Jornada de memoria y reparación
Córdoba rinde un emotivo homenaje a los sindicalistas que fueron torturados y fusilados durante el franquismo
Los detalles Los familiares de las víctimas del franquismo han podido rendirles este emotivo homenaje gracias a la labor de investigación con la que se ha podido hacer oficial este reconocimiento.

Resumen IA supervisado
Córdoba ha celebrado una jornada de memoria y reparación para los familiares de los represaliados por el franquismo, recordando a personas torturadas y fusiladas por ser sindicalistas. Antonio Camacho, presente en el evento, busca los restos de su padre, un jornalero y sindicalista. Saray Ramírez rememora a su bisabuela, víctima por la afiliación de sus hermanos a la UGT. Lucía Manjarrez, nieta de Gabriel Morón, y Cristina, nieta de Matías Camacho, destacan la importancia de la memoria histórica. Este homenaje oficializa el reconocimiento a las víctimas gracias a investigaciones que han sacado a la luz estos dolorosos episodios.
* Resumen supervisado por periodistas.
Córdoba ha vivido una jornada de memoria y reparación con los familiares de los represaliados por el franquismo. Personas que fueron torturadas y fusiladas solo por ser sindicalistas.
Antonio Camacho, uno de los asistentes a este reconocimiento, no se separa de la fotografía de su padre. Jornalero de profesión y también sindicalista, sigue buscando junto a su familia los restos de su padre. "Parece que no me he muerto todavía por eso. Estoy esperando a ver si llega algún día", expresa.
Saray Ramírez, también presente, recuerda a su bisabuela, que pagó el precio de que sus hermanos estuvieran afiliados a la UGT. "Los vecinos del pueblo nos contaron que apareció semienterrada en un arroyo", explica la bisnieta de Ricarda Ana Corbacho.
En este homenaje, junto a otros familiares, reconocen la dignidad y los derechos de estos represaliados por el franquismo.
Lucía Manjarrez, nieta de Gabriel Morón confiesa que se emociona mucho a la hora de hablar de su abuelo y de lo que él hizo. Como tantos otros, tuvo que exiliarse a México, desde donde vienen ahora ella y su hermana. "Tuvieron que huir después de pasar aquí cosas muy feas y tristes", confiesa.
Persecución y violencia que también vivió el abuelo de Cristina, Matías Camacho. "Durante muchos años se ha silenciado todo lo que estas personas han pasado en el proceso de represión y creo que la memoria en estos tiempos que corren es muy importante", reconoce.
Una memoria que se ha recuperado gracias a la labor de investigación con la que han podido hacer oficial este reconocimiento.
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