Knut Hamsun Traductor: Kirsti Baggethun Editorial: Nórdica Libros Año de publicación original: 1894 La provincia de Nordland es una de las últimas comunidades humanas que el viajero puede ver antes de adentrarse en el Círculo Polar Ártico. En dicha región creció Knut Hamsun, en el seno de una familia que nunca tuvo mucho trato con el resto de habitantes. De sus paisajes de infancia se desgranan los escenarios de Pan, ahora reeditado por Nórdica Libros. El escritor alcanzó la fama a principios del pasado siglo, consiguiendo el Nobel de Literatura en 1920. Junto con Ibsen y August Strindberg formó parte del tridente de las letras escandinavas y consiguió la admiración de Maxim Gorki y Thomas Mann, quien decía que "nunca antes alguien mereció tanto recibir este galardón". Sin embargo, con la llegada de la década de los 30 y la simpatía del gobierno noruego de Quisling con Hitler, la prosa de Hamsun viró hacia las diatribas racistas y antisemitas en libros y numerosos artículos de prensa. Las letras le dieron la espalda, y como venganza, Hamsun vivió más de noventa años. Un cazador solitarioPan ocupa un lugar especial en la bibliografía del escritor. Considerado por muchos como su libro más críptico, su protagonista bien podría haber pertenecido al mismo universo literario de Yukio Mishima. Thomas Glahn es un teniente retirado, reconvertido en cazador solitario. Decide pasar el verano en Nordland, en una remota cabaña con la única compañía de su perro Esopo. En sus paseos es capaz de reconocer el momento del día con solo mirar la hierba. Hamsun nos presenta a un personaje muy complejo, surcado por una simbología que le une al orden de la naturaleza. Sus reacciones son casi animales e instintivas, en ocasiones tan poco premeditadas como el amor que descubre en una joven del pueblo, Edvarda. Tras el Nobel y con la llegada de Hitler, la prosa de Hamsun viró hacia las diatribas racistas y antisemitas El amor entre ambos se fragua siguiendo una estructura que, de nuevo, nos arrastra hasta el orden de la naturaleza. El noruego ordenó su historia en torno a las estaciones, siendo la primavera la encargada de unir a ambos protagonistas y el declinar del verano su final. Edvarda significará la interpretación de la cultura, de la mirada humana del mundo, la de Glahn, la del mundo mismo, sin representación. Ambas, sin embargo, nunca llegarán a cruzarse y su amor morirá. Hamsun utiliza una prosa arrolladora, omnisciente, donde los diálogos se apilan como solo un maestro de la narrativa podría ordenarlos sin oscurecer las páginas. Pero Pan también es luz. Un torrente que ilumina un libro cargado de símbolos. Estamos ante una de esas lecturas que puedes leer muchas veces y cada una te arrojará nuevos significados. Una película para HitlerPan, junto con Hambre, consiguieron colocar a Hamsun en el palmarés de las letras europeas y afianzar su carrera hacia el Nobel de Literatura. El éxito aún mayor que atrajo el premio también hizo que llegaran hasta su puerta propuestas de adaptaciones cinematográficas. En el caso de Pan se llevó hasta cuatro veces a la gran pantalla. 'Pan' se ha llevado hasta cuatro veces a la gran pantalla La segunda fue una versión alemana cuya producción se puso en marcha por el interés de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, gran admirador de la novela. La versión quiso contar con la participación de Greta Garbo, aunque nunca llegó a cerrarse y a Goebbels ni siquiera le gustó el resultado final. Hubo que esperar treinta años para que volviese a suscitar interés entre otros realizadores. Por una Noruega más naziEn 2013, Tore Rem, profesor de la Universidad de Oslo, publicó un libro que recogía la relación bilateral entre el Reich y Hamsun. Rem consultó los diarios personales de Goebbels, donde Hamsun era el autor literario más mencionado con diferencia. Hamsun llegó a conocer al Führer el 23 de junio de 1943, un intercambio que había sido propiciado por la popularidad entre los intelectuales del Partido Nacionalsocialista, donde el Nobel era muy reverenciado. Knut Hamsun recibió el Premio Nobel de Literatura en 1920 Sin embargo, Hamsun tenía otros planes más allá de hablar de literatura. Tenía una petición para Hitler: acercar aún más a Noruega al Eje, aunque manteniendo a los líderes nacionales frente a los importados por el Reich. En su investigación, Rem tilda este momento como histórico. Fue quizás el único instante de aquellos años en el que alguien se atrevió a poner en duda los planes de Hitler, frente al propio Adolf Hitler, aunque el resultado fuese una reunión incómoda.
