sospechas, y una niña blanca desaparece. La niña se llama Jules, y es hija de Mary Pat, la protagonista de esta historia. Una mujer marcada por el racismo que siempre la ha rodeado y que está dispuesta a cualquier cosa con tal de averiguar dónde está su hija. Porque es lo único que le quedaba en la vida. El autor de las geniales Mystic River y Shutter Island ha vuelto con un auténtico pasapáginas, una noir histórico adictivo lleno de violencia y sed de venganza que funciona a la perfección gracias a una estructura perfecta, unos diálogos brillantes y un personaje extraordinario: Mary Patt. Como decíamos en esta reseña, Golpe de gracia una trampa. Una trampa con la que Dennis Lehane vuelve a demostrar que es un narrador descomunal. 'Mala estrella', de Julia ViejoEditorial: Blackie Books Páginas: 240 Vera, a sus trece años, sabe perfectamente lo que es el peso de la familia. Se ha instalado en el pueblo paterno, donde su abuelo fue un personaje tan importante que incluso una enorme escultura suya preside la rotonda de entrada. El problema es que su abuelo, que falleció el mismo día que ella nació, ha caído en desgracia y su padre, heredero legal, tiene que hacer frente a un juicio que les puede dejar sin nada. Afrontando las desgracias de la vida adulta, Vera se hace mayor en un entorno que le es hostil. Solo sus largos paseos por el campo, sus baños en el río y un tipo realmente extraño que se cruza constantemente con ella y que no termina de saber si existe realmente, le liberan de la presión de la madurez. Escrito con la delicadeza que mostraría una niña de trece años ante unos hechos angustiosos, Mala estrella es la deslumbrante primera novela de la joven Julia Viejo, que cosechó un gran éxito con su libro de relatos En la celda había una luciérnaga y editó la antología poética de Gloria Fuertes Lo que pasa es que te quiero. 'Doppelganger', de Naomi KleinEditorial: Paidós Páginas: 464 Naomi Wolf y Naomi Klein son dos personas diferentes. La primera pasó de ser una reputada escritora feminista en los 90 a una colaboradora habitual actualmente en cadenas, programas y podcasts de la extrema derecha estadounidense. La segunda es una periodista y escritora en las antípodas ideológicas de Wolf. El problema es que las redes sociales, los algoritmos y el mundo digital llevan años confundiéndolas. Doppleganger explora los peligros de nuestros avatares digitales ya hayan sido creados por nosotros o encumbrados por terceras personas. La Naomi escritora de este libro reflexiona sobre una situación que lleva años trayéndole por la calle de la amargura porque a ella, de marcado corte anticapitalista, a favor de la defensa del medio ambiente y crítica con la actuación de Israel contra Palestina, no puede dolerle más que se le confunda con una persona que es justo lo contrario. A través de esta preocupación propia, Klein logra ir más allá y adentrarse en esa vida digital. Ese espejismo de realidad que está conformada por nuestra ideología y gustos particulares. Un lugar siempre en disputa por esas fuerzas externas que quieren controlar el discurso y con las que nos acabamos posicionando ya sea de un lado o de otro. Y lo que es peor, con las que nos alineamos ciegamente aunque estemos en contra de sus algunos argumentos. Todo sea porque hay que posicionarse. Los grises ya no existen. 'Olor a hormiga', de Júlia PeróEditorial: Reservoir Books Páginas: 240 El texto de Júlia Peró es un terremoto. Desde la cabeza desorientada de una anciana enfadada con la vida que la ha hecho vieja y no puede recordar por qué está sola, Peró radiografía una historia que es la de la sociedad occidental, la del abandono de nuestros mayores, su soledad y la falta de mecanismos para impedir estas realidades. Es esta la primera novela de Júlia Peró, hasta ahora poeta y artista multidisciplinar y desde Olor a hormiga una de las voces más interesantes y preparadas de la narrativa española actual. Con humor, con tragedia y picardía, Olvido trata de recordar por qué la chica que iba por su casa, aquella muchacha repleta de juventud y belleza, con ojos, con pelo y orejas, con labios y piel, dejó de ir por allí. A la cabeza a veces se le viene una discusión y otras veces no se le viene nada. En es caso discute con el gato o colorea un libro infantil. Olor a hormiga es un libro incómodo, que te empuja constantemente, que te habla de cosas que quizás no quieras escuchar, como la crueldad que sufren los ancianos o su libido, enterrada bajo toneladas de miedo y tabúes. Pero a la vez es un libro luminoso y absorbente, donde la claustrofobia que genera el no salir de casa de Olvido en ningún momento se digiere con facilidad gracias a grandes dosis de ritmo narrativo. 