Un acusado de intentar matar a su pareja en marzo de 2017 ha reconocido en el juicio que golpeó a la madre de su hijo con un martillo y delante del pequeño, admitiendo que su intención era destrozarle la cara pero no matarla.

"No sé cuantos golpes le dí. La dejé tirada en el sueño ensangrentada", ha aseverado Wilson G, quien se enfrenta a una petición fiscal de 14 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa.

La acusación que ejerce la Comunidad de Madrid reclama la misma pena de prisión, según fuentes jurídicas.

La pareja llevaba tres años de relación, de la que tuvieron un hijo dos meses antes de los hechos juzgados. Las discusiones eran cada vez habituales. Días antes al intento de asesinato, la víctima le comunicó por whatsapp su intención de dejar la relación, algo que él no aceptaba.

La mañana del 14 de marzo de 2017, el acusado decidió acudir al domicilio en el que convivían con su cuñado para tratar de salvar la relación. Pero al llegar, según su relató, la mujer le dijo que recogiera sus cosas.

"No soy de hablar y entré en el baño y cogí un martillo. Le dije que íbamos a solucionar así las cosas y de broma, di un martillazo en el suelo y se rompió el martillo", ha relatado. Tras ello, ha reconocido de forma rotunda que golpeó a la víctima.

"La ira me hizo pegarla. No sé cuantas veces lo hice. Quería darle en la cara pero la dí en la cabeza. La dejé tirada en el suelo sangrando. Vi que se movía y me fui", ha admitido.

Se dirigió al metro y se bebió una botella con la intención de suicidarse tirándose a las vías del tren. A preguntas de su defensa, el agresor ha relatado que su intención era "destrozarle la cara" sin querer matarla. "Yo quería darla en la cara pero al final los golpes fueron a parar a la cabeza", ha comentado de forma tranquila.

La víctima ha relatado que ese día le abrió la puerta de casa y nada más abrir, el agresor le propinó un fuerte bofetada que la tiró al sofá. Observó que llevaba una bolsa y temió acerca de que pudiera llevar una pistola. "Pensé: Dios líbrame de ésta. Luego ya no recuerdo más".

A raíz de lo sucedido, la mujer sufrió secuelas físicas, psicológicas y psiquiátricas. "Aún me duele la cara. Me han hecho cirugía en los ojos y he perdido la vista", ha explicado.