Imaginen una organización secreta con extraños lazos que ascienden hasta las más altas esferas del Vaticano, con un pie desde su nacimiento en regímenes fascistas y un escrutinio constante de la vida privada de sus miembros. Imaginen una conspiración a nivel mundial que va desde la política nacional hasta la de superpotencias como la estadounidense. Paren de imaginar, porque por fantasioso que pueda resultar hablamos del Opus Dei. El periodista británico Gareth Gore ha pasado los últimos siete años investigando a la organización religiosa. Describiendo una línea desde su nacimiento hace sesenta años, hasta nuestros días. Una investigación concienzuda que ahora edita Crítica en nuestro país bajo el nombre de Opus. Son pocas las veces que los paganos nos hemos podido asomar al interior de uno de los grupos religiosos más poderosos del mundo. Con la publicación de El código Da Vinci, el ojo público viró hacia sus más oscuros secretos. El vendaval mediático que siguió a la novela, y más tarde su salto a la gran pantalla, provocaron una gran crisis interna que Gore explica pormenorizadamente en su libro. Fe y asesinos a sueldoBrown presentó la trama de su novela en torno a dos organizaciones: el Priorato de Sión, una organización casi mitológica a la que pertenecieron artistas como Miguel Ángel o el propio Da Vinci; y el Opus Dei. En el prefacio de la novela, catalogada como ficción, se incluía una pequeña introducción a modo de guía para los lectores en la que se explicaba la naturaleza fundamentalista y secreta de esta última. El personaje de Silas, el asesino fanático de El código Da Vinci convive en el imaginario colectivo todavía. En una de las escenas de su posterior adaptación, el actor Paul Bettany se remanga sus hábitos dejando al descubierto una cinta metálica, puntiaguda que laceraba la carne de sus muslos. La imagen no se correspondía solo con una atrevida decisión de atrezzo, el cilicio era un accesorio muy extendido entre los fundamentalistas católicos y guardaba una cercana relación con la particular liturgia del Opus Dei. "Internamente, se puso en marcha una frenética operación para enseñar a los numerarios qué decir sobre el libro" El primer impulso del Opus Dei fue ignorar diametralmente la novela. Es más, como cuenta Gareth Gore en Opus, "durante seis meses, el Opus Dei se abstuvo de hacer declaraciones públicas. Internamente, se puso en marcha una frenética operación para enseñar a los numerarios qué decir sobre el libro (...). Se les dijo que insistieran en que todo era mentira y que lo Obra no podía demandar porque el libro incluía una cláusula de exención de responsabilidad que estipulaba que era ficción". Para cuando reaccionaron y publicaron un comunicado, era demasiado tarde. A pesar de afirmar que la novela "distorsiona los datos históricos sobre el cristianismo y la Iglesia católica", añadiendo que se trataba de un "retrato irreal de los miembros del Opus Dei y de cómo viven", los medios estadounidenses empezaron a dar voz a los testimonios de exmiembros de la organización. Látigos y paredes cubiertas de sangreLa CNN incluyó un reportaje sobre la Obra en su sección de 'sociedades secretas'. Su presentador, Anderson Cooper, se entrevistó con Tammy DiNicola, una mujer que entró en contacto con el Opus Dei en la universidad y que más tarde fundó un grupo de apoyo de víctimas. DiNicola explicó algunas de las técnicas de captación que utilizaban con los jóvenes, en campus como el de la Universidad de Notre Dame en Indiana. En esa misma entrevista la mujer enseñó frente a las cámaras un cilicio, explicando cómo aquel artefacto de tortura se utilizaba sistemáticamente entre sus miembros. El objetivo era que estos también experimentasen el dolor de Cristo en sus carnes. Y no era la única técnica masoquista. Las 'disciplinas', pequeños látigos terminados en puntas metálicas, también formaban parte de la catarsis espiritual del grupo. DiNicola explicó al periodista que su uso estaba más que extendido, y que incluso numerarios y supernumerarios recordaban que su fundador, Escrivá de Balaguer, "cubría las paredes de su propio baño de sangre después de usarlo", según su propio testimonio. "Esa mierda es del Opus Dei"El éxito arrollador del libro se enmarca en un periodo especialmente turbulento para la Obra. Entre 2002 y 2010, surgieron numerosas acusaciones de abusos sexuales entre sus miembros. Las del padre McCloskey salieron a la luz en noviembre de 2002, después de que una supernumeraria le acusase de haberla agredido en múltiples ocasiones durante y después de las sesiones que ambos mantenían para ayudarla con sus problemas matrimoniales y de depresión. Pero no era la única. En 2010, el sacerdote Manuel Cociña fue acusado de varios casos de abusos. Años más tarde, la opinión pública descubrió que el Opus Dei había intentado comprar el silencio de sus víctimas. Aún tuvo que pasar toda una década hasta que la organización los reconoció, un verdadero calvario para sus víctimas. La opinión pública descubrió