'El color de las cosas', de Martin Panchaud Editorial: Reservoir Books Páginas: 240 Leer un cómic como nunca se ha leído un cómic. No es ningún trabalenguas. Es que nunca habéis leído un cómic así. Dejadnos contaros cómo es. Imaginad ver lo que ocurre dentro de esta historia siempre desde arriba, con una perspectiva cenital. Ahora, imaginemos a los personajes. Son puntos de color. Sólo puntos de color. Cada uno tiene un pantone y un patrón diferente para diferenciar unos de otros. Y para terminar, el escenario donde se circunscribe lo que ocurre es un diagrama en dos dimensiones perfectamente dibujado. Aunque verlo es mucho mejor que contarlo con palabras, todo se entiende a la perfección en cuanto tu cabeza hace "click". Y eso ocurre en la segunda página. Ahí ya estás dentro. Y parece que lleves leyendo novelas gráficas de esta forma toda la vida. Martin Panchaud, su autor, es un diseñador gráfico con dislexia que siempre se empeñó en destacar la interpretación de las formas y sus significados. Por esta novela ha ganado numerosos premios y ha arrasado en países como Francia, Alemania o Suiza. Pero... ¿y la historia? Gira en torno a Simon Hope, un adolescente británico de 14 años que vive en un entorno problemático. Su idea para solucionar las cosas es apostar todos los ahorros de la familia en una carrera de caballos solo porque una pitonisa le ha dicho que lo haga. Acaba ganando 16 millones de libras pero eso no influirá para que su vida mejore. Todo lo contrario. 'Siempre inseparables', de Caron Lewis y Charles SantosoEditorial: Muákala Páginas: 40 Este es un cuento infantil, es cierto. Pero es que además de ser una historia entretenida, bonita, educativa y aleccionadora, es una historia real. Y eso no ocurre todos los días. Durante años, en Croacia, fue todo un acontecimiento el regreso de las cigüeñas en primavera. Y ese acontecimiento tenía nombre propio. En concreto, dos nombres propios: Malena y Clepetán. Tras pasar el frío invierno en Sudáfrica, a más de 13.000 kilómetros, al llegar el buen tiempo las cigüeñas vuelven a Europa. Una de ellas, Clepetán, hace el viaje sola. A pesar de ser animales monógamos, esta cigüeña macho volaba al sur en solitario. Porque su pareja, Malena, sufrió un accidente con un cazador y no podía volar. Año tras año aquella pareja se separaba y después volvía a reunirse, en un acontecimiento televisado para todo el país. Y todo gracias al trabajo desinteresado de Stjepan, un hombre que construyó dos nidos en su casa. Uno a cubierto, en un cobertizo, al que se accede por una pequeña rampa, para que Malena pase los inviernos a resguardo en solitario. Otro sobre el tejado de su casa, también con rampa de acceso, en el que la pareja se reunía cada primavera. Esta historia tan emotiva, que nos enseña tanto sobre el amor y la amistad, sobre aceptar las limitaciones del otro y sobre la bondad con los animales, está perfectamente reflejada en Siempre inseparables, un cuento preciosamente escrito por Caron Lewis y admirablemente ilustrado por Charles Santoso que ahora publica en España una nueva editorial infantil llamada Muákala. 'Baumgartner', de Paul AusterEditorial: Seix Barral Páginas: 264 Siete años después de su última novela, Paul Auster regresa al mundo de la ficción con Baumgartner. Un profesor de filosofía se enfrenta a la pérdida de su mujer a través de un ensayo sobre miembros amputados. Su protagonista se nos presenta intentando desesperadamente hacer de la ausencia, presencia de nuevo. 