1. La brecha salarial supera el 20% en algunos sectores

El dato de la brecha salarial es siempre controvertido debido a su complejidad. Según el dato base que se tenga en cuenta puede variar hasta en diez puntos, pero existir, existe, y en el siguiente gráfico mostramos las grandes diferencias según la actividad laboral. El dato que mostramos aquí es el que da Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, que calcula la diferencia de la media de las ganancias por hora de los empleados hombres con respecto a los de la mujeres. El último del que se dispone es un 15,1% de 2017, aunque es provisional. Esta brecha se ha reducido en los últimos años, no tanto como asegura el PP, que afirmaba en un vídeo que habían logrado reducirla un 5%, cuando fue de un 2,5.

La brecha salarial de género es negada a menudo por el motivo de que no es legal que una mujer y un hombre cobren sueldos diferentes estando en el mismo puesto. Eso es verdad, y de ahí deriva la dificultad de hallar la verdadera cifra. En las empresas existen complementos salariales discrecionales, es decir, que pueden premiar con subidas de sueldo a sus empleados por la razón que consideren. La falta de transparencia de estas subidas también dificulta el cálculo.

Por ejemplo, son las mujeres las que solicitan más reducciones de jornada para el cuidado de la familia, lo que supone una barrera añadida para la promoción profesional. Según concluía un estudio sobre la brecha salarial de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), a mayor antigüedad en la empresa, más aumenta la brecha. Este fenómeno se debía, entre otras razones, a que las mujeres tienen más dificultades para cambiar de empleo, mientras que ellos aprovechan más esas oportunidades para pedir subidas.

2. Las mujeres son las que renuncian a su empleo para los cuidados familiares

Quienes se ocupan de los cuidados familiares, sean niños, dependientes o mayores, siguen siendo las mujeres. Así, de todas las reducciones de jornada solicitadas para cuidar familiares, el 97% corresponde a mujeres. Lo mismo pasa con las excedencias para el cuidado de hijos: de nuevo recae en las mujeres en más de un 90%. Según datos del Instituto de la Mujer, las mujeres son mayoría en todas las razones por las que no se trabaja a tiempo completo. Por cierto, que la huelga feminista de este año también quiere ser una huelga de cuidados, por lo que se pide a los hombres que asuman esas tareas durante esta jornada.

3. Para seguir luchando contra la violencia machista

Las cifras hablan por sí mismas. Desde que se comenzaron a tomar registros en 2003, 984 mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas hombre. Son las mujeres también las que sufren el 92% de las agresiones sexuales y entre los jóvenes se perpetúan los comportamientos machistas, que se trasladan también a las redes sociales, como mostró una reciente investigación española con adolescentes.

4. Techo de cristal: los puestos de poder siguen en manos de hombres

España se encuentra por debajo de la media europea en presencia de mujeres en cargos directivos. En Europa, solo un 36% de los puestos directivos los ocupan mujeres, un punto y medio por encima del 34,5% español. También hay trabajo que hacer para conseguir la igualdad en los consejos de administración de las empresas. En España, las mujeres ocupan tan solo un 23% de esos puestos. La cifra es cuatro veces mayor que hace diez años, pero queda camino que recorrer. Más todavía en las empresas del IBEX, donde la presencia de las mujeres es aún menor, como muestra el gráfico siguiente.

5. Las mujeres sufren más precariedad

Todos los indicadores que contribuyen a la precariedad laboral afectan más a las mujeres: más paro femenino, más temporalidad laboral y peores salarios. Tratamos de explicar el siguiente gráfico: los salarios se dividen en diez partes (deciles) según la cantidad cobrada al mes. Como puedes ver, hay más mujeres que se encuentran en las escalas más bajas, al contrario que en los salarios más altos, protagonizados por hombres. Estos datos están relacionados de nuevo con los del punto 2: si trabajan menos horas, ingresan menos. Otra forma de medir la precariedad, que tiene de nuevo rostro de mujer.