El auto de cese de la búsqueda del Ángeles Alvariño en aguas de Canarias es contundente. Describe paso a paso los hallazgos encontrados por el buque oceanográfico y el desarrollo de sus operaciones para intentar dar con nuevas pistas en el caso de la desaparición de Anna, Olivia y su padre Tomás Gimeno.
Un escrito con el que se justifica una dura decisión, la de frenar la búsqueda de los cuerpos en aguas canarias porque se hace "inabordable" y que evidencia la dificultad futura de dar con el cuerpo de Tomás Gimeno, presunto asesino de las pequeñas Anna y Olivia.
Experto conocedor del fondo marino de la isla, los investigadores creían que Tomás Gimeno habría aprovechado sus años de experiencia buceando para elegir la zona en la que lanzarse al mar y dificultar que se encontrara su cuerpo y el de las pequeñas. Y según el auto, la orografía marina ha sido clave para tener que desistir en la búsqueda.
La última señal del móvil de Gimeno y el último hallazgo de dos pequeñas botellas de oxígeno que Gimeno habría utilizado para sumergirse hasta un punto de no retorno, reforzaban la creencia de que el buque estaba buscando en la zona correcta.
Así, el informe del responsable de operaciones del barco oceanográfico señala que en torno a la zona de aparición de las botellas de mano se establecieron líneas de búsqueda separadas 5 metros para poder tener la certeza de que en la zona no quedó ningún objeto, por pequeño que fuera.
Se buscó también por si aparecía el cinturón de plomos, con el que supuestamente Tomás Gimeno pudo hundirse, pero no pudo hallarse.
Y así, el auto judicial señala que dadas las corrientes en el fondo, "no se puede asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazara rodando" pudiendo llegar a un lugar no determinado y por tanto "fuera de la capacidad de búsqueda de la que dispone el buque".
Y añade lo que refleja el informe técnico, que "no teniendo ya nuevas pistas se ha procedido a continuar buscando sobre la línea de deriva. Se han realizado 35 líneas perpendiculares a la misma con una separación de 20 metros. Esto se correspondería con un deriva de 35 minutos pudiéndose asegurar al 100 % que el cuerpo no se encuentra en esta zona. Ya se han cubierto 700 metros de la deriva".
A partir de este punto el fondo cambia considerablemente pasando de ser una zona idónea para la búsqueda a todo lo contrario. Se convierte en una zona muy escarpada con gran cantidad de barrancos y grietas" y es "crítica para poder operar el vehículo submarino por el altísimo riesgo de pérdida del mismo".
Y un mensaje demoledor: "la cantidad de grietas y barrancos y la profundidad de los mismos, en ocasiones de centenares de metros, no nos permiten asegurar en absoluto que en las zonas ya miradas no esté el cuerpo de Tomás o algún otro objeto procedente de la embarcación. Básicamente se complica mucho la misma al pasarse de trabajar en dos dimensiones y sobre una superficie definida, a trabajar en tres y en condiciones muy difíciles".
En el informe se concluyó que la exploración de los 14 kilómetros de deriva, en que consistiría el trabajo que ahora debería abordar el Ángeles Alvariño, es completamente inabordable.
Por todo ello, la magistrada entiende que las labores de búsqueda han dado todos los frutos que la tecnología del buque Ángeles Alvariño ha permitido, pero que en este momento, la orografía del fondo marino donde debieran continuar con la mismas es inabordable e inaccesible , por lo que éstas deben darse por concluidas.