'El síndrome del miembro fantasma' es el texto sobre el que gira esta novela, donde Auster permea las pérdidas recientes de su hijo y de su nieta, así como un cáncer de pulmón recientemente diagnosticado. Dicho síndrome hace referencia a la sensación de vinculación que las personas con miembros amputados siente. Así, su filósofo teoriza sobre la ausencia, lo que le ha llevado a convertirle en un "muñón humano" tras el accidente de tráfico de Anna. Mientras observa su propia decadencia, reflexiona sobre la capacidad de la literatura de embalsamar la memoria. Así se propone recomponer la pérdida, a través de los escritos que dejó sobre ella y la capacidad de la narración de insuflar vida en los recuerdos. Baumgartner resulta cautivador, con tintes cinematográficos que lo convierten en una lectura ágil. Es imposible que las fortalezas y vulnerabilidades de este viejo profesor no terminen por permear en la cabeza de los lectores hacia la vida del propio autor. Auster demuestra su mejor versión en años en esta nueva novela. 'Los escorpiones', de Sara Barquinero Editorial: Lumen Páginas: 816 Una sociedad secreta que induce a sus víctimas al suicidio y cuyos tentáculos se extienden desde la Italia fascista y la República de Fiume, hasta nuestros días. Dos protagonistas que tratan de rescatar la poca información que arrojan foros y víctimas a lo largo de una novela ambiciosa, mezclando géneros literarios y épocas. El tour de force de Sara Barquinero se llama Los Escorpiones. Una novela que se fraguó a lo largo de siete años y que da testimonio del buen estado de la novela patria. Sara y Thomas se verán envueltos en una investigación que irá cercando sus vidas en torno a melodías capaces de anular la voluntad de sus oyentes, despegados completamente de la vida y arrojados a sus instintos suicidas. Ambos intentarán paliar sus propios traumas, sin dejarse llevar por los mismos compases misteriosos. Un rastro perdido entre la conspiranoia inflamada de internet, capaz de tomar el pulso a una generación tan autoconsciente de sus problemas mentales como desesperada por un cambio. Sara Barquinero sorprendió con Estaré sola y sin fiesta en 2021. Tan solo tres años después, Los Escorpiones representa un camino muy distinto. Entre David Foster Wallace y el terror fantástico de Mariana Enríquez, la filósofa y escritora construye una gran historia cargada con los mismos problemas que atenazan a sus lectores. 'Un lugar soleado para gente sombría', de Mariana EnriquezEditorial: Anagrama Páginas: 232 Mariana Enriquez ya es una de las autoras latinoamericanas más importantes de nuestro tiempo. El terror austral desarrollado en su anterior novela, Nuestra parte de noche, supura la misma irrealidad que la convirtió en una escritora de cabecera. En esta nueva recopilación de relatos, lo siniestro se ajusta a los mismos términos que la realidad nos arroja. En Un lugar para gente sombría, la escritora propone 12 cuentos. Una docena de miradas que, lejos de resultar sombrías, cuentan con una sensibilidad que resulta aún más inusual que las cosas acontecen en ellos. Los personajes de Enriquez están marcados por dones extraordinarios, muchas veces ajenos al ojo desatento. En lo mundanidad de sus ambientaciones urbanas y diarias, lo extraordinario siempre logra abrirse paso. Los terrores arrojados por la realidad política de su Argentina natal, nos son devueltos lejos de alegatos panfletarios. Las regiones más sombrías del día a día transcurren en barrios donde los muertos se pasean entre los vecinos, como signos de las altas estadísticas de criminalidad en la zona. Los unos agobiados por su deceso, los otros por la degradación del barrio donde todavía residen los vivos. Sus espectros no vuelven al mundo para obrar maquiavélicas venganzas, tampoco arrastran cadenas ni ululan en mitad de la noche. A veces se acometen transformaciones monstruosas, pero estas responden a una necesidad en la que nos sorprendemos sonriendo, asintiendo y satisfechos con ellas. No es extraño que nos acabemos preguntando si no seremos nosotros también personajes sombríos, a punto de reivindicar una parcela luminosa donde ya antes solo había tedio y oscuridad. 