que el Opus Dei había intentado comprar el silencio de sus víctimas En el seno de la vorágine por el éxito del libro, el Opus Dei se empezó a postular como un enemigo público para la sociedad estadounidense. La gota que colmó el vaso fue la llamada de la productora de la serie de HBO Los Soprano a la oficina de prensa de la Obra en Estados Unidos. Los guionistas querían saber los detalles de los ritos funerarios de sus miembros. En el capítulo dos de la quinta temporada, se incluyó un guiño al grupo que resulta significativo desde el punto de vista del cambio de paradigma que el afloramiento de los secretos de la Organización provocó. Uno de los personajes dejaba una medalla sobre el féretro de uno de sus compañeros, otro de los personajes se acercaba en privado para reprocharle: "¿Crees que no sé que es esa mierda? Es del Opus Dei". La 'Operación Limonada'Cuando Sony compró los derechos para llevar el libro a la gran pantalla el Opus Dei quiso impedirlo. "(Tom) Bohlin (el máximo responsable de la Obra en Estados Unidos en ese momento) escribió una carta airada en la que exigía una reunión con el director del estudio y pedía que no se utilizara el nombre del Opus Dei", cuenta Gore. "La petición cayó en saco roto". Ante el estreno de la cinta, en 2006, protagonizada por Tom Hanks y Audrey Tatou, la Obra decidió cambiar de estrategia. Lo cuenta Gareth Gore en Opus: "Trazaron un plan de acción, bautizado con el nombre en clave de 'Plan Limonada'. (...) Consistía en presentar la película como una afrenta, no solo al Opus Dei, sino a todos los cristianos. Fue una táctica inteligente para desviar la atención (...) de algunas de las críticas muy reales hacia la Obra -sobre el lavado de cerebro, la coacción y el comportamiento misógino, todas ellas corroborables- y volver a centrarlas en las afirmaciones de Brown sobre la relación de Jesucristo con María Magdalena". "Trazaron un plan de acción: presentar la película como una afrenta, no solo al Opus Dei, sino a todos los cristianos" Encontraron a un miembro del Opus llamado Silas, como el personaje albino de la película y vendieron su historia. 'El verdadero Silas' apareció en numerosos medios de Estados Unidos. Abrieron a la prensa Murray Hill Place, su inexpugnable sede de Nueva York. Y el propio Bohlin en persona fue el guía en un programa en prime time donde explicó que los miembros de la Obra no eran para nada como aquel asesino albino interpretado por Paul Bettany y que nadie usaba el cilicio. Como explica Gore en Opus: "'El código Da Vinci había amenazado con desenmascarar a la organización por lo que era, inspirando a las víctimas a romper su silencio e incitando a los medios de comunicación a examinar el movimiento con más atención. (...) Gracias a su astuta estrategia de comunicación, el Opus Dei había convertido los limones en limonada".
Tras elegir el año pasado como finalista a un desconocido Alfonso Goizueta, el jurado del Premio Planeta se ha vuelto a decantar en esta ocasión por una escritora alejada del circuito literario más comercial. Del 'descontento' a finalista del Planeta La madrileña Beatriz Serrano publicó El descontento, su primera novela, en 2023. Un retrato ácido y divertido de una generación, la suya, hastiada del trabajo, que rápidamente se convirtió en todo un fenómeno editorial. Irónicamente, El descontento le está trayendo grandes alegrías a Serrano, que va a ver cómo su ópera prima llega traducida próximamente a países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos o Italia, además de haber sido publicada este mismo verano en Latinoamérica. Ahora, con su segunda novela, Fuego en la garganta, y con el éxito todavía muy reciente de la primera, Beatriz Serrano ha resultado finalista del Premio Planeta 2024 dotado con 200.000 euros. Tal y como ha explicado al recoger el galardón, la novela versa sobre la vida de Blanca, que es en su adolescencia cuando encuentra a su "familia escogida". Al fin y al cabo "es una chica solitaria que trata de conectar con los demás, que es otra forma de decir lo que intentamos todos, que trata de sobrevivir". Estas han sido las palabras de Serrano para cerrar un "breve" discurso de agradecimiento. "Como periodista respeto mucho la profesión e imagino que estarán deseando saber quién es el ganador para mandar la crónica", ha dicho en tono divertido. Periodista y podcasterPeriodista de profesión, Beatriz Serrano trabaja actualmente en 'El País' y ha escrito en medios como 'BuzzFeed', 'Vanity Fair', 'GQ', 'Harper's Bazaar', 'SModa' o 'Vogue'. Pero fue con el pódcast 'Arsénico Caviar', codirigido junto al escritor Guillermo Alonso, cuando comenzó a ganar repercusión. Un proyecto que fue reconocido con el premio Ondas en la categoría de mejor conversacional. A partir de ahora, Beatriz Serrano, junto a la ganadora del Premio Planeta 2024, Paloma Sánchez-Garnica, se embarcará en toda una gira promocional de un año para presentar Fuego en la garganta... y, por qué no, seguir disfrutando del éxito de El descontento.