Tras la avería que tuvo lugar el pasado sábado, el buque Ángeles Alvariño, encargado de efectuar la búsqueda de los cuerpos de Anna y Olivia, así como de su padre, Tomás Gimeno, ha recuperado su actividad este lunes.

De acuerdo con el responsable de Investigación de laSexta, Manuel Marlasca, la vuelta al trabajo se ha producido a las 14:04, con dos horas de retraso según lo previsto, pero poniendo fin a 50 horas amarrado. Ello, después de recibir por vía aérea las piezas de repuesto necesarias para el buque, al que también ha llegado un frigorífico con avituallamiento.

Este mismo lunes se ha incorporado, para quedarse en el barco, un agente de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de Tenerife. Es imprescindible su presencia porque es quien procederá al levantamiento del cadáver en caso de que se encuentre y garantizará la cadena de custodia.

El pasado sábado, el barco regresó al puerto tras 13 días consecutivos de rastreo. En este sentido, el parón en la búsqueda se materializó por unas "dificultades técnicas", concretamente por problemas técnicos en sus motores y en el material que tiene para rastrear el fondo marino. No obstante, las autoridades ya advertían de que la intención era retomar la actividad este lunes.

A partir de ahí, el buque se mueve en torno a una milla hacia el norte y una hacia el sur para ver si el rastreo da fruto, recuerda Marlasca. Así, el Ángeles Alvariño trabajará a tres millas de la costa, en unas coordenadas que facilitó la Guardia Civil y que son del punto donde se perdió el rastro del teléfono de Tomás Gimeno la madrugada de 28 de abril. Según ha precisado el delegado del Gobierno de Canarias, Anselmo Pestana, el buque seguirá con la búsqueda hasta el jueves.

La Guardia Civil, "pesimista" sobre las posibilidades de encontrar el cuerpo de Anna

Marlasca también informó este domingo de que los agentes de la Guardia Civil "se muestran muy pesimistas de poder encontrar el cuerpo de Anna". Ante esto, las autoridades tienen la hipótesis de que Tomás Gimeno, que desapareció el pasado 27 de abril con sus hijas, "se suicidó en un punto muy cercano al que arrojó a las niñas".

La cuestión es que, una vez el barco vuelva al trabajo, la búsqueda se retomará en ese mismo punto, donde el pasado jueves se halló el cuerpo sin vida de Olivia, la mayor de las hijas, a más de 1.000 metros de altura. Para ello, el buque está equipado con herramientas de alta tecnología, como el robot submarino Liropus 2000, un artilugio que está dotado con cinco cámaras de control desde el barco y con dos brazos articulados capaces de subir hasta la superficie cualquier objeto que puedan detectar.

Por su parte, tras el hallazgo del pasado jueves, la prueba de las huella dactilares realizada en el Instituto Anatómico Forense confirmó el que el cuerpo encontrado era el de Olivia, ya que coincidían con la base de datos del Documento Nacional de Identidad. Así, su identificación se hizo oficial, aunque el informe de la autopsia sigue siendo preliminar, a la espera del trabajo de patólogos y otros especialistas que puedan determinar la causa de la muerte.