'Verdigrís', de Michele MariEditorial: Muñeca infinita Páginas: 243 El verdigrís es ese material que, obtenido del óxido de cobre, se utiliza para fumigar algunas cosechas. El color del mismo, ese azul verdoso casi turquesa, llama poderosamente la atención de un niño de 13 años que, pasando un verano de finales de los años 60 en la casa de sus abuelos, se acerca al hombre que lo fabrica y lo rocía por los viñedos familiares. Ese hombre tosco, de campo, casi deforme, con problemas en el habla, es Felice. Y ve en ese niño, Michelino, un amigo, un compañero pero, sobre todo una ayuda. Porque Felice está empezando a perder la cabeza. Se olvida de dónde está el váter. Se olvida de cómo se llama ese aparejo que utiliza cada día en el campo. Incluso se olvida de su propio nombre. Michelino se aferrará entonces a su fantasía, a lo aprendido en los libros de aventuras que devora, para ayudar a Felice con reglas mnemotécnicas divertidísimas y locas. Pero caminando a la par de esa novela de aventuras hay otra gótica, que cuenta al amistad de dos humanos dispares, que habla del drama de la enfermedad, que pelea por retener el pasado. El resultado es Verdigrís, un torbellino de sensaciones que van de la sonrisa a la desesperación, a la sorpresa y al llanto, conducidos por la prosa inteligente y emotiva de Michele Mari, un autor poco conocido en nuestro país y que ha sido rescatado por la editorial Muñeca infinita. Gracias. 'La península de las casa vacías', de David UclésEditorial: Siruela Páginas: 657 Es una de las grandes sorpresas literarias del año, por su contenido y por todo el trabajo que hay detrás. David Uclés, nacido en Jaén en los años 90, ha dedicado 15 años de su corta vida a esta novela que empezó a escribir con 19. Una historia de la guerra Civil española, el relato del final de un apellido, arrasado por la barbarie. Pero no es una novela más sobre nuestro conflicto. Los bisnietos de la guerra, como él mismo se reconoce, han sido capaces de enfrentarse a la Guerra civil desde otra perspectiva, con más distancia. En La península de las casas vacías Uclés ha desarrollado la historia apoyándose en una ruralidad casi fantástica, que bebe del realismo mágico, y te transporta por un mundo tan atractivo como veraz. Porque en la guerra, en los pueblos, en España, las tradiciones, las supersticiones, tienen tanto en la vida de la gente peso como la realidad. Y apoyado en esa fascinante irrealidad, Uclés es capaz de pintar de manera veraz un momento terrible de nuestro pasado, que se sigue clavando en el costado de una sociedad incapaz de cerrar sus heridas. 25.000 kilómetros ha recorrido David Uclés para documentarse, para charlas con supervivientes, para visitar los escenarios de la novela y poder ambientarlos maquillados con esa pátina de irrealidad que convierten este libro en una aventura imprescindible. 'La Riada' (Blackwater 1), de Michael McDowellEditorial: Blackie Books Páginas: 272 El fenómeno editorial que ha arrasado este año se publicó hace 41. Michael McDowell representó en su corta carrera literaria, una bocanada de aire fresco en el mundo de los libros seriales. Blackwater se convirtió en un éxito en Estados Unidos, que le valió el apelativo de "maestro" por parte de Stephen King, así como una legión de seguidores. Sin embargo, su muerte temprana y el estancamiento al que se vio abocada su obra evitaron que se convirtiese en un fenómeno de masas también en Europa. Con su reedición en los últimos años en Italia y Francia, McDowell ha entrado de pleno en los hogares de cientos de miles de lectores, como la riada que desata los acontecimientos de esta saga de seis libros. Un pueblo dejado de la mano de Dios en el sur de Estados Unidos, bañado por las aguas de un río que esconde un oscuro secreto. En esta primera entrega se nos invita a adentrarnos en la historia de los Gaskey, su aserradero y cómo todo puede cambiar por la aparición de una mujer, llegada tan repentinamente como los limos del temporal. A lo largo de dos meses, cada dos semanas, los lectores han podido disfrutar de la publicación periódica de cada una de las partes de esta adictiva historia. Con la mejor influencia del terror sobrenatural de Lovecraft o Poe, con el regusto de época y ambientaciones propias de Faulkner. Blackwater ha sentado un precedente editorial difícil de superar. 'Julia', de Ana María MoixEditorial: Bamba Páginas: 179 Julita es pequeña, introvertida y le tiene miedo a la oscuridad. Pero sobre todo le tiene miedo a la muerte de Mamá. En esta novela, publicada originalmente en 1970 y rescatada por la joven editorial Bamba, Ana María Moix retrata la compleja relación entre la protagonista y su madre. Mientras, Julita irá poco a poco dejando atrás su infancia, y nosotros, los lectores, la acompañaremos en el camino. Descubriremos junto a ella qué significa decir a adiós Julita y abrazar a Julia, la mujer adulta que tiene un mundo entero por descubrir. 'Maestros de la felicidad', de Rafael NarbonaEditorial: Roca Páginas: 544 Dice Rafael Narbona en esta entrevista que su libro no es de autoayuda. Que, en todo caso, "la filosofía es autoayuda de calidad". Pero que lo que él ha escrito "es una historia de la filosofía con un componente autobiográfico y literario que intenta destacar las ideas que nos ayudan a vivir mejor". Maestros de la felicidad hace un recorrido lleno de esperanza por la filosofía, desde los pensadores de la antigua Grecia hasta los más modernos como Viktor Frankl, autor de El hombre en busca de sentido. Y lejos de ser una obra densa, Rafael Narbona consigue que este gran viaje resulte apasionante, ameno y muy interesante. Sorprende, sobre todo, la templanza y la tranquilidad que transmite un autor cuya vida ha estado marcada por la tragedia. Lo cuenta él mismo en el libro. Narbona llegó ser adicto a la tristeza, y se planteó incluso quitarse la vida. Pero sus amigos, su familia, sus animales de compañía y, por supuesto, los libros, le salvaron. Maestros de la felicidad sigue la estela de libros como El infinito en un junco, de Irene Vallejo, y está destinado a llega a muchos lectores. 'Mil ojos esconde la noche. La ciudad sin luz', de Juan Manuel de PradaEditorial: Espasa Páginas: 800 Dice Juan Manuel de Prada que ha escrito una novela para la posteridad. La ha escrito a mano (1.600 páginas) y la ha dividido en dos tomos. En este primero, Mil ojos esconde la noche, descubrimos que el protagonista de esta monumental historia es nada más y nada menos que Fernando Navales, personaje que ya conocimos hace casi 30 años en la obra más emblemática del autor, Las máscaras del héroe. De Prada nos lleva al París ocupado por los nazis ocupado donde, a través del punto de vista de un falangista, veremos cómo malvivieron muchos españoles exiliados. Fernando Navales descargará todo su argumentario para convencer a pintores, escultores, dramaturgos, poetas de participar en los movimientos culturales de la Falange. Por estas páginas desfilan personajes tan variopintos como Pablo Picasso, Luis Buñuel, Gregorio Marañón o la poeta, periodista, feminista y atleta catalana Ana María Sagi, a la que el propio Juan Manuel de Prada una biografía de 1.700 páginas. Mil ojos esconde la noche es una novela de novelas. Es literatura barroca, es tragedia y esperpento, es picaresca. Una gran novela que nos invita a reflexionar sobre la historia y sobre lo complejo de la naturaleza humana. 'Todo final es un comienzo', de Dolly AldertonEditorial: Booket Páginas: 400 Yo no me esperaba que una novela romántica, de aspecto casi juvenil, me fuese a impactar tanto. Pero es que Todo final es un comienzo es una novela muy especial. Su autora, Dolly Alderton, ya demostró su talento con Todo lo que sé sobre el amor (Planeta, 2019) un best seller que ha superado el millón de ejemplares vendidos en todo el mundo. Alderton nos cuenta la historia de Andy, un cómico sin suerte ni demasiado talento que vive quejándose de su realidad sin ser consciente de que su relación con Jen se está viniendo abajo. Cuando ella rompe con él se abre un abismo para ambos. Él para entender qué ha pasado, cómo es posible que una vida tan feliz como la que llevaban juntos se haya desintegrado así, de repente. Porque en la novela él es el protagonista. Todo está contado desde su perspectiva. Su desolación, el apoyo que busca en sus amigos y en su inolvidable madre, sus escarceos amorosos con otras mujeres, los encuentros que tiene con Jen, fortuitos y provocados... Y somos testigos de la muerte y el proceso de resurrección de un ser humano. Sin líricas pasteles ni dramas abismales. Solo un ser humano sufriendo. Pero lo que hace increíble y maravilloso este libro son sus últimas 70 páginas. En las que, terminada la historia de Andy, Jen toma la palabra. Y cuenta su versión de los hechos. Y entonces el lector entiende lo que Andy jamás entendió. Y siente el dolor y la soledad de Jen y su sufrimiento tras la ruptura, porque el que se decide a dar el paso también sufre, y mucho. El resultado es una novela preciosa, una comedia romántica de primer nivel, cargada de un humanismo tan tierno como estúpido. 'Madre de corazón atómico', de Agustín Fernández MalloEditorial: Seix Barral Páginas: 240 Es un disco de Pink Floyd y también veinte vacas que cruzaron el Atlántico a finales de la década de 1960. Pero Madre de corazón atómico, sobre todo, es la historia de una pérdida. La del padre de Agustín Fernández Mallo, el autor de este libro. Estamos ante una novela escrita como se escriben pocas novelas: afrontando la pérdida y contándola a posteriori pero sabiendo que, reviviéndola, se trae de vuelta a una persona que terminó sus días con una enfermedad cognitiva que le impedía muchas veces saber siquiera quién era y quién fue. El padre de Fernández Mallo siempre veía las cosas de forma distinta. Donde unos veían la portada de uno de los grupos de rock más influyentes de la historia, él solo veía una vaca y, como era veterinario, prefería centrarse en el tipo de vaca, su alimentación, sus peculiaridades... y se las contaba a su hijo pequeño. ¿La música? Para el resto. Con estos mimbres es normal que el autor de esta novela también haya acabado viendo las cosas de manera diferente. Por ejemplo: la muerte. Algo que cuenta muy bien en las páginas de esta obra. La gente que fallece no desaparece sino que nace de nuevo convertida en el recuerdo que tenemos de ella. Vamos, que es como si fuera otra persona nueva a la que recurrimos cuando la recordamos. Una manera maravillosa de afrontar la muerte y solo una de las muchas sorpresas que nos vamos a encontrar dentro de este texto que se nos ha quedado grabado a fuego indeleblemente y que no podéis dejar pasar. 'La Santa Compaña', de Lorenzo G. AcebedoEditorial: Tusquets Páginas: 296 Convertir al poeta y clérigo del siglo XIII, Gonzalo de Berceo, en una especie de detective que resuelve casos complejos en una España medieval e ignorante, ya es, de por sí, una idea excelente. Pero si encima eres capaz de crear libros entretenidos, llenos de retos lógicos que resolver, con una ambientación cuidada, un rigor histórico apabullante y un humor fino que salpica el misterio, estás condenado a triunfar en las estanterías de las mejores librerías. Es lo que hizo el autor o autora (o autores, que ya nos abrió los ojos Carmen Mola) que se esconde detrás del seudónimo Lorenzo G. Acebedo: un anagrama del nombre de Gonzalo de Berceo, que cuenta en estas novelas en primera persona sus aventuras. Con La taberna de Silos sorprendió a todo el panorama literario con una obra audaz que se coló en la lista de nuestras mejores lecturas del año. Un año después, Acebedo vuelve a demostrar que tiene talento de sobra y que, en el universo que ha creado para su Gonzalo de Berceo, hay espacio para infinidad de historias. En La Santa Compaña viaja a Santiago, a una catedral en construcción por la que se pasean personajes como un joven Alfonso X el Sabio. Muertes terribles (el momento en el que el botafumeiro acaba con la vida de clérigo en las primeras páginas del libro es estremecedor), alucinaciones, mucha picardía, observación, inteligencia e incluso algo de sexo son los ingredientes de este thriller tan apasionante como entretenido que se lee en un suspiro. 'El celo', de Sabina UrracaEditorial: Alfaguara Páginas: 312 Sabina Urraca ha leído mucho. Es algo que puedes comprobar en las cinco primeras páginas de El celo, una novela afilada y oxidada, como una navaja de barrio bajo. Posee, Urraca, una prosa curtida en mil batallas, de las que arrastra los pies, de las que levanta polvo al avanzar. Polvo que se mete en los ojos y en el alma, que pica, que escuece. Es El celo una novela sobre humanos y animales. Pero sobre todo es una historia sobre lo que bien que se nos puede dar perder. O dicho de otro modo, sobre lo que poco que podemos llegar a ser en un momento en el que no somos capaces de afrontar las batallas que nos plantea la vida. La Humana, la protagonista de El celo, está en un momento difícil. Una de esas etapas de la vida en la que todo el mundo parece hablarte desde arriba y tú te haces cada vez más pequeñito, hasta volver a creerte un alumno avasallado del patio de tu colegio. Y es La Perra su única amiga, el ancla que le sujeta a la realidad. Y en esa relación entre Humana y Perra Sabina Urraca construye una historia llena de garras y de zarpas. Un texto que araña y que se retuerce como un gato dentro de una bolsa de tela. Que se niega a ser capturada, la novela, ni a ser amaestrada. Porque tiene Sabina Urraca una voz diferente, a la que debemos alimentar con aplausos para impedir que se apague. 'Cuando canta el búho', de Janet FrameEditorial: Trotalibros Páginas: 320 Ha habido que esperar más de 60 años para poder leer en español la primera novela de Janet Frame. La ha tenido que publicar una pequeña editorial, Trotalibros, empeñada en rescatar clásicos olvidados, y a la que debemos estar eternamente agradecidos, porque Cuando canta el búho es una novela fascinante. Esta es la historia de la familia Whiters, compuesta por unos padres de clase obrera y de cuatro niños llenos de imaginación: Daphne, Francie, Chicks y Toby. Pero, sobre todo, es la historia de una tragedia que marcará a toda la familia y cuyas consecuencias descubriremos en una segunda parte que transcurre veinte años después. El estilo de Frame, torrencial y envuelto de imágenes potentísimas, se mueve entre lo inquietante y lo melancólico. Y en ese terreno encuentra su voz, tan especial, para hablar de salud mental, de marginalidad, de soledad, de la locura, de la crueldad humana. Y, a pesar de todo, en medio de la oscuridad, Frame es capaz de hallar la belleza. Una novela todavía más especial cuando descubres los paralelismos de esta historia con la vida de su autora. La infancia de la escritora neozelandesa estuvo marcada por la pobreza y la tragedia familiar, y, años después, fue diagnosticada por error de esquizofrenia. Pasó por varios manicomios, fue sometida a más de doscientas terapias de electroshock, y cuando por fin se libró de aquel infierno, escribió Cuando canta el búho. 'Ovnisciencia', de Sonia DaltonEditorial: Mr. Griffin Páginas: 220 Imagina que todos los nombres que tienes en tu cabeza de personajes famosos se convierten en pequeños trozos de papel y se meten todos en una bolsa de tela oscura. Una mano inocente, digamos la de la madre del mayor goleador de la selección de Portugal de todos los tiempos, por ejemplo, de nombre Dolores (Loles para los amigos), va sacando papelitos al azar y mezclando sus historias como si fuesen títeres de una función. Y ahora añadámosle un don a esa mujer, a Loles. El don de la omnisciencia narrativa, pues ella es capaz de saber todos los pensamientos, los anhelos y los miedos de todos los seres humanos solo con pensar en ellos. El resultado, por fuerza, tiene que ser una de las novelas del año. Escrita por Sonia Dalton (con la que hablamos en esta original entrevista), una mujer que no existe y que da nombre a un colectivo de escritores (que tampoco tenemos claro que exista) que firmaron Borges en Estocolmo, su primera novela publicada en De conatus en 2021, y ahora este inclasificable Ovnisciencia. Un artefacto literario que acaba contigo por acumulación de ideas y que aporta más que un dulce aturdimiento. Las vicisitudes de esa adorable Loles, su búsqueda de sentido a ese don literario, su mezcla sin tapujos de alta cultura con cultura pop y su inabarcable sentido del humor convierten a Ovnisciencia en uno de los libros obligatorios para el examen final de Literatura 2024. 'Leche de pantera', de Alexis SellésEditorial: Dieciséis Páginas: 145 Este es uno de esos libros que merecen más atención de la que han recibido, y qué mejor manera de apoyarlo que incluyéndolo (merecidamente) entre nuestras mejores lecturas del año. El protagonista de esta historia, un treintañero, regresa de Madrid al pueblo tras saber que su abuela ha sido ingresada. Allí se reencontrará con sus amigos de la infancia, Alba y Jordi, que desatarán todo un torbellino de recuerdos. Leche de pantera, el debut literario de Alexis Sellés, es una novela costumbrista que reflexiona sobre temas como la culpa, la precariedad, la familia, la pérdida y el desapego. Pero, ante todo, es una novela cargada de melancolía y llena de fragmentos tan bellos como este: "Es la tierra que conozco, la de mis padres, una tierra hecha de costumbre que fluye por dentro de mí como litros de sangre marrón. Si me cortara las venas en este preciso instante, brotarían de ellas mitos y símbolos de mi infancia podridos por el tiempo y salpicados de colores rojizos". 'Biografía de X', de Catherine LaceyEditorial: Alfaguara Páginas: 456 Alabada por crítica y público, Catherine Lacey ha sorprendido al mundo con este intrigante artefacto literario. Se trata de una novela dentro de una novela. Un juego literario en el que C. M. Lucca, la autora ficticia de esta historia, se propone investigar la vida de su difunta mujer, la gran artista X, para escribir su biografía. Pero entonces se dará cuenta de que no conocía tanto a su pareja como creía. Ni ella ni nadie. Poco a poco iremos descubriendo a una mujer que se cruzó con otros artistas como David Bowie, Lou Reed o Susan Sontag, y cuya vida sirve, además, para trazar una historia alternativa del siglo XX en Estados Unidos. La trama transcurre en un universo distópico, en un Estados Unidos desmembrado en tres pedazos, con tres regímenes distintos. De esta forma, Lacey nos sumerge de lleno en un universo ficticio que se nos presenta como extremadamente real. Una historia fascinante y, sin duda, una de las novelas del año. 'Dios fulmine a la que escriba sobre mí', de Aura García-JuncoEditorial: Sexto Piso Páginas: 216 Quienes amen los libros van a disfrutar merendándose lo nuevo de Aura García-Junco. Nada más abrir Dios fulmine a la que escriba sobre mí entramos a la dimensión más íntima de la autora: el duelo por la muerte de su padre. Los 10.000 libros que le dejó en herencia nos ayudan a desentrañar quién fue su progenitor, también escritor como ella. La literatura obra la magia y se convierte en catalizador para abordar la compleja relación padre-hija. El libro está pensado como una biblioteca que vamos visitando balda a balda, capítulo a capítulo, con interesantísimos títulos. Todo un homenaje (meta)literario, que emociona por la verdad que desprende. Palabras y libros para amortajar el recuerdo. La autora mexicana ya sorprendió con su anterior ensayo: El día que aprendí que no sé amar (Seix Barral, 2021). Se le ocurrió deconstruir el Ars Amatoria de Ovidio (de más de 2000 años), tachando palabras aleatoriamente para resignificarlo. Convirtió lo anacrónico en contemporáneo con una relectura fresca y, sin duda, muy creativa. Su último ensayo, también potentemente autobiográfico, nos vuelve a regalar un estilo diferente y original que hará zozobrar nuestra fibra sensible. 'Matamonstruos', de Jon BilbaoEditorial: Impedimenta Páginas: 336 ¿Qué verías si solo puedes mirar el reflejo del reflejo de la realidad? La respuesta es sencilla: verás una realidad que te parecerá genuina. Y si alguien te mostrara, en esa situación, la verdadera realidad, no te parecería más que el reflejo de un reflejo. Este juego hipotético lo ha convertido Jon Bilbao en literatura. Matamonstruos es la culminación de una saga que empezó con Basilisco. Un libro en el que se combinaban las historias de John Dunbar, mítico pistolero del lejano Oeste y Jon, escritor de historias del lejano Oeste nacido en Ribadesella. Esas historias continuaron en Araña, la segunda parte de esta extraña trilogía en la que se cruzan Los extraños, una novela corta protagonizada por ese Jon escritor y su casa de Ribadesella. En Matamonstruos, Jon Bilbao hace una profunda y entretenidísima reflexión sobre el poder de la ficción. Un juego de espejos en el que las decisiones de un personaje tienen consecuencias en el otro, sin que sepas bien quién es el origen y quién el destino. Un trabajo tan delicado como abrumador, en el que la realidad pierde su peso principal, para convertirse tan solo en una ficción más. Si puedes leer estos cuatro libros en orden vas a disfrutar durante mucho mucho tiempo de toda la saga. Si tienes la oportunidad de echarle mano solo a Matamonstruos, no lo dudes. Por sí solo es un prodigio de libro. Una maravilla. Y Jon Bilbao es una de las voces más interesantes del panorama literario nacional actual. Sin lugar